La investigación científica estudiantil es considerada uno de los pilares de la educación médica superior, por lo cual está contemplada y regulada como actividad curricular y extracurricular en los documentos que norman la carrera de medicina en Cuba1.
Con este antecedente y tomando en cuenta que la matrícula de medicina de Cuba ha ido en aumento hasta alcanzar en el curso escolar 2015-2016 la cifra de 55,529 estudiantes2, cabría esperar una elevada producción científica de ellos. Sin embargo, el artículo Producción científica estudiantil en revistas médicas cubanas 1995-2014. Primera etapa3, publicado en Investigación en Educación Médica, demuestra que existe un desequilibrio entre las potencialidades de la investigación científica estudiantil y el número de publicaciones con participación de estudiantes en revistas médicas cubanas.
Taype-Rondán4 ya había reportado la nula participación estudiantil en SciELO Cuba. Con él coincido en que una de las causas de este fenómeno obedece a las políticas restrictivas de las revistas cubanas que, en su gran mayoría, ponen obstáculos a la publicación de artículos con autoría estudiantil.
En este sentido se han dado pasos alentadores. Recientemente, en el IIEncuentro Nacional de Publicaciones Científicas de la Salud se acordó permitir la publicación de estudiantes en las revistas médicas cubanas como coautores, pero nunca como autores principales5. A pesar de que esta medida abre un merecido espacio para los estudiantes, hasta el momento irregular y limitado, persiste la restricción sobre la autoría.
Considero que la baja participación estudiantil en los artículos nacionales (solo el 2.26% de un total de 17,040 artículos)3 no refleja la realidad del activo movimiento científico estudiantil cubano de las ciencias médicas. Este se extiende a todas las Universidades de Ciencias Médicas del país, se organiza en Consejos Científicos Estudiantiles, es potenciado por el Movimiento de Alumnos Ayudantes y celebra anualmente el Fórum Científico Estudiantil desde el nivel de facultad hasta el nacional, donde se presentan cientos de investigaciones que, en gran parte, responden a proyectos de investigación de las instituciones del Sistema Nacional de Salud. Lamentablemente la mayoría de estos trabajos no alcanzan a convertirse en artículos científicos a pesar del esfuerzo del colectivo editorial de la revista 16 de abril (órgano científico estudiantil de las ciencias médicas de Cuba).
Los estudiantes cubanos también hacen ciencia, razón por la cual es necesario romper con las barreras que limitan sus publicaciones en el territorio nacional y de esta forma evitar: 1)que emigren a revistas extranjeras a difundir, como legítimos autores, los resultados de sus investigaciones; 2)que se cometan irregularidades éticas al incluir a graduados como autores (sin que cumplan los criterios) con el fin de que se acepten sus artículos para publicación6, y 3)que queden sin publicar un número importante de investigaciones estudiantiles.
Se impone un análisis más profundo sobre el tema, y para ello sirvan de reflexión las palabras del eminente profesor Dr. C. Alberto Juán Dorta Contreras: «publicar en revistas nacionales es también hacer Patria»7.
La revisión por pares es responsabilidad de la Universidad Nacional Autónoma de México.