Las metástasis que por vía hematógena asientan en el estómago son infrecuentes, y entre estas destacan las secundarias a melanomas y tumores de mama. Clínicamente suelen ser asintomáticas y se encuentran en tumores avanzados1,2.
Presentamos el caso de un varón de 79 años con antecedentes de enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), ex fumador de 50 cigarrillos/día y ex bebedor de 40 g de alcohol/día, en tratamiento con hierro oral, inhaladores β2 y anticolinérgicos. Ingresa por melenas de una semana de evolución, lumbalgia, hiporexia y pérdida ponderal. Niega consumo de antiinflamatorios no esteroideos (AINE). A la exploración física destaca palidez cutaneomucosa e hipoventilación en hemitórax izquierdo. En analítica de sangre: hemoglobina 4,5g/dl, VMC, HCM y ferritina normales. Urea 100mg/dl y creatinina 1,9mg/dl, y en radiografía de tórax se observa una masa pulmonar en lóbulo superior izquierdo (LSI), periférica y de gran tamaño. Se realiza una gastroscopia, encontrándose múltiples implantes vasculares adheridos a planos profundos, con estigmas de sangrado reciente (fig. 1) en cardias, antro, fundus y duodeno, que se biopsiaron. Se solicitaron marcadores tumorales, estando elevado el SCC (4,2 ng/ml) y un estudio de extensión mediante TC toracoabdominal que confirmó la existencia de una masa pulmonar en LSI de 7cm, sin invasión costal, con adenopatías hiliares izquierdas y metástasis pulmonares contralaterales, hepáticas, pancreática y suprarrenal izquierda. El diagnóstico histológico fue adenocarcinoma de células grandes pobremente diferenciado, con inmunohistoquímica positiva para TTF-1. El paciente desestimó el tratamiento sistémico paliativo y falleció a los 20 días del diagnóstico.
En este caso, el paciente no había desarrollado ningún síntoma que inicialmente orientase hacia un tumor pulmonar y el primer síntoma del mismo correspondió con una hemorragia digestiva secundaria a las metástasis gastroduodenales del mismo. La gastroscopia sirvió para filiar el origen de dicho sangrado y orientó junto con los hallazgos radiológicos hacia la posibilidad de que se tratase de metástasis de un tumor pulmonar como quedó definitivamente establecido con el estudio histológico e inmunohistoquímico de las biopsias gástricas. Solo el 0,4-1,1% de los cánceres pulmonares (en necropsias el 4,7-14%) ocasionan metástasis en el tracto gastrointestinal, siendo el lugar de aparición más frecuente el intestino delgado, si bien se han descrito en estómago, colon y ano2–4. Las metástasis gastrointestinales sintomáticas son muy infrecuentes y aún más que constituyan la forma de presentación del tumor que las origina, como sucedió en nuestro caso.