Presentamos el caso de un varón de 64 años de edad, sin antecedentes médicos ni quirúrgicos de interés que consultó en urgencias por dolor abdominal inespecífico, asociado a pérdida de 9kg de peso. No presentaba diarrea, fiebre, náuseas ni vómitos. No tenía antecedentes familiares de interés, no había tomado fármacos los meses previos y no presentaba hábitos tóxicos. La analítica sanguínea no presentaba alteraciones relevantes, pero ante la pérdida de peso se decidió desde urgencias ingreso para estudio.
Una tomografía computarizada del abdomen reveló un engrosamiento asimétrico en el ciego, por lo que se solicitó una colonoscopia. Dicha colonoscopia mostró un tumor ulcerado que ocupaba todo el ciego, no presentando alteraciones en el resto de la mucosa (fig. 1, imagen A). Las biopsias realizadas en esta exploración no fueron concluyentes en cuanto a la malignidad. Se realizó una segunda colonoscopia (fig. 1, imágenes B y C), en la que se tomaron nuevas muestras. En este momento, las biopsias mostraron un resultado positivo para citomegalovirus en el estudio inmunohistoquímico, pero no para displasia o carcinoma. En el estudio serológico, la IgG para citomegalovirus fue positiva.
El paciente fue tratado con un esquema de 21 días de valganciclovir oral, 900mg cada 24 horas. Se realizó una nueva colonoscopia dos semanas después del final del tratamiento para evaluar la respuesta endoscópica y asegurar la curación. En esta exploración se evidenció que el pseudotumor había desaparecido por completo (fig. 1, imagen D). Actualmente el paciente se encuentra asintomático.
Se realizó estudio de posibles factores inmunosupresores, sin encontrarse ninguna patología o condición que supusiese un estado de inmunodepresión en el paciente.
La infección por citomegalovirus puede afectar cualquier parte del tracto digestivo, siendo mucho más probable en pacientes con VIH, historia de trasplante, uso de corticoides, enfermedad inflamatoria intestinal o tratamiento quimioterápico. Dentro de los pacientes inmunocompetentes, el uso de corticoides y la transfusión de derivados sanguíneos se han identificado como factores de riesgo para la colitis por CMV1. La incidencia también aumenta con la edad, debido a una reducción en la capacidad de acción de las células T.
La sintomatología habitual es dolor abdominal y diarrea, pudiendo aparecer rectorragia o hematoquecia en hasta la mitad de los pacientes. Los hallazgos endoscópicos no son específicos 2 y el diagnóstico debe realizarse mediante la observación de cuerpos de inclusión en células de mucosa no neoplásica con tinción de hematoxilina-eosina, apoyado por técnicas inmunohistoquímicas mediante anticuerpos monoclonales. La serología es positiva en aproximadamente dos tercios de los pacientes.
La presentación endoscópica más habitual consiste en ulceras bien definidas y pseudomembranas, pero en raras ocasiones puede aparecer en forma de masa de apariencia neoformativa 3,4, que obliga a descartar la neoplasia cólica.
El tratamiento de la colitis por citomegalovirus no está bien establecido en las guías actuales, especialmente en pacientes inmunocompetentes y sin comorbilidades, como era el caso de nuestro paciente 5. Dado el buen estado general se decidió un tratamiento oral, que permitiese seguir un control ambulatorio y no requiriese ingreso.