Este artículo analiza cómo fue posible, en el regadío valenciano, un desarrollo agrario basado en el arrendamiento de pequeñas explotaciones. Del estudio de los contratos firmados en la huerta de Gandía se deduce, en primer lugar, que los arrendatarios ocupaban la parcela durante un período bastante prolongado de tiempo, que tendió a crecer durante la segunda mitad del siglo XIX; y, en segundo, que a menudo los cultivadores eran indemnizados al finalizar su contrato por las mejoras que habían introducido. A largo plazo, todo ello consolidó su posición, porque el cultivador se convirtió en “semipropietario” de hecho de la tierra mejorada. Por su parte, los terratenientes rentistas obtuvieron a corto y medio plazo una renta alta y segura, pero perdieron en parte su capacidad para gestionar los arriendos, como perdieron también en el largo plazo, a favor de sus antiguos arrendatarios, la propiedad legal de algunas de sus tierras.
In the 19th century, Eastern Spanish “huertas” witnessed a dramatic growth and intensification of their output, which was achieved by means of an agrarian development model based on a peasant economy and the cash renting of small plots. This paper looks at characteristics and longrun implications of that model. On the one hand, tenants were able throughout the second half of the century to remain on their farms for an increasingly longer period, and often they were eventually reimbursed by the improvements they had introduced. Because of that, agrarian production increased and improved, what allowed landlords to obtain a higher rent. But, on the other, landlords lost capacity to control and manage the tenant holdings. As a result, tenant farmers consolidated their position, becoming first “semi-owners” of the land they cultivated and, very often, legal proprietors afterwards.