Sr. Director: La colitis linfocítica es un síndrome clínico-anatomopatológico de diarrea crónica líquida, inflamación difusa de la mucosa colónica, a pesar de la normalidad macroscópica de la mucosa en la colonoscopia1. La etiología es desconocida y se ha asociado con enfermedades autoinmunes, celiaquía y toma crónica de medicamentos, especialmente con los antiinflamatorios no esteroides1,2. Otros fármacos también se han visto implicados como ticlopidina3,4, flutamida3, ranitidina5 y flebotónicos6. El objetivo de esta carta es describir el caso de una paciente con diarrea crónica por colitis linfocítica durante el tratamiento con un preparado flebotónico, que desapareció tras la supresión del fármaco.
Mujer de 70 años que consultó por diarrea de más de un mes de evolución. Entre sus antecedentes destacaba colecistectomía, apendicectomía, síndrome maníaco-depresivo, osteoporosis y trombosis venosa en pierna izquierda hace 10 años tratada con anticoagulantes con insuficiencia venosa secundaria. La paciente seguía tratamiento con valproato, cloracepato dipotásico, amitriptilina clorhidrato, haloperidol y en los últimos meses comenzó tratamiento con el preparado flebotónico Fabroven®, compuesto por ruscus aculeatus, hesperidina metilchalcona y ácido ascórbico, como principios activos.
La paciente consultó por un cuadro de 2 meses de evolución de diarrea profusa en número de 15-20 deposiciones por día de coloración amarillenta con mucosidad pero sin sangre que se acompañaban de dolor cólico umbilical y sin respetar el sueño. A la exploración únicamente destacaba una palidez discreta de piel y mucosas con abundantes ruidos abdominales. En las exploraciones complementarias presentaba gammaglutamiltransferasa de 166 U/dl, fosfatasa alcalina de 187 U/dl siendo el proteinograma, hemograma, hormonas tiroideas, catecolaminas, test D-xilosa y grasas en heces normales. El examen parasitológico y el cultivo de heces fueron, igualmente, normales. Se le realizó una colonoscopia que macroscópicamente fue anodina. En la biopsia rectal se observó un aumento de linfocitos intraepiteliales con criptas mínimamente inflamadas y un infiltrado en la lámina propia formado por linfocitos, macrófagos, células plasmáticas y algún eosinófilo y neutrófilo con distribución uniforme a lo largo de la mucosa, lo que concluyó con el diagnóstico de colitis linfocítica.
Se instauró tratamiento con mesalazina y se suspendieron sus medicaciones quedando la paciente totalmente asintomática. Desde su alta hospitalaria la paciente consultó en otra ocasión por diarrea de semanas de evolución coincidiendo con la introducción de Fabroven® y que mejoraron con la suspensión del tratamiento flebotónico.
La colitis linfocítica es una entidad poco frecuente; la incidencia media anual observada en la población de Terrasa es de 3,7 por 100.000 habitantes7, aunque probablemente exista un mayor número de casos no diagnosticados. Es una enfermedad más frecuente en mujeres, especialmente en mayores de 50 años7. El hallazgo anatomopatológico en la infiltración linfocítica de la mucosa colónica, en el caso de observar una banda gruesa de colágeno subepitelial, permitiría diagnosticar la enfermedad como colitis linfocítica y no linfocítica1. Existe controversia sobre si se trata la colitis linfocítica y la colágena de dos entidades distintas o de diferentes manifestaciones de la misma enfermedad8.
La etiopatogenia de la colitis linfocítica no es del todo conocida y se han postulado dos hipótesis1,4: a) la activación crónica inmune de los linfocitos T que reacciona con antígenos expresados en las células epiteliales, y b) reacción autoinmune contra los enterocitos. En el tratamiento de la colitis linfocítica se han empleado sulfasalazina, mesalazina y esteroides orales o en enemas con buena respuesta1, si bien en la colitis linfocítica secundaria a fármacos, la remisión espontánea se consigue tras la supresión del medicamento.
En la bibliografía consultada (base de datos MEDLINE e IME, desde 1990) hemos encontrado 4 casos de colitis linfocítica causada por flebotónicos. Beaugerie et al6 han descrito 3 casos por el medicamento flebotónico Cyclo 3 Fort® y López Vivancos et al9 describen otro caso por Fabroven®, siendo la composición de ambos fármacos muy similar ya que contienen extractos vegetales, ruscus aculaetus y hesperidina metilchalcona más ácido ascórbico. No se conoce cuál de los componentes sería el responsable de la inducción del mecanismo inmunológico que desencadena en la colitis linfocítica. La colitis linfocítica de esta enferma ha sido inducida por el preparado flebotónico Fabroven® por los siguientes motivos: a) la desaparición rápida del cuadro diarreico tras la supresión de la medicación; b) la reaparición de las deposiciones diarreicas tras la nueva introducción del preparado, y c) la inexistencia de otra causa que justifique la diarrea crónica.
Consideramos, pues, que el preparado flebotónico Fabroven® debe ser incluido entre los fármacos asociados con la diarrea crónica por colitis linfocítica como ocurre con los antiinflamatorios no esteroides.