Parafraseando la «Balada del hombre flaco», de Dylan, me atrevería a resumir el libro en la siguiente frase: Algo está pasando y no sabe qué es. ¿No es así, señor Lucas? Porque el editor de este conjunto de ensayos (Mats Benner) arranca precisamente con el ya célebre discurso dado por Robert Lucas en la conferencia anual de los economistas norteamericanos en 2003. En dicho discurso, un crecido Lucas vino a decir, entre ufano y prepotente, que habíamos alcanzado el nirvana económico en el que las crisis ya no iban a azotarnos más por la sencilla razón de que habíamos desarrollado un sistema económico y político que era capaz de hacerles frente.
Nada más lejos de la realidad, como la experiencia diaria y esta valiosa selección de escritos nos demuestran de forma palmaria. Más que artículos científicos propiamente dichos, los capítulos tratan de plegarse (no todos con igual éxito) al objetivo confeso de observar y divulgar las grandes tendencias que nos han llevado hasta aquí, y a perfilar posibles salidas (tanto las recomendadas como las temidas).
Ese objetivo choca frontalmente contra los diversos relatos que las autoridades económicas y políticas (tanto las oficiales como las que tejen los discursos entre bambalinas) han elaborado para la ocasión. Todos esos discursos convergen en un único punto: la nave ha sufrido un choque inesperado, pero recuperará el rumbo y la velocidad por sus propios medios. Los instrumentos de navegación siguen siendo válidos y el motor sigue intacto, solo unas pequeñas maniobras serán necesarias. Por el contrario, este libro destila un mensaje claro y contrario a ese discurso: no hacer nada no es una opción, y no lo es desde hace bastante tiempo.
El discurso a contracorriente que emana de este libro solo puede ser escrito con solvencia por un elenco de autores que mayoritariamente viven y piensan en ese oasis del pensamiento que es la sociedad escandinava. No en vano existe allí una tradición centenaria de pensadores y científicos sociales que siempre han leído de forma crítica a los grandes pensadores y creadores de opinión del mundo anglosajón. Se diría que los nórdicos han conseguido mantener la distancia y hacerse las preguntas oportunas, en lugar de tomar las respuestas sugeridas como dogma.
El libro consta de 3 bloques bien diferenciados: i) crecimiento y pensamiento económico e instituciones hasta la crisis (capítulos 1 a 4); ii) sociedad y política durante la crisis (capítulos 5 a 7), y, finalmente, iii) cómo queda el mundo después de la crisis.
En el primer bloque de 4 capítulos se plantean, desde el punto de vista del largo plazo, las grandes líneas económicas que nos han traído hasta aquí y las instituciones que lo han hecho posible. En ese trazado, destacan con fuerza 2 momentos como puntos de inflexión: los años 30 y los años 70. En ambos casos pueden verse y describirse claramente los cambios en los patrones de crecimiento, en las teorías económicas que los acompañan y en las estructuras institucionales que los guían.
El segundo bloque, formado por los capítulos 5 a 7, trata sobre las consecuencias sociales y políticas de las crisis económicas en general, y de esta en particular. Por último, los capítulos finales (8 a 12) se dedican a imaginar y prever la forma que adoptará el mundo occidental («Nord atlántico», según su expresión) después de la crisis. Esta es la clasificación que propone el editor Mats Benner, y puede ser una primera aproximación y justificación del orden propuesto para los capítulos.
Sin embargo, hay una clasificación alternativa de los capítulos que resulta más útil a mi juicio, porque separa el método con el que los autores se acercan al problema y, especialmente, permite ver qué asuntos se tratan principalmente. Los primeros 4 capítulos, junto con el 8 y el 11, agradarán a aquellos que se mueven en el terreno de la Economía en general y de la Macroeconomía en particular. Por su parte, aquellos más cercanos a la Sociología y la Política se encontrarán más a gusto en los capítulos 5 a 12 (a excepción de los mencionados 8 y 11), porque ahí se trata el cómo se ha digerido lo que ha pasado y cómo podemos cambiar el rumbo de las cosas a través de la política.
En la primera de esas 2 secciones, el lector encontrará una aproximación heterodoxa a las explicaciones de la crisis y al análisis de las propuestas de salida que se han hecho hasta ahora. A estas alturas queda claro que algo ha fallado y que tenemos que mirar qué cosas hemos aprendido y, especialmente, qué cosas hemos olvidado de las revoluciones en Macroeconomía que se produjeron tras las crisis pasadas: las de los años 30 y 70 del siglo xx. El denominador común de todos esos capítulos es bastante claro: hemos dejado que las finanzas vayan demasiado lejos en tamaño e influencia, pero no tenemos una idea clara de cómo influyen en la economía real y, especialmente, de cómo podemos manejarlas una vez que están desatadas de todo control. A estas alturas está claro que la financiarización de la economía no ha ido de la mano de unos modelos que incorporasen los (múltiples) fallos y peligros que trae la expansión descontrolada de los activos y mercados financieros. Las burbujas especulativas y la extracción de rentas parecen ser 2 consecuencias indeseadas y aparentemente inevitables. La teoría de los mercados financieros eficientes no ha pasado la prueba y debería ser revisada. El capítulo 11 cierra esta sección proponiendo precisamente qué controles deberíamos haber tenido para que alguna luz roja se hubiese encendido allá por el año 2000.
En la segunda sección, la sociopolítica, el lector encontrará de forma extensa la respuesta a una inquietante pregunta: ¿qué relatos de la crisis se han ido construyendo por parte de los gobiernos y los grupos de presión? A partir de un análisis casi lexicográfico de textos oficiales y no oficiales, uno puede ver cómo se va construyendo el discurso que más conviene a cada cual. Es extraordinariamente ilustrativo cómo se introducen conceptos nuevos y, mucho más todavía, cómo se utilizan palabras baúl que son meros contenedores de humo. Este comportamiento es aplicable a los textos políticos, a los informes de los expertos y, finalmente, incluso a los textos de contenido fundamentalmente económico (capítulo 5). Hay en esta sección un par de capítulos que escapan de ese cuadro general. El capítulo 6, centrado especialmente en Suecia, trata de las políticas sociales relativas a la familia y su relación con las crisis económicas del siglo pasado. Por su parte, el interesantísimo capítulo 8 aborda el gran desafío que supone reeditar el New Deal de Roosevelt en la actual Europa.
Dejo para el final la respuesta a una pertinente pregunta: ¿qué encontrará el lector de textos de Historia Económica en esta variada selección de capítulos? La primera respuesta que viene a mi mente es: mucho. Cada uno de los autores de este libro ha renunciado de forma clara a realizar un análisis coyuntural y miope de las cosas que pasan. Conscientes de que «esta vez es diferente», destila en todos los textos la idea de que hay un antes y un después de lo que nos está pasando. Por eso, aunque todavía no sepamos cuáles serán las formas en las que la historia de la humanidad encontrará acomodo, estos autores han apartado la vista de sus papeles cotidianos y han estado largo tiempo mirando por sus respectivas ventanas. Creo sinceramente que ha valido la pena reunir sus reflexiones en este libro.