Hemos leído con interés la discusión sobre la terminología de la infección espontánea del líquido pleural1 de los pacientes cirróticos y nos gustaría hacer unas aclaraciones.
En el año 1990 nuestro grupo publicó la primera serie de la literatura mundial de infección del líquido pleural de los pacientes cirróticos2, ya que hasta entonces solo se habían publicado casos aislados. Al definir el término utilizado para esta complicación nos planteamos dos posibilidades: empiema bacteriano espontáneo, utilizado por Flaum en 19763, o pleuritis bacteriana espontánea, empleada por Streifler en 19844. Nuestra elección fue empiema bacteriano espontáneo por varios motivos. En primer lugar, porque era el término utilizado en el libro de texto de hepatología con más prestigio en aquel momento5. En segundo lugar, porque en Harrison's Principes of Internal Medicine se definía empiema como presencia de pus en la cavidad pleural o de líquido pleural infectado. Por tanto, el término empiema bacteriano espontáneo es adecuado ya que significa infección bacteriana del líquido pleural. El tercer motivo fue por analogía a peritonitis bacteriana espontánea, considerando que, en este contexto, ni peritonitis comporta cirugía ni empiema colocación de tubo torácico.
Desde entonces se ha utilizado el término empiema bacteriano espontáneo en varias publicaciones y capítulos de libro, tanto por nosotros como por otros autores6–9; si bien algunos expertos aún prefieren pleuritis bacteriana espontánea10. Dado que empiema ya lleva implícito afectación de la pleura, no es necesario utilizar el término pleural y, por tanto, es preferible utilizar empiema bacteriano espontáneo y no empiema pleural espontáneo.