Presentamos el caso de una mujer joven la cual presentó una complicación excepcional secundaria a balón intragástrico, que obligó a la retirada del mismo. La cual ha sido descrita previamente en la bibliografía solo en una ocasión1.
La prevalencia de personas con sobrepeso está aumentando en todo el mundo. Al mismo tiempo el balón intragástrico se está estableciendo como un tratamiento efectivo, seguro y bien tolerado en pacientes con obesidad mórbida, especialmente en aquellos casos en los que se produce el fracaso de tratamientos dietéticos, farmacológicos y de modificación de la conducta o como paso previo a la cirugía bariátrica2,3. Esto, unido a que la pérdida ponderal se mantiene en casi la mitad de los pacientes al año de la retirada del balón2,3, hace que esté aumentando su uso.
Una mujer de 20 años con antecedentes de trastorno de la conducta alimentaria tipo bulimia nerviosa y portadora de balón intragástrico desde hacía 5 meses, acude a urgencias por epigastralgia intensa que irradia hacia hipocondrio izquierdo desde el día anterior, asociada a náuseas y vómitos. Niega transgresión dietética, ingesta enólica o de fármacos. A la exploración presenta un abdomen blando, depresible, sin signos de peritonismo. En el estudio analítico destaca: amilasa 875U/l (normal: 28-100), lipasa 187U/l (normal: 16-36), proteína C reactiva 28,78mg/dl (normal: 0-0,5), leucocitos 18.170/mm3 (normal: 4.800-10.800) con neutrofilia. El resto de la bioquímica (incluidos triglicéridos y calcio), hemograma y coagulación fueron normales.
La ecografía abdominal informa de vesícula alitiásica, cabeza y cuerpo de páncreas sin alteraciones, no pudiendo visualizar la cola por la presencia del balón intragástrico que mide unos 10cm. En la TC abdominopélvica con contraste se objetiva un área hipocaptante en cola de páncreas de unos 23×24mm, con rarefacción de la grasa adyacente, compatible con pancreatitis focal de la cola estadio C de Balthazar con necrosis pancreática menor del 30%, el balón intragástrico y mínima cantidad de líquido libre en Douglas (figs. 1 y 2). Una vez descartadas mediante las imágenes de la TC otras causas de pancreatitis aguda, tales como malformaciones congénitas, traumatismos, o enfermedad tumoral, se establece por exclusión el diagnóstico de pancreatitis aguda secundaria a compresión de cola de páncreas por balón intragástrico. La paciente evoluciona favorablemente con tratamiento sintomático, cediendo el dolor abdominal y normalizándose los parámetros analíticos. Al alta se recomienda la retirada del balón en el centro donde se produjo su colocación.
La pancreatitis aguda es un proceso inflamatorio frecuente, con una incidencia en EE.UU. en torno a 40 casos por cada 100.000 personas4. La mortalidad global en pacientes hospitalizados con pancreatitis aguda es aproximadamente del 10% (rango: 2-22%), llegando al 30% en el subconjunto con pancreatitis aguda necrosante5.
La litiasis biliar y el consumo excesivo de alcohol constituyen el 75-85% de las causas de pancreatitis aguda. Entre las causas metabólicas la hipertrigliceridemia es la más frecuente y representa el 1-4% de los casos5,6, seguida de la hipercalcemia (en el hiperparatiroidismo la pancreatitis aguda se presenta en menos del 1,5% de todos los casos)4. Otras causas son5,6: fármacos (antibióticos como tetraciclinas, furosemida, estrógenos, agentes inmunosupresores, agentes neuropsiquiátricos, etc.), tumores, páncreas anular/divisum, disfunción del esfínter de Oddi, traumatismos, procedimientos invasivos (CPRE, cirugía), infecciones y causas genéticas (PRSS1, SPINK1, CFTR).
Tras revisar la bibliografía, solo encontramos un caso similar al que aquí presentamos1. En ambos la etiología de la pancreatitis aguda se atribuye a la presencia de un balón intragástrico a pesar de su correcta localización. En nuestra paciente ocurrió a los 5 meses, próxima a la retirada programada del balón (prevista a los 6 meses).
El balón intragástrico es una alternativa temporal para bajar de peso en personas moderadamente obesas. Este no está disponible para su uso en los EE.UU. fuera de ensayos clínicos, ya que aún no ha sido aprobado por la FDA7. Consiste en un globo de silicona con capacidad para 400 a 650ml de suero fisiológico y azul de metileno, colocado endoscópicamente y que, por el espacio que ocupa en el estómago, promueve una sensación de saciedad precoz tras la ingesta y disminuye el apetito. La extracción del balón debe hacerse mediante endoscopia y con el material específico que suministra la empresa comercializadora, en un periodo no superior a los 6 meses por ser el periodo de garantía del fabricante y porque transcurrido este periodo la eficacia del balón disminuye considerablemente3,7.
Sus indicaciones son8,9: a) pacientes obesos con comorbilidades refractarios a tratamiento conservador, b) obesidades graves como paso previo a la cirugía bariátrica, y c) como forma de disminuir el riesgo quirúrgico en pacientes obesos que van a precisar una intervención no bariátrica. Entre los efectos secundarios se incluyen náuseas y vómitos (hasta en el 70-90% de los pacientes), halitosis, dolor abdominal, estreñimiento, esofagitis, úlcera, migración del balón, y otros más graves como perforación gástrica e incluso fallecimiento9,10.
Este caso pone de manifiesto una insólita complicación a considerar en los pacientes portadores de un balón intragástrico, ante la cual se debería programar la retirada del mismo.