En su más reciente libro, Julie-Anne Boudreau asegura que vivimos en una sociedad urbana. No sólo quienes habitamos las ciudades, sino todos aquellos que traspasamos física y virtualmente las fronteras sin importar el tiempo; quienes construimos relaciones, encuentros, y conexiones desafiando los límites espacio temporales. En esta época urbana, nuestras formas de vida e interacción en las ciudades, en el campo, y en las zonas periurbanas están afectadas por un orden social que ha logrado condiciones históricas y geográficas de alcance global: el orden urbano contemporáneo.1
Las formas de vida urbana han transformado la manera como negociamos los problemas y necesidades con los demás, por eso ha cambiado nuestra forma de actuar políticamente. En ese sentido, y oponiéndose a quienes aseguran que estamos en una época con tendencias apolíticas, en este libro la autora nos propone mirar lo que no solemos mirar en los estudios políticos y urbanos: la cotidianidad, la calle, las afectividades y el cuerpo. Pues solo así comprenderemos cómo construimos compromiso político y gobernamos los espacios del mundo urbano contemporáneo.
Para analizar el carácter político de las acciones cotidianas, Boudreau nos llama a repensar el proceso político completamente. Las transformaciones temporales, espaciales y racionales de la sociedad urbana están desafiando la lógica política del Estado nación. Por eso, la autora propone un nuevo marco analítico de la acción política urbana, el cual estructura mediante la triada que articula lo interpersonal, lo ontológico y lo institucional (Boudreau, 2017: 13). De esa manera, presenta su postulado central: existe una nueva lógica urbana de la acción política, que informaliza2 al Estado nación moderno.
Con este argumento conduce la lectura por cinco capítulos que ejemplifican las características de las acciones políticas, mediante el análisis de situaciones cotidianas en diferentes lugares del mundo. Se trata en su mayoría de casos que ha trabajado etnográficamente en los últimos 10 años, en su recorrido como académica e investigadora de reconocidas instituciones universitarias.3 Abordando casos diferentes en cada capítulo, muestra las particularidades del mundo global urbano desde una reflexión centrada en las voces y situaciones que se dan en espacios locales muy distantes. Precisa que no se trata de casos excepcionales o aislados, ni de ejemplos que prueben el impacto generalizado de la urbanización contemporánea. Por el contrario, mirando las situaciones concretas explica cómo se reproducen o desordenan las dinámicas del proceso de urbanización contemporánea global (Boudreau, 2017: 178).
En el primer y más extenso capítulo del libro, la autora afirma que en el contexto urbano se han cuestionado y desafiado las perspectivas angloamericanas que enfocan el análisis de las políticas públicas en el Estado nación moderno. Las críticas las postula retomando perspectivas foucaultianas, poscoloniales, neomarxistas y weberianas. De esa forma, precisa que los procesos políticos que estudia en el libro van más allá de la participación ciudadana en los mecanismos institucionalizados por el Estado (elecciones, políticas públicas, manifestaciones y audiencias públicas).
En ese sentido, mediante una descripción analítica de procesos políticos en París, Montreal, y La Paz, se evidencian conexiones entre la vida cotidiana y la globalidad urbana. Con base en estos casos, se presenta la propuesta analítica que guía todo el libro, el estudio de la acción política desde un enfoque de redes espaciales, temporalidades no lineales, y de racionalidades afectivas. Pues en el mundo urbano, a nivel espacial, han eclosionado las fronteras de los Estado nación, dando paso a articulaciones en red que trasgreden las jerarquías territoriales modernas (Estado-ciudad-localidad). En la dimensión temporal, las acciones políticas son espontáneas y rompen con la proyección de futuro de las acciones estatales tradicionales. Así mismo, respecto a la racionalidad de los sujetos que actúan políticamente, la afectividad, emotividad y lo corporal se constituyen en elementos fundamentales para comprender la acción.
En el segundo capítulo se propone un análisis pos-heróico del proceso político que implica centrarse en las acciones más que en los actores o líderes visibles (Boudreau, 2017: 100). De esa manera, la autora sugiere superar las perspectivas tradicionales de los movimientos sociales que se limitan a la reflexión de acciones colectivas racionales y estratégicas. Para entender las acciones no planeadas explica cómo se genera compromiso político en situaciones espontáneas en la Ciudad de México, Montreal, Barcelona, Los Ángeles y Túnez. Dialogando con la propuesta de regímenes de involucramiento de Thevenot, 2016, la autora propone que el compromiso político parte del cuerpo, la afectividad del sujeto y de los momentos de discordancia que alteran sus rutinas cotidianas. Afirma que el compromiso se puede complejizar en otros niveles de la acción política en la medida que los sujetos se movilicen y exploren otros mundos.
Alejándose de la lógica etnográfica de los demás apartados, en el tercer capítulo Boudreau analiza dos novelas literarias para argumentar cómo los sujetos se vuelven ciudadanos en un contexto urbano marcado por las políticas de la diversidad. Con una crítica a los enfoques etnográficos y estructuralistas que estudian la diversidad, concluye que las diferencias (raciales, étnicas y de genero) son construidas en contextos urbanos y se reconfiguran cada vez que se habita un lugar. Afirma que las practicas ciudadanas se construyen cada vez que los sujetos reconocen una alteración a su cotidianidad y le dan significado a partir de los discursos de la diferencia. En ese sentido, la autora rompe con la dicotomía habitante/ciudadano, y mediante un análisis teórico propone ampliar el concepto de ciudadanía legal del Estado nación moderno.
En el cuarto capítulo, la autora retoma el argumento lógico del libro. Parte de la concepción circular del tiempo de los habitantes de la periferia de Hanoi, para ejemplificar sus formas de comprender el mundo y de actuar políticamente. Con una descripción rigurosa, Boudreau evidencia que esa comprensión de ritmos temporales y flujos metabólicos conlleva a prácticas políticas improvisadas mediante las cuales los habitantes trasgreden la temporalidad lineal de la modernidad, específicamente en las políticas ambientales globales. Estas proyectan acciones racionales de preparación a futuros catastróficos inevitables, inspiradas en la filosofía hobbesiana del miedo a la muerte (Boudreau, 2017: 141). Esa trasgresión no implica una confrontación con las políticas ambientales del Estado; de hecho, los casos presentados muestran que en Hanoi el proceso político se basa en la negociación y se aleja del antagonismo de la política moderna.
En el último capítulo Boudreau estudia las políticas de seguridad de Estado y sus transformaciones globales y locales. Destaca que ahora estas se construyen a partir de los cuerpos, afectos y percepciones de los sujetos, como es el caso de la gestión del miedo en el discurso del terrorismo. En ese contexto emergen ciudadanías activas que transforman la afectividad (el miedo, la rabia), en acciones políticas de formas creativas, como lo ejemplifica desde las situaciones de los barebackers, terroristas domésticos, bandidos de barrio, personas afro en Toronto y revueltas en Francia. Con los casos indica que las formas de agencia política, construidas a partir de las racionalidades, los cuerpos y las cosas, superan las categorías morales e ideológicas de la acción política moderna. En ese sentido, muestra que la afectividad y la visceralidad son maneras de movilizar nuevas formas de acción política que desafían la dinámica racional del Estado y evidencian su informalización.
A lo largo del libro la autora logra su objetivo, con múltiples casos nos explica cómo la lógica urbana transforma los procesos políticos e informaliza al Estado moderno. Su forma de producción de conocimiento, desde el enfoque etnográfico y la perspectiva pragmática, es sugerente para las investigaciones con enfoque crítico que desean evitar sobre determinaciones. A partir de vivencias cotidianas, y entretejiendo el análisis con otras dimensiones de las políticas urbanas (nivel institucional y cultural) complejiza la reflexión del proceso político. Sin embargo, el tratamiento metodológico del tercero y quinto capítulo dificulta la lectura, y por momentos deja la sensación que se ha puesto en un segundo plano las voces y percepciones de los sujetos, para preponderar la reflexión de la investigadora.
Más allá de eso, la autora logra una propuesta conceptual novedosa que puede interesar en los campos de la geografía urbana crítica, la ciencia política o la ecología política. Presenta debates teóricos vigentes en el estudio de las políticas urbanas, y construye un marco analítico coherente con el que podemos estudiar las transformaciones espaciales, temporales y ontológicas de los procesos políticos. Sumado a estos aportes académicos, al final de la lectura su invitación a repensar las alternativas políticas desde la cotidianidad resulta muy sugerente en el contexto latinoamericano.
La informalización hace referencia a las prácticas (alternas a la legalidad en materia mercantil, participativa, o de abastecimiento de servicios públicos, entre otros) que evidencian que el proceso de consolidación del Estado moderno es incompleto, por eso la informalización del Estado hace referencia a las transformaciones de la propia idea del Estado nación, y la autora trabaja sobre esos efectos de informalización a lo largo de todo el libro.
Julie Anne Boudreau es doctora en planeación urbana e investigadora del Instituto de Geografía de la UNAM, y del Institut national de la recherche scientifique, Centre Urbanisation Culture Société (INRS-UCS) en Montreal. Forma parte del consejo editorial del International Journal of Urban and Regional Research, y es fundadora y directora del Laboratorio Multimedia Ville et ESPAces politiques, en Montreal.