Mujer de 61 años estudiada en consulta ambulatoria por diarrea. Entre sus antecedentes personales destacan histerectomía total y doble anexectomía por adenocarcinoma de endometrio dos años antes. Durante el postoperatorio presenta cuadro de oclusión intestinal por bridas realizándose intervención quirúrgica con adhesiolisis. Posteriormente, recibió tratamiento con quimioterapia y radioterapia (RT). No refiere otros antecedentes quirúrgicos. Presenta desde hace 6 meses, cuadros de dolor abdominal de tipo retortijón acompañados de aumento del ritmo intestinal de 6-7 deposiciones al día líquidas y con urgencia defecatoria. Se realiza colonoscopia en la que se observa a 15cm de margen anal, imagen de anastomosis ileocólica ulcerada de aspecto quirúrgico (Fig. 1) por la que se progresa por asa de intestino delgado unos 30cm y por la que sale abundante contenido líquido. Tras retirar el colonoscopio a través de este asa se avanza hasta ciego sin encontrar otras alteraciones reseñables. Ante estos hallazgos, se interroga de nuevo a la paciente y se revisa su historia clínica comprobándose que no existen antecedentes de cirugía abdominal intestinal. Se realiza enema opaco en el que se observa a nivel de unión recto-sigma una estenosis corta a través de la cual el contraste sale en tres direcciones. Una que se dirige por colon izquierdo, otra que se continúa con íleon y otra desde la vertiente superior que termina en un fondo de saco (Fig. 2). Se diagnostica a la paciente de fístulas ileocólonicas secundarias a RT y se le ofrece la posibilidad de tratamiento quirúrgico. De acuerdo con ésta, se opta por tratamiento conservador puesto que en el momento actual, los síntomas se encuentran bien controlados con tratamiento médico sintomático.
Las fístulas ileocolónicas son raras, debiéndose la mayoría de ellas a procedimientos quirúrgicos, enfermedad inflamatoria intestinal o tras tratamiento con radioterapia. La radioterapia en el intestino delgado y en el colon puede provocar diferentes lesiones como adherencias, estenosis, úlceras o fístulas. Además, cuando existe cirugía previa, las asas de intestino delgado pueden quedar con menor movilidad haciendo que el efecto de la radiación sea mayor sobre éstas 1. Aunque el tiempo entre la RT y la aparición de manifestaciones clínicas de daño intestinal no se puede predecir, existen tres fases de los efectos de la radiación: fase aguda, en el que se lesiona la mucosa, fase subaguda donde predominantemente se afecta la submucosa y fase crónica, donde toda la pared intestinal presenta lesiones 2. El inicio y duración de cada fase depende del tipo y dosis de radiación, aunque la fase crónica suele ocurrir a los tres o cuatro años de la RT 3. Cuando se forman fístulas, según los segmentos intestinales que únen, éstas pueden ser asintomáticas, hallazgo casual en exploraciones complementarias, u ocasionar una importante repercusión sintomática y nutricional con deterioro de la calidad de vida del paciente. Las fístulas tras RT no presentan tendencia a la resolución espontánea por lo que el tratamiento es quirúrgico 4. La cirugía de este tipo de fístulas es complicada y debe individualizarse cada caso. En nuestro caso, la morfología de la fístula hizo simular una anastomosis quirúrgica y debido a la conexión de tramos distales con proximales no se descarta la necesidad de tratamiento quirúrgico según la evolución de los síntomas de la paciente.
Conflicto De InteresesLos autores declaran que no existe conflicto de intereses.