La invaginación intestinal en el adulto es una enfermedad poco frecuente, y en más del 90% existe una lesión orgánica subyacente1. Presentamos el caso de un paciente con infección por virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) que presenta cuadro de sintomatología abdominal, confirmándose en los estudios de imagen una invaginación ileocólica. El estudio anatomopatológico fue diagnóstico de linfoma de Burkitt. El linfoma de Burkitt es un tipo de linfoma no hodgkiniano (LNH) que con cierta frecuencia constituye la primera enfermedad definitoria de sida. La variante asociada a inmunodepresión cursa con afectación de ganglios linfáticos, siendo la invaginación intestinal una forma de presentación característica de la variante esporádica2.
Varón de 30 años, con antecedentes de hepatitis aguda A, sífilis correctamente tratada e infección VIH, categoría A2. La cifra de CD4 es de 552 pero se inició tratamiento con tenofovir, emtricitabina y efavirenz por elevada carga viral un año después del diagnóstico. Aproximadamente un mes después del inicio del tratamiento antirretroviral, el paciente acude a consultas por un cuadro de una semana de evolución de dolor abdominal en región periumbilical con exacerbaciones cólicas, acompañado de deposiciones líquidas de escasa cuantía sin sangre ni productos patológicos, y disminución de la ingesta por empeoramiento de la sintomatología con la misma, con pérdida de 5kg de peso. No presenta fiebre, náuseas ni vómitos. Había recibido tratamiento por su médico de atención primaria con omeprazol, analgésicos y pauta de ciprofloxacino con mínima mejoría clínica. La exploración física no reveló hallazgos de interés, con buen estado general y un abdomen blando, no doloroso, sin datos de peritonismo, sin masas ni visceromegalias y con peristaltismo intestinal conservado. Los hallazgos del hemograma, función renal y hepática, amilasa, CPK y LDH resultaron dentro de la normalidad. La ecografía abdominal mostró hallazgos compatibles con invaginación ileocólica (fig. 1). La TC abdominal realizada posteriormente (fig. 2) confirmó el diagnóstico sin evidenciar la causa de la invaginación pero con signos de suboclusión intestinal. Se realizó tratamiento quirúrgico con resección de íleon terminal y colon derecho; el estudio anatomopatológico de la pieza quirúrgica fue compatible con linfoma de Burkitt de íleon. Se realizó estudio de extensión y biopsia de médula ósea, que no mostraron afectación por linfoma. Recibió tratamiento quimioterápico según esquema rituximab/CODOX-M (3 ciclos por tratarse de un estadio precoz) permaneciendo en remisión completa a los 6 meses de seguimiento.
La invaginación intestinal en el adulto es una entidad poco frecuente, y en más del 90% existe una lesión orgánica subyacente1, siendo entre el 40-65% tumores de origen maligno1,3,4. Un 15-35% de las invaginaciones son enterocólicas4. El diagnóstico puede retrasarse por su sintomatología inespecífica, intermitente y de evolución subaguda, siendo el dolor abdominal el síntoma más frecuente4, aunque en ocasiones se presenta como un cuadro obstructivo parcial1. La ecografía es útil para el diagnóstico, especialmente si existe una masa abdominal palpable, pero la TC abdominal es el método diagnóstico más sensible para confirmar la invaginación con una rentabilidad que varía entre el 58 y el 100%1, siendo superior para determinar la causa de la obstrucción, signos de viabilidad intestinal y la estadificación de malignidad. La colonoscopia se considera necesaria en caso de componente cólico en la invaginación pudiendo demostrar la lesión subyacente1. En el adulto se requiere normalmente cirugía y resección para su tratamiento; aunque existe un punto de controversia, el hecho de realizar o no desinvaginación previa a la resección1.
Los LNH representan la segunda neoplasia en frecuencia en los pacientes con infección por el VIH, siendo las variedades más frecuentes el linfoma difuso de célula grande (40-60%) y el tipo Burkitt (20-35%)5,6. Los LNH en la población con VIH se presentan en estadios avanzados en el 70-95% de los casos, con frecuente afectación extraganglionar5. Al igual que en la población general, el tubo digestivo es una de las localizaciones más frecuentes siendo el dolor abdominal el síntoma más común7,8. La localización más frecuente del LNH primario digestivo es la gástrica, y en segundo lugar la intestinal. Sin embargo, su presentación como invaginación intestinal se asocia a estadios precoces9.
El linfoma de Burkitt es un LNH de células B maduras de alto grado de malignidad que se asocia a una translocación en el brazo largo del cromosoma 8, y a menudo se presenta con afectación extranodal. Se han descrito 3 variantes, histológicamente idénticas: endémica africana, esporádica (en tejidos linfoides intestinales o afectando a íleon terminal) y asociado a inmunodepresión (afectación de ganglios linfáticos)2. El linfoma de Burkitt típicamente aparece en menores de 35 años, y es más frecuente en varones; afecta con más frecuencia al íleon y cursa con obstrucción intestinal debido a su crecimiento tumoral rápido e invasivo, siendo la invaginación intestinal una forma de presentación en la variante esporádica2. La replicación del VIH y la falta de control virológico se asocian con la aparición de LNH en pacientes infectados por el VIH no inmunodeprimidos o moderadamente inmunodeprimidos10. El linfoma de Burkitt típicamente afecta a aquellos con una cifra de CD4 relativamente alta y sin infecciones oportunistas, y con cierta frecuencia constituye la primera enfermedad definitoria de sida.