Recientes estudios realizados en España demuestran un incremento en el grado de control de la hipertensión arterial (HTA) asociado a una mayor utilización de la terapia combinada. La combinación de fármacos antihipertensivos, como señalan todos los ensayos clínicos de morbimortalidad, es una condición fundamental para lograr los objetivos de control tensional y reducir las complicaciones cardiovasculares asociadas a la HTA. Sin embargo, en la práctica clínica todavía queda un largo recorrido hasta alcanzar unos niveles de control aceptables. Dos de las barreras más ampliamente reconocidas son el incumplimiento terapéutico por parte del paciente y la actitud conservadora de algunos médicos (inercia). Las combinaciones de 3 fármacos a dosis fijas pueden ayudar a vencer dichas barreras, entre otras razones, por la simplificación del tratamiento que comporta su uso. Algunos estudios, entre los que destaca el TRINITY, demuestran que una combinación de olmesartán, amlodipino e hidroclorotiazida puede conseguir tasas de control de hasta el 80%. Además, en relación con la tolerabilidad de las combinaciones triples actualmente disponibles en España, tiene la ventaja, al incluir un antagonista de los receptores de la angiotensina II (ARA II) en su composición, de reducir la incidencia de efectos adversos clínicos (edema periférico de los antagonistas del calcio) y metabólicos (hipopotasemia de las tiazidas). Los posibles candidatos a recibir una triple combinación fija son los pacientes no controlados con 2 fármacos o aquellos con cifras de presión arterial en objetivo tratados con 3 fármacos, con una combinación fija de 2 y 1 en asociación libre.
Recent studies performed in Spain show an increase in hypertension (HT) control associated with greater use of combination therapy. As indicated by all clinical trials analyzing morbidity and mortality, antihypertensive combinations are essential to achieve blood pressure targets and reduce the cardiovascular complications of HT. However, in clinical practice, blood pressure values are still far from acceptable. Two of the most widely recognized barriers to acceptable control are lack of patient adherence and the conservative attitudes of some physicians (inertia). Triple-drug fixed-dose combinations for the treatment of HT can help to overcome these barriers as, among other reasons, these regimens simplify the treatment. Some studies, notably the TRINITY trial, have shown that the combination of olmesartan, amlopidine and hydrochlorothiazide can achieve blood pressure control rates of 80%. Moreover, by including angiotensin II receptor antagonists, the triple combinations currently available in Spain have the advantage of reducing the incidence of clinical adverse effects (the peripheral edema associated with calcium channel blockers) and metabolic adverse effects (thiazide hypokalemia), thus increasing tolerability. Possible candidates for receiving fixed-dose triple-drug combination therapy are patients poorly controlled with two drugs or those with blood pressure values on target receiving triple therapy, with a fixed combination of two and a free combination of a third.
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