Sr. Director: El número de autopsias clínicas en adultos desciende1, a pesar de su reconocido valor en la formación continuada y el control de calidad de la asistencia2. Nos planteamos 3 objetivos: estudiar las características de los pacientes receptores de trasplante hepático (PRTH) remitidos para estudio post mórtem, determinar el valor de éste y las causas de muerte en estos pacientes.
Se han revisado 25 autopsias consecutivas realizadas a PRTH procedentes de diversos servicios del Hospital Universitario Virgen del Rocío (Sevilla), entre 1996 y 2005. Se recogieron los siguientes datos: edad, sexo, días de ingreso hasta el fallecimiento, motivo del trasplante, días desde el trasplante, grado de certeza diagnóstica clínica, sospecha clínica pre mórtem (CIE 10), diagnóstico post mórtem y grado de concordancia entre ellos según la graduación utilizada por Shojania et al1 modificada (grado I, si la autopsia aporta datos no sospechados de relevancia clínica mayor; grado II, si muestra hallazgos de relevancia menor; grado III, si la autopsia confirma las sospechas diagnósticas clínicas). Para el análisis estadístico se utilizaron frecuencias absolutas y relativas (variables cualitativas), media ± desviación estándar, la prueba de la t de Student, ANOVA o U de Mann Whitney (para comparar las variables cuantitativas en función de una variable de agrupación) y los tests de la *2 o exacto de Fisher (variables cualitativas).
Se trataba de 17 varones y 8 mujeres con una media de edad de 53,6 ± 8,3 años, sin diferencias entre sexos. La media de días de ingreso hasta el fallecimiento era de 16,8 ± 21,2, y la de días desde el trasplante de 121,9 ± 216,6. El motivo del trasplante fue cirrosis por infección crónica por el virus de la hepatitis C (VHC) en 8 pacientes, cirrosis etílica en 8, hepatocarcinoma en 3, cirrosis por infección crónica del virus de la hepatitis B (VHB) en 2 y hemocromatosis en 2. En los 2 pacientes restantes, la causa fue una cirrosis biliar primaria y una criptogenética. En el 20% de los casos la sospecha diagnóstica era dudosa, en el 32%, probable y en el 48% de certeza. En 2 casos no había diagnóstico claro pre mórtem (8%). El diagnóstico de sospecha era enfermedad infecciosa en 8 casos (32%), del aparato digestivo en 7 casos (28%), hemoperitoneo masivo en 3 casos (12%), del aparato respiratorio en 2 casos (8%), cardiovascular en 2 casos (8%), y en un caso enfermedad hematológica. En el 32% de los casos se observó un grado I de concordancia, en el 28% un grado II y en el 40% un grado III, sin diferencias por edad, sexo, motivo del trasplante y días de ingreso o postrasplante. El grado de concordancia según el diagnóstico fundamental post mórtem se expresa en la tabla I. Observamos un descenso en los fallecimientos por complicaciones quirúrgicas en el período de estudio (el 26,7% del total entre 1996 y 2000, y el 10% entre 2001 y 2005). Esto no ocurre en los pacientes con muerte por sepsis (el 26,7% del total entre 1996 y 2000, y el 40% entre 2001 y 2005).
El porcentaje de pacientes con grados de concordancia I, II y III, en los que había sospecha clínica pre mórtem de certeza fue del 0, 33,3 y 66,7%, respectivamente; en los que tenían diagnóstico probable, del 37,5, 37,5 y 25,0%; en los casos con diagnóstico dudoso, del 100, 0 y 0%.
Se ha publicado que el descenso en el número de autopsias coincide con una selección de pacientes a favor de los casos en los que hay una menor certeza diagnóstica1,3. Probablemente, las circunstancias que condicionan a los profesionales a la hora de solicitar la autopsia de los PRTH son diferentes que en el resto de los pacientes, pues en la mayoría de los PRTH de nuestra serie se solicitó este estudio a pesar de que había un alto grado de certeza diagnóstica. Había una mayor discordancia en los pacientes con menor certeza.
La causa más frecuente de muerte en los PRTH sometidos a autopsia es la infecciosa4,5. En este sentido, observamos un descenso del porcentaje de muertes por complicaciones de la cirugía, mientras que la mayoría de los pacientes falleció por un proceso infeccioso, con un incremento en porcentaje en el período de estudio. Aunque el grado de concordancia en estos pacientes es relativamente alto, la mejora en el control de las infecciones debe seguir siendo un objetivo esencial.
La autopsia clínica de los PRTH presenta una gran rentabilidad diagnóstica, mayor que la observada en la población general1,2 y es, a pesar de los avances técnicos, una herramienta eficaz. La información que aporta es relevante, lo que la convierte en un acto irrenunciable en las nuevas enfermedades prevalentes, especialmente en las que precisan tratamientos invasivos de gran complejidad técnica, como es el trasplante hepático.