Presentamos el caso de un paciente varón de 84 años, con antecedentes de insuficiencia renal crónica avanzada en sesiones de hemodiálisis. Nos consultan desde el servicio de nefrología por distensión del perímetro abdominal y estreñimiento en las últimas 48h. Solicitamos radiografía de abdomen (fig. 1) visualizando dilatación gástrica, resolviéndose posteriormente con la colocación de una sonda nasogástrica. En esta radiografía, nos llama la atención una imagen parecida a restos de contraste baritado en colon, cerciorándonos de que el paciente no había sido sometido a ninguna prueba de imagen ni se le había dado contraste oral. Revisando en su historial comprobamos que tomaba carbonato de lantano.
El carbonato de lantano es un captor intestinal de fósforo que mejora el control del fósforo plasmático en los pacientes con enfermedad renal crónica, sin efectos secundarios relevantes. La tasa de absorción intestinal es mínima, eliminándose principalmente a través de la bilis (<2% por vía renal)1–3. En caso de enfermedad hepática no es aconsejable su empleo, mientras no existan estudios que demuestren lo contrario, puesto que tampoco existen datos sobre la farmacocinética en hepatopatías4. Tampoco existen datos en pacientes con colitis ulcerosa o enfermedad de Crohn, aunque parece razonable tener precaución en su uso.
Los comprimidos de carbonato de lantano pueden visualizarse claramente en radiografías, su densidad es superior a la del hueso siendo bastante parecida a la del bario. Cuando se realiza una radiografía de abdomen se puede observar material de alta densidad en pacientes que están bajo tratamiento con carbonato de lantano5.
Es interesante tener en cuenta este hecho, sobre todo en pacientes nefrópatas a los que se vaya a practicar alguna exploración radiológica. Por otro lado el poder visualizar los compuestos en radiografía simple tiene cierta utilidad de cara a conocer el cumplimiento del paciente.