Los abscesos hepáticos debidos a perforación gastrointestinal por cuerpo extraño son poco frecuentes1, y suponen entre el 0 y el 5% de éstos.
El primer caso se describió en 18982, desde entonces se han publicado 47 casos más, y la espina de pescado es el agente causal aislado con más frecuencia1.
En nuestro hospital, en los últimos 5 años, se han atendido 2 casos de abscesos hepáticos secundarios a cuerpo extraño que, por su baja frecuencia de presentación, motivan esta carta.
El primer caso correspondía a una mujer de 57 años, con cuadro de una semana de evolución de dolor abdominal, fiebre y vómitos. En la exploración física destacaba una hepatomegalia de 2cm. Los análisis reflejaban una anemia leve con hipertransaminasemia y cifras elevadas de gammaglutamil transpeptidasa (GGT) y fosfatasa alcalina. Se realizó una tomografía computarizada (TC) abdominal que reveló la presencia de una lesión hepática multitabicada de 5×4cm compatible con absceso, con una imagen lineal de 4cm de longitud en su interior. Durante la intervención quirúrgica se confirmó la presencia de una pata de gamba. Después de extraer el cuerpo extraño y de realizar desbridamiento y drenaje del absceso, la paciente evolucionó favorablemente, con resolución del cuadro.
El segundo caso se trataba de una mujer de 66 años, con clínica de fiebre alta de 2 semanas de evolución y malestar general acompañante. Los datos analíticos revelaron la existencia de una hipertransaminasemia leve, con GGT y fosfatasa alcalina elevadas. En los hemocultivos se aisló Streptococcus anginosus. La TC abdominal mostró una masa heterogénea en lóbulo hepático izquierdo, de 7,5×7cm de diámetro, con una imagen lineal hiperdensa de 3,5cm que se introducía en el antro gástrico (fig. 1). En el acto operatorio se observó un hueso de pollo con absceso hepático en su proximidad. Se realizó drenaje de éste y se extrajo el cuerpo extraño, con buena evolución posterior.
En los abscesos hepáticos secundarios a perforación gastrointestinal por cuerpo extraño, la espina de pescado es el agente identificado con más frecuencia, como ocurre en uno de nuestros casos, seguida del palillo de dientes y, en tercer lugar, del hueso de pollo. Son menos frecuentes otras etiologías, como las agujas, piercings, etc.1. La sintomatología inespecífica y variable de esta entidad, así como el hecho de que los pacientes no suelen recordar el momento de la ingestión, hacen que el diagnóstico de perforación hepática por cuerpo extraño sea aún más complicado. Aunque la ecografía puede aportar datos de interés3, la TC abdominal con contraste intravenoso es la que nos aporta más información y, frecuentemente, el diagnóstico4.
En nuestros pacientes, los abscesos se originaron, en un caso, por la migración a través de la pared gástrica de una pinza de crustáceo y, en el otro, por una esquirla de hueso de pollo que atravesó la primera porción del duodeno. Los lugares de perforación gastrointestinal descritos con más frecuencia son, al igual que en estos casos, el estómago y el duodeno5,6. Entre los gérmenes identificados en este tipo de abscesos, el género Streptococcus es el que se aísla con más frecuencia7, como ocurrió en uno de nuestros pacientes. Sin embargo, en cerca de la mitad de los casos no se llega a identificar el germen causal. El tratamiento convencional consiste en la cirugía, con drenaje del absceso y retirada del cuerpo extraño, aunque se han descrito casos de extracción por vía endoscópica8 o percutánea9. También se ha comunicado algún caso con buena evolución sólo con tratamiento antibiótico, sin retirada del cuerpo extraño10, aunque en nuestra opinión esta opción sólo debería considerarse en los casos en los que se contraindique la intervención quirúrgica.