Las fístulas bilioentéricas son una rara conexión entre el árbol biliar y el tubo digestivo con elevada morbimortalidad1, cuya causa más usual (> 60%) son los cálculos biliares. La conexión más frecuente es con el duodeno, representando las fístulas colecistocólicas sólo el 1,2-5% de todas las fístulas bilioentéricas2.
Presentamos el caso de un varón de 63 años, sin antecedentes de interés, remitido a nuestra consulta para estudio de cuadro diarreico de varios meses acompañado de pérdida de peso e hipertransaminasemia. En la exploración física el paciente se encuentra con regular estado general, normohidratado y perfundido. TA 120/70. FC: 87 lpm. Afebril. Auscultación cardiorrespiratoria normal. Abdomen: sin hallazgos significativos en la exploración. En las pruebas complementarias realizadas destaca en la analítica general GOT 66 U/l, GPT 166 U/l, GGT 231 U/l, FA 193 U/l, bilirrubina total 1,34mg/dl. Se realiza coprocultivo, toxina de Clostridium difficile y estudio de parásitos en heces normales. En gastroscopia destaca una úlcera gástrica Forrest III en cuerpo distal que se biopsia y en duodeno discreto aplanamiento vellositario, tomándose biopsias informadas como inflamación inespecífica. La colonoscopia completa fue normal. En la ecografía abdominal se evidencia colelitiasis, aerobilia en radicales biliares izquierdos y derechos y en colédoco proximal pequeñas imágenes compatibles con litiasis. Se realiza colangiopancreatografía retrógrada endoscópica (CPRE) (fig. 1) poniéndose de manifiesto relleno de colon a través de fístula desde vesícula y extrayéndose las litiasis en colédoco proximal. Dados los hallazgos de la CPRE se deriva al paciente al servicio de cirugía general para realización de colecistectomía y fistuloplastia. Tras la intervención el paciente evoluciona de forma satisfactoria desapareciendo tanto la sintomatología como las alteraciones analíticas.
La aparición de fístulas biliares es muy rara, siendo más frecuentes en mujeres mayores de 70 años, en nuestro caso aparece en un varón de menor edad. Clínicamente se pueden manifestar como dolor abdominal difuso, náuseas, vómitos, fiebre, pérdida de peso, intolerancia a las grasas, diarrea, y en ocasiones cursan de manera asintomática2, por lo que habitualmente se diagnostican en el acto operatorio. Como pruebas de imagen que nos ayuden a su diagnóstico tendríamos la tomografía axial computarizada y estudio radiográfico de colon por enema3 como las más frecuentemente realizadas. Otras pruebas serían CPRE4, el diagnóstico mediante colonoscopia es menos usual. En nuestro paciente el diagnóstico fue un hallazgo casual en la CPRE que fue indicada para extracción de coledocolitiasis. El tratamiento de elección es quirúrgico, mediante la realización de colecistectomía abierta y fistuloplastia, aunque hay casos descritos en los que se ha llevado cabo con éxito la reparación laparoscópica5.