Los pacientes en diálisis constituyen un grupo de alto riesgo cardiovascular, ya que esta patología representa alrededor del 50 % de las causas de muerte en estos pacientes y la mortalidad cardiovascular es entre 10 y 20 veces superior en estos pacientes respecto a la población general tras estratificación por edad, sexo y raza. La patología cardiovascular se asocia con un remodelado vascular complejo que incluye afectación macrovascular en forma de aterosclerosis y arterioesclerosis, así como disfunción endotelial y afectación de la microvasculatura. Estos pacientes representan una mayor prevalencia de lesiones ateroscleróticas que la población general y éstas están frecuentemente calcificadas. Además presentan una mayor prevalencia de arterioesclerosis de grandes arterias, lo que comporta un aumento de la rigidez arterial. Las consecuencias de esta rigidez arterial son la hipertrofia ventricular izquierda, el agravamiento de la isquemia coronaria y un aumento de la fatiga de la pared vascular arterial. Estos pacientes presentan también una disfunción endotelial y una alteración de la microvasculatura caracterizada por un engrosamiento arteriolar y una disminución de la densidad capilar cardíaca. Los factores implicados en estos cambios incluyen los factores de riesgo cardiovascular clásicos (edad, hipertensión, diabetes, hiperlipidemia, etc.), así como los nuevos factores de riesgo cardiovascular (hiperhomocisteinemia, hiperfibrinogenemia, lipoproteína(a), estrés oxidativo, etc.) muy frecuentes en estos pacientes, así como factores propios de la uremia (anemia, alteraciones del metabolismo calcio-fósforo, hiperparatiroidismo, etc.). Por todo ello estos pacientes deben ser considerados como un grupo de alto riesgo cardiovascular y por tanto el tratamiento de los factores de riesgo cardiovascular debe ser agresivo y multifactorial para intentar reducir la elevada morbimortalidad cardiovascular que presentan.
Dialysis patients constitute a high-risk group for developing cardiovascular disease, which account for nearly 50% of deaths. After stratification for age, race and gender, cardiovascular mortality is 10-20 times higher in dialysis patients than in the general population. Cardiovascular disease in this population is associated with a complex vascular remodelling including atherosclerosis, arteriosclerosis, as well as endothelial dysfunction and microvascular disease. Uremic patients exhibit a higher prevalence of atherosclerotic lesions than the general population and they are more frequently calcified. Furthermore, the prevalence of arteriosclerosis of elastic arteries in increased which results in increased arterial stiffness. The consequences of arterial stiffness are left ventricular hypertrophy, an aggravation of myocardial isquemia and an increase in arterial vessel fatigue. In addition, these patients have an endothelial dysfunction and an altered microvasculature characterized by a marked arteriolar thickening and a decreased capillary density in the heart. The factors involved in these vascular changes in uremia include classical cardiovascular risk factors (age, hypertension, diabetes, hiperlipidemia, etc.), as well as the new cardiovascular risk factors (homocysteinemia, fibrinogen, lipoprotein(a), oxidative stress, etc.), and uremiarelated factors (anemia, impaired calcium-phosphorus metabolism, hyperparathyroidism, etc.). These patients must be considered at high risk of developing cardiovascular disease and the management of cardiovascular risk factors in these patients should be aggresive and multifactorial in order to reduce their high cardiovascular morbidity and mortality.
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