La elevada incidencia y mortalidad por cáncer colorrectal (CCR) en los países occidentales justifica el empleo de importantes recursos para su detección precoz, fundamentalmente la puesta en marcha de programas de cribado dirigidos a los distintos grupos de población1,2. El cribado de CCR en población de riesgo medio, individuos mayores de 50 años de edad sin otros factores de riesgo adicional para el desarrollo de este tumor, fue recomendado por la US Preventive Services Task Force en el año 2002, y fue recogido posteriormente en la guía de práctica clínica de la Asociación Española de Gastroenterología, Sociedad Española de Medicina Familiar y Comunitaria, y Centro Cochrane Iberoamericano3. Sin embargo, estas recomendaciones no establecen qué estrategia es la más efectiva en función de la evidencia científica disponible.
DiscusiónLa elección del método de cribado más adecuado en la población de riesgo medio depende, entre otros factores, de la aceptabilidad de las distintas estrategias y de la disponibilidad de recursos. En este sentido, es posible que la técnica más efectiva, reconocida como tal a partir de datos indirectos a falta de estudios que comparen las diferentes aproximaciones entre sí, no sea la más coste-efectiva para un cribado poblacional4.
Diversos metaanálisis de ensayos clínicos aleatorizados5 demuestran que la detección de sangre oculta en heces (SOH) mediante el método del guayaco (gSOH), con una sensibilidad del 30–64% y una especificidad del 96–98%, permite obtener una reducción de la mortalidad por CCR del 16–33%6 y de su incidencia del 20%, con cribado anual, y del 17% cuando es bienal7. La rehidratación aumenta la sensibilidad, igual que la reducción del intervalo entre determinaciones, pero disminuye la especificidad. Por otro lado, los métodos de detección de SOH inmunológicos, más eficaces, presentan una mayor sensibilidad (63–86%) para la detección de CCR y adenomas que los basados en gSOH, con una especificidad similar (95–99%), no precisan restricción dietética y mejoran el cumplimiento terapéutico8.
Los estudios de casos y controles demuestran que la sigmoidoscopia reduce la incidencia y mortalidad por CCR localizado en el trayecto explorado4. La sensibilidad de la combinación de SOH y sigmoidoscopia no es superior a la de la sigmoidoscopia sola9.
La colonoscopia posee una sensibilidad superior al 90% en la detección de CCR10. No se dispone de ensayos clínicos aleatorizados que evalúen su eficacia sobre la incidencia o la mortalidad, pero se estima una reducción de la incidencia del 58% y de la mortalidad del 61%11. Un estudio de casos y controles muestra una reducción de la mortalidad del 57%12. Se recomienda un intervalo de 10 años entre la realización de colonoscopias con resultados negativos4.
La colonoscopia virtual, con una sensibilidad del 96% para el CCR13, es igual de eficaz que la colonoscopia convencional en individuos de riesgo medio14, aunque no se han realizado estudios que hayan evaluado su impacto sobre la incidencia y la mortalidad por CCR. Tampoco hay consenso sobre cuál es el intervalo más adecuado entre exploraciones negativas4.
Los datos referentes al análisis de ADN fecal son muy preliminares, aunque se le atribuye una sensibilidad y una especificidad para la detección de CCR del 52–91 y el 82–97%, respectivamente. El elevado coste limita actualmente su aplicabilidad15. No se dispone de evidencias sobre el intervalo apropiado entre dos determinaciones4.
RespuestaHay diversas estrategias efectivas para el cribado del CCR en la población de riesgo medio, aunque se desconoce cuál de ellas es la más eficaz. En nuestro medio, la estrategia más coste-efectiva para su cribado poblacional es, probablemente, la detección de SOH mediante un método inmunológico cuantitativo (grado de recomendación D; nivel de evidencia 5).