Hasta fechas relativamente recientes la historia de la industria del gas en España apenas ha sido objeto de interés. Es preciso mencionar los trabajos publicados en los años cuarenta del pasado siglo por Francisco Vidal, y en los sesenta por Daniel Suárez Candeira y por Francisco Martos-O’Neale de Castro. A principios de los ochenta comenzó a ser estudiada de manera continuada y sistemática, sobresaliendo los artículos pioneros de Carles Sudrià, especialmente el publicado en la Revista de Historia Económica en 1983 con el título «Notas sobre la implantación y el desarrollo de la industria del gas en España, 1843-1901».
Desde entonces las publicaciones pueden agruparse de la siguiente manera: 1. monografías locales; 2. análisis comparativos de ciudades; 3. investigaciones sobre técnicos y tecnología; y 4. textos acerca de la parte de este negocio dedicada al alumbrado.
En cuanto a las monografías, disponemos de un buen número (Barcelona, Madrid, Sevilla, Málaga, Granada, Alicante, Ferrol, Córdoba…), realizadas por geógrafos, historiadores y personal de las propias empresas. En gran medida, gracias a ellas, se ha comparado lo ocurrido en distintas ciudades, destacando las aportaciones de Arroyo, que inciden en las estrategias empresariales y las redes de gas. De los estudios que han abordado los avances técnicos del sector y quiénes los impulsaron, cabe citar los de Fábregas, Lusa, Roca Rosell, Alayo y Barca Xalom, entre otros. Y sobre la iluminación contamos con los de Mercedes Fernández Paradas, quien también analiza la competencia con la electricidad.
El progreso de esta línea de investigación ha sido significativo, si bien queda mucho por hacer. Aquí nos centraremos en dos carencias que nos ayudarán a comprender la relevancia del libro que comentamos. En primer lugar, la mayoría de los trabajos no suelen ir más allá de 1936. En segundo lugar, la falta de estudios de ámbito regional, con la salvedad del de Santana (1989) [Santana, J. (1989), Asturias, una historia del gas de alumbrado, Oviedo, Hidroeléctrica del Cantábrico] sobre Asturias, el cual, si bien es interesante, no profundiza en el tema.
La obra coordinada por Alberte Martínez es pionera, ya que analiza la trayectoria de esta industria en Galicia desde sus orígenes hasta la actualidad. Lo hace conjugando dos enfoques: lo ocurrido en cada municipio y en la región. Hasta la aparición de este texto, con la excepción del de Arroyo sobre Ferrol, poco se había escrito sobre esta actividad en tierras gallegas.
El libro se estructura en 11 capítulos, en función de cuatro periodos. El primero comprende aproximadamente hasta 1890, en el que el sector apenas tuvo competencia. El segundo abarca desde la última década del siglo xix hasta la Guerra Civil, años en los que la evolución del gas estuvo muy condicionada por la rivalidad de la electricidad. El tercero alcanza desde la Guerra Civil hasta el año 1958 y se caracterizó por el declive del gas manufacturado. El último se dedica a la implantación del gas natural, desde finales del novecientos hasta nuestros días.
Alberte Martínez ha escrito los cinco primeros capítulos, en los que estudia cómo llegó el gas a A Coruña (1855), Santiago de Compostela (1874), Ferrol (1883) y Vigo (1884) y su difusión hasta finales de los años ochenta. Entre otros temas trata los intentos fallidos previos, los contratos que firmaron los ayuntamientos y las compañías de gas, y los conflictos entre ambos sobre la calidad del servicio y el impago de la factura por parte de los cabildos. En esta etapa el gas se utilizó casi exclusivamente para alumbrado público y de particulares. En el capítulo 5 ofrece una panorámica regional hasta la irrupción de la electricidad. En él se confirma la necesidad de un determinado umbral demográfico para hacer factible la inversión en la red gasista. Especialmente interesante es la comparación que hace de los distintos contratos.
Martínez señala que el capital gallego no intervino en estas iniciativas. Fueron empresarios franceses, en concreto un pequeño grupo de Lyon, los que se instalaron en A Coruña y luego se hicieron con las fábricas de Vigo y Santiago (esta última había sido creada por un grupo asturiano). La de Ferrol fue construida por la Sociedad General de Alumbrado de España y Portugal, siendo transferida poco después a Catalana de Gas.
A Jesús Mirás corresponden los capítulos 6 a 9, en los que analiza lo sucedido en las cuatro ciudades citadas, desde finales del ochocientos hasta 1936. Como era de esperar, hace hincapié en los efectos de la competencia de las eléctricas. Con la salvedad de la Catalana de Gas en Ferrol, el resto también suministraron electricidad. Sin embargo, esta estrategia no les aseguró su supervivencia, ya que finalmente las eléctricas se hicieron con las fábricas de gas, con lo que este negocio se convirtió en secundario.
Mirás acierta al afirmar que hubo un antes y un después de la Primera Guerra Mundial, años muy difíciles para el sector, por la escasez y el elevado precio del carbón mineral. La crisis de los años treinta le afectó muy negativamente. En vísperas de la Guerra Civil sólo funcionaban las factorías de Vigo y A Coruña, en manos de la Sociedad General Gallega de Electricidad y las Fábricas Coruñesas de Gas y Electricidad respectivamente, ambas controladas por el Banco Pastor.
El capítulo 8, dedicado a Ferrol, concluye en 1898, año en el que desapareció el gas como consecuencia de las desavenencias entre el consistorio y Catalana de Gas, la actitud de los gestores de la empresa y el escaso volumen de la demanda particular.
Elvira Lindoso se ha encargado de las siguientes etapas. En el capítulo 10 aborda el declive del gas manufacturado en Galicia entre 1936 y 1958 y su sustitución por el butano. Señala las causas de esta decadencia, aportando interesantes elementos de comparación con lo ocurrido a nivel nacional. En parte atribuye el cierre de las fábricas a los problemas provocados por el intervencionismo en la economía, que entre otras consecuencias, las obligó a depender de carbón escaso, de mala calidad y caro. En este contexto fueron habituales las averías, las irregularidades y las restricciones en el suministro. Ello las colocó en una situación insostenible, especialmente tras la irrupción del butano, que ofrecía importantes ventajas, como su precio y comodidad de uso. A diferencia de lo ocurrido en otros lugares, se optó por el cierre y no por la reconversión en líneas de cracking catalítico.
En el capítulo 11 Lindoso analiza la implantación del gas natural, destacando que Galicia ha sido una de las últimas comunidades autónomas en recibirlo, en 1998, gracias a Gas Natural. Esta nueva etapa ha coincidido en el tiempo con el proceso de liberalización del sector, iniciado en 1996. Dos filiales de esta multinacional, Gas Galicia y Gas Coruña, explotan el servicio, esta última exclusivamente en el municipio del mismo nombre. El gas natural ha pasado de llegar a 8 ciudades a finales de los años noventa a 43 municipios en 2005. Un progreso que ha beneficiado principalmente al eje atlántico (provincias de A Coruña y Pontevedra). Paralelamente a esta expansión ha retrocedido el butano.
Pocas objeciones pueden hacerse a esta obra. Una de ellas se deriva de las fuentes consultadas, ya que los autores han tenido poca fortuna en la búsqueda de documentación. Hasta la Guerra Civil el grueso del material ha sido municipal, por lo que han tenido más información sobre el alumbrado público. Por ello profundizan menos en los otros usos y en la marcha económica de la explotación de cada compañía, salvo en el caso de Ferrol del que sí se conserva información empresarial en el Archivo de Gas Natural. En cuanto a la estructura del libro, si bien para el periodo que llega hasta 1890 se redactó un capítulo general sobre lo ocurrido en el conjunto de la región, no se ha hecho lo mismo para el siguiente periodo. Y por último, apenas se trata el proceso de liberalización de la actividad de los últimos años.
Entre los aspectos positivos quiero resaltar que los autores han contextualizado adecuadamente la trayectoria del gas considerando para cada municipio sus características sociales, económicas y políticas. Asimismo, cuando era factible, han comparado el caso gallego con otros lugares, proporcionando una visión de conjunto que supera el ámbito regional. Y estudian con gran acierto la evolución de la actividad respecto de la electricidad, es más, probablemente sin pretenderlo, la investigación se ha convertido en una referencia para los estudiosos de esta industria. En definitiva, se trata de un trabajo de obligada consulta para los especialistas en la historia del gas.