La rotura esplénica de origen traumático es la causa más frecuente y conocida de la lesión del bazo, sin embargo este órgano hematológico puede romperse en ausencia de trauma en bazos con afectación parenquimatosa por procesos neoplásicos, enfermedades hematológicas u otras afectaciones infecciosas1.
La rotura de origen neoplásico es muy infrecuente, con escasas referencias en la bibliografía, siendo la causa más común los procesos linfoproliferativos primarios del bazo2,3, si bien son aún más raros otros tipos de tumores4.
La etiopatogenia de la rotura no traumática está desencadenada por un aumento del tamaño del bazo, aumentos de la presión del territorio de la arteria esplénica o infiltración patológica del hilio esplénico3,5.
Clínicamente debemos sospechar una rotura esplénica en pacientes con dolor en epigastrio e hipocondrio izquierdo irradiado a la espalda con datos de irritación peritoneal y que, en muchos casos, evoluciona a un cuadro de shock hipovolémico con hipotensión y taquicardia de forma muy rápida.
Con la sospecha clínica, el diagnóstico debe confirmarse con una ecografía, y en aquellos pacientes con estabilidad hemodinámica se recomienda el estudio con una TAC abdominal.
El tratamiento gold standard es la esplenectomía urgente.
Presentamos el caso de un varón de 75 años de edad, hipertenso y sin otros antecedentes de interés, que acude al servicio de urgencias por dolor abdominal en hipocondrio izquierdo que se irradia al hombro ipsilateral de 12h de evolución, asociado a fiebre de 38°C. En la anamnesis refiere deposiciones melénicas y pérdida ponderal de unos 10kg de peso en los últimos 6 meses.
A la exploración física el paciente presentaba regular estado general con palidez cutáneo mucosa y con tensión arterial sistólica de 90mmHg y 120lpm. El abdomen era blando y depresible con dolor y defensa en el hipocondrio izquierdo. Los ruidos intestinales estaban disminuidos.
Analíticamente destacaba una hemoglobina de 7g por decilitro, 17.000 leucocitos con neutrofilia y una PCR elevada.
Se canalizaron 2 vías venosas periféricas, y se inició una resucitación volumétrica con Ringer lactato mejorando las cifras de tensión arterial y corrigiendo la taquicardia, por lo que, dada la estabilidad hemodinámica se realizó una TAC de abdomen que objetivó un gran hematoma esplénico con una laceración esplénica grado IV (fig. 1), con abundante hemoperitoneo y un engrosamiento del ángulo esplénico del colon (fig. 2).
Se indicó laparotomía urgente, objetivándose un hemoperitoneo con una tumoración de unos 10cm que englobaba ángulo esplénico del colon y bazo, con afectación del hilio y parénquima esplénico, así como infiltración de la glándula suprarrenal izquierda y la cola del páncreas, realizándose una resección en bloque de ángulo esplénico del colon, bazo, cola de páncreas y suprarrenal izquierda.
El paciente evolucionó favorablemente siendo dado de alta al 7.° día del postoperatorio.
El estudio patológico de la pieza evidenció un adenocarcinoma pobremente diferenciado de colon, con invasión linfovascular asociada y 3 adenopatías positivas de 33, con todos los márgenes de resección libres de tumor. Posteriormente el paciente recibió quimioterapia adyuvante, y a los 6 meses de la cirugía está libre de enfermedad.
La rotura no traumática del bazo es una entidad muy poco frecuente con muy pocos casos descritos en la literatura, si bien, cuando la causa subyacente es neoplásica, la principal etiología son procesos linfoproliferativos a nivel esplénico1,3.
La presentación del cáncer de colon de ángulo esplénico como shock hemorrágico secundaria a rotura esplénica es una entidad aún más inusual, sin referencias en la literatura.
La etiopatogenia de la rotura esplénica no traumática es poco conocida, pero existen varias teorías que establecen que es de origen multifactorial por el aumento del tamaño del bazo, la asociación a infartos esplénicos, los trastornos de la coagulación, la infiltración tumoral del bazo, las enfermedades hematológicas con afectación esplénica y los procesos infecciosos1,2,5. Cualquier proceso patológico que conlleve un aumento de presión en el territorio vascular del bazo, puede ser el desencadenante de la rotura del mismo, incluso se han descrito casos de rotura por compresión del bazo por contracción de la musculatura diafragmática y abdominal que ocurre en el mecanismo de Valsalva3,5.
La rareza del caso no es el tumor primario, ya que el cáncer colorrectal representa la neoplasia con mayor incidencia en varones y mujeres en España, y que suele diagnosticarse en fases más precoces por clínica de alteraciones del hábito deposicional, pérdida ponderal y sangre en heces; sino por la forma de presentación, ya que el diagnóstico se llevó acabó de forma intraoperatoria al objetivar que el tumor colónico había infiltrado el hilio y parénquima esplénico, conllevando a la rotura del mismo, con la consiguiente situación de shock hemorrágico.
En conclusión, a pesar de la rareza del cuadro, debemos sospechar en el servicio de urgencias la rotura del bazo en ausencia de traumatismo como causa de dolor abdominal súbito en HCI, y que se irradia característicamente a espalda y escápula izquierda y que puede evolucionar rápidamente a shock hipovolémico, siendo la cirugía el tratamiento de elección.
FinanciaciónLos autores declaran no haber recibido financiación para la realización de este trabajo.