El estudio de los niveles de vida y su evolución representa uno de los retos historiográficos que más interés está despertando. Los quince trabajos que conforman la monografía, al mismo tiempo que nos ofrecen un ensayo de historia comparada entre el caso español y el francés, proporcionan la posibilidad de profundizar, desde una perspectiva plural, en muchas de las claves conceptuales y metodológicas que encierra aquel reto.
La publicación, dedicada (in memoriam) a Gerard Gayot, impulsor del Comité franco-español de Historia Económica, recoge los resultados del workshop sobre niveles de vida en España y Francia (siglos xix y xx) que tuvo lugar en 2008 en la Maison Mediterranéenne des Sciences de l’Homme en Aix-Provence. Con este referente disciplinar como trasfondo, pero con la incorporación de elementos de análisis procedentes de otras disciplinas, se analizan las diferencias de bienestar que han existido entre España y Francia a partir de diversas variables e indicadores.
La obra comienza con la revisión historiográfica de Héctor García Montero sobre «Los niveles de vida en la España del Antiguo Régimen. Estado de la cuestión y propuestas de investigación», donde aborda el escaso interés historiográfico por estudiar los niveles de vida en dicho período, al mismo tiempo que subraya, a la luz de los resultados ofrecidos por los indicadores antropométricos, la necesidad de revisar los esquemas explicativos que se manejan y en particular los referidos al siglo xviii. Por su parte, María Teresa Pérez Picazo, en su trabajo sobre «Estructuras agrarias y niveles de vida en la España rural, 1836-1936. Un balance historiográfico», analiza las relaciones entre la estructura agraria (propiedad) y los niveles de vida, para concluir que se dispone de resultados contradictorios y que es necesario seguir profundizando en dicho análisis. Las dificultades que encierra el intento por conocer los niveles de vida en individuos o grupos sociales durante el Antiguo Régimen también son objeto de atención en el capítulo de Gilbert Buti titulado Entre «fortunes de mer» et «honnêtes profits». Marins provençaux au XVIIIè siècle.
Javier Moreno Lázaro y Javier Vicente Ventoso, en su trabajo «Atraso económico y nivel de vida: evolución de los salarios reales en Palencia, 1750-1970», presentan un estudio de caso con el cálculo de un nuevo índice del coste de la vida. Frente a la estabilidad de los precios, los salarios reales contribuyeron a configurar un balance pesimista en la evolución de los niveles de vida en las dos últimas centurias, destacando el deterioro que sufrieron durante el franquismo. El indicador de los precios también es objeto de análisis en el capítulo de Jordi Maluquer de Motes sobre «La evolución del nivel general de precios en Francia y en España en perspectiva comparada». El autor selecciona los índices más adecuados para valorar la evolución del nivel general de precios en España y Francia como aportación al estudio de los niveles de vida y su evolución.
Son varios los capítulos que sitúan su análisis en el debate sobre el papel de la alimentación y la mortalidad en la evolución del bienestar de la población. El trabajo de Xavier Cussó sobre «Transición nutricional y globalización de la dieta en España en los siglos xix y xx. Un análisis comparado con el caso francés» introduce el concepto de transición dietética y el impacto decisivo que tuvo sobre el bienestar y la salud de la población, en una primera etapa, no así en la etapa postransicional, al surgir los problemas ligados a la sobrealimentación. Laurent Heyberger, en su capítulo titulado Stature, disponibilités alimentaires, alphabétisation et urbanisation en France au milieu du XIXè siècle, además de introducir la variable alfabetización y su relación con la estatura, profundiza en la influencia de la urbanización rural sobre la transición nutricional, y destaca el papel de los fallos de mercado y su incidencia negativa en el abastecimiento o en las condiciones higiénico-sanitarias, impidiendo así el desarrollo de regímenes alimentarios equilibrados y abundantes. Por su parte, el capítulo de Roser Nicolau sobre «La mortalidad en España en los siglos xix y xx. Una comparación con Francia» subraya la importancia de las enfermedades infecciosas en el retraso de la reducción de la mortalidad en España y su prolongada convergencia con Francia, así como el comportamiento diferencial que habrían mostrado los grupos de edades en relación con dicho descenso y sus causas. También destaca las limitaciones del indicador de la esperanza de vida y la necesidad de contemplar otros indicadores.
Antonio Escudero e Hipólito Simón, en su capítulo sobre «Nuevos datos sobre el bienestar en España (1850-1993)», insisten en la conveniencia de estudiar la evolución del bienestar utilizando diversos indicadores. Los elementos de bienestar, más allá de su relación con la renta por persona, deben situarse en el ámbito de los derechos de acceso necesarios para prosperar, tal como ocurre con la salud, la educación o la libertad, de ahí la importancia de cruzar, como realizan los autores del capítulo, el índice de desarrollo humano (IDH) con el índice físico de calidad de vida (IFCV) y la estatura. La convergencia con Europa habría tenido lugar más por el IDH y el ICFV (por aumento de la oferta pública en salud y educación) que por la renta.
En el capítulo «La estatura de los españoles al final de la adolescencia. Una historia antropométrica comparada», José Miguel Martínez Carrión y Javier Puche Gil confrontan los datos españoles con los franceses. Estos autores destacan que la mejora del bienestar y del nivel de vida biológico habría coincidido con los procesos de modernización económica y el desarrollo de la transición demográfica, el final de la transición epidemiológica y el impacto de la transición nutricional. Los españoles fueron más bajos que italianos y franceses en los dos últimos siglos, pero alcanzaron a los primeros y casi convergieron con los segundos en la década de 1970. El análisis comparado de las tres experiencias muestra la incidencia negativa de los episodios bélicos en la evolución de la talla, y la influencia perversa de los conflictos en el bienestar humano y los niveles de vida biológicos.
La variable del consumo y sus comportamientos diferenciales es analizada en tres de los capítulos. Gérard Gayot y Mohamed Kasdi, en su trabajo sobre L’inégalité de fortunes a Lille, Roubaix, Tourcoing, au cours du premier âge de l’industrie mécanisée, 1800-1848, además de mostrar el interés heurístico de las annuités successorales, destacan los efectos negativos de la primera Revolución Industrial sobre los niveles de vida, al provocar, en un contexto de crecimiento económico elevado, una proletarización acelerada y la concentración de las riquezas. En el capítulo S’appropier les choses. Consommateurs et consommation en France au XIXè siècle (1800-1914): «Perspectives de recherche», Jean Claude Daumas intenta explicar, a través de los inventarios posmortem, la dinámica del consumo y sus mecanismos de difusión en la Francia del siglo xix. Por su parte, Sabine Effosse, con su trabajo titulado Le dévelopment du crédit à la consommation en France pendant les trente glorieuses, busca responder a la pregunta ¿En qué medida contribuyó el crédito al consumo de equipamiento de los hogares franceses y a la generalización del confort en la etapa de fuerte crecimiento que medió entre 1950 y 1970?, y más concretamente a cómo se configuró una sociedad de consumo representada en el acceso a la trilogía: automóvil, refrigerador y televisión.
La monografía se completa con un trabajo de Esther M. Sánchez sobre «Niveles de vida e influencias exteriores. Un estudio de la balanza de pagos entre España y Francia, 1949-1975», donde a través de la balanza bilateral (comercio, turismo, emigración, inversión), se analizan las contribuciones de Francia y España a sus procesos de crecimiento; y con un capítulo de Stephan Kamplemann sobre A conventionalist analysis of inequality measurament. Este autor, a partir del desarrollo histórico del punto de vista económico de la desigualdad, plantea la necesidad de contar con convenciones alternativas para su medición. El análisis desde distintos ángulos sería un ejercicio necesario para garantizar que las medidas científicas se corresponden con representaciones intuitivas de la desigualdad y para llamar la atención sobre nuevas preguntas de investigación.
Podemos concluir, destacando el interés historiográfico de la monografía y el papel protagonista que cabe otorgar a la conquista de la equidad en la evolución positiva de los niveles de vida.