Este libro proporciona al lector una visión pormenorizada y rigurosa de la realidad extremeña mediante el estudio de la historia reciente de Extremadura, desde la aprobación de su Estatuto de Autonomía hasta la actualidad, desde un punto de vista predominantemente económico, aunque enriquecido con las perspectivas que aportan el derecho, la sociología y la geografía entre otras disciplinas.
Los más de 50 autores que participan en esta obra nos explican, en 10 capítulos y una extensa introducción, cómo ha evolucionado la situación económica y política de Extremadura, y cómo ha cambiado la sociedad extremeña en los 30 años que van desde 1983 hasta 2013.
Para entender esta evolución, se comienza presentando la perspectiva histórica de la economía extremeña, cuál era el modelo productivo que existía en Extremadura durante los siglos anteriores. En esta parte, los autores señalan que la gran especialización agraria y la escasa industrialización de Extremadura en el siglo XIX y una buena parte del siglo XX pueden ser las causas principales del lento crecimiento económico de la región en este periodo. Se analizan los principales indicadores macroeconómicos entre 1930 y la actualidad, para poder estudiar la convergencia de la economía objeto de estudio con respecto a la economía nacional.
Se apunta que es a partir de la década de los 60 cuando llega el cambio estructural a Extremadura, con retraso respecto al resto del país, y con una menor industrialización. El posterior proceso de integración en Europa impulsó el proceso de convergencia con los niveles medios de bienestar de España y de Europa. Aunque ha habido una mejora en términos macroeconómicos, esta no ha ido acompañada de un proceso de convergencia en el ámbito social. Los indicadores de desigualdad y pobreza presentan unos valores parecidos a los de hace 20 años.
A lo largo de todo el libro, se percibe la apuesta que se hace por una industrialización de la agricultura de regadío, impulsándola tanto con una integración vertical plena como con la internacionalización. Según los autores, es este proceso el que permitirá pasar de un modelo de especialización agraria sin industria a un modelo de especialización en industria agraria con agricultura.
Es imprescindible, para entender el avance de la comunidad, conocer el proceso que se ha seguido en el desarrollo de su estatuto, desde su creación en 1983, sus reformas de 1991 y 1999, hasta llegar a su última reforma, la de 2011, en la que se introducen algunas novedades en cuanto a intentar encontrar el equilibrio en la financiación de todos los niveles organizativos.
El análisis de la población y la sociedad muestra, por un lado, el proceso de envejecimiento que sufre la población extremeña –como el autor afirma, el hundimiento de la natalidad en la comunidad lastra su capacidad de renovación poblacional, y son los flujos migratorios los que marcarán el futuro demográfico de Extremadura–; por otro lado, describe el cambio que la sociedad extremeña ha experimentado en estos 30 años, –cambio en las tendencias migratorias, en el tamaño de las familias, en el nivel educativo de la población y, sobre todo, un cambio respecto al papel que juegan en la sociedad extremeña las mujeres.
El capítulo más extenso del libro se dedica al sistema productivo. Extremadura, la única región española que continúa siendo objetivo prioritario de la UE en el período 2014-2020, es una comunidad autónoma con una industria manufacturera muy débil, un sector primario más importante que la media del conjunto del país (aunque ha ido disminuyendo), y en la que el sector de la construcción tiene un peso sobre el total de la actividad económica por encima de la media española.
La incorporación de España en la Comunidad Europea, y más adelante la reforma de la PAC de 1992, supuso para Extremadura un incremento de la renta agraria, a precios corrientes, realmente importante. A partir de la revisión de la agenda 2000, en el periodo 2000-2012, la renta agraria a precios corrientes disminuyó, manteniéndose constante la española. Es claro que la crisis económica ha afectado al campo en esta comunidad, tanto por el aumento del paro agrario, como por las dificultades que las cooperativas y agricultores tienen para acceder a créditos bancarios.
El sector industrial en Extremadura no ha mejorado su posición relativa en España desde los años 80, por eso es importante buscar oportunidades que incrementen la importancia del sector para el desarrollo económico y social de la comunidad. De nuevo, se pone de manifiesto la apuesta que la economía extremeña debe hacer por la industria alimentaria en función de un modelo económico sostenible en términos sociales y medioambientales.
El sector servicios es la principal fuente de generación de valor en la economía extremeña. Dentro de este se presta especial atención al turismo, ya que es, en palabras de los autores, «uno de los sectores con mejores expectativas de futuro» que, aunque adolece de debilidades, presenta oportunidades para que la economía extremeña pueda basar una buena parte de su desarrollo en él. Extremadura es, por tanto, una economía terciarizada que no ha tenido un desarrollo industrial previo. La principal rama terciaria es el sector público. Es la comunidad autónoma con mayor porcentaje de asalariados por parte del sector público con respecto al total de asalariados.
Este extensísimo capítulo acaba con la petición explícita por parte de los autores de que el gran esfuerzo que supone la realización de una tabla input-output y de una matriz de contabilidad social para una economía regional no sea algo aislado. Es importante que el Instituto Estadístico Regional recoja esta petición y sea posible utilizar estos modelos para estudiar la evolución de la economía extremeña a lo largo del tiempo, y poder realizar comparaciones de esta con otras regiones.
En cuanto a las relaciones económicas exteriores, hay que destacar que las exportaciones extremeñas han crecido a elevadas tasas en las últimas décadas (incluso por encima de las españolas), aunque en valor absoluto las cifras continúan siendo muy modestas. El grado de apertura ha ido aumentando desde el 5% del PIB en 1988 hasta el 15% en 2012 (aun así, está muy por debajo del de España, que se sitúa en un 45% del PIB).
Es de destacar, en esta parte del trabajo, la diferenciación que se realiza, pese a los problemas a los que se enfrentan, del comercio internacional, interregional e intrarregional (en este sentido sería útil también disponer de tablas input-output de varios periodos de tiempo).
El análisis del mercado de trabajo en Extremadura nos proporciona tasas de paro mayores que la media española (en 2011 en Extremadura superaban el 30%). El paro se concentra en grupos especialmente sensibles como son las mujeres, los jóvenes y los parados de larga duración, a los que se añade, además, el paro agrario. La falta de creación de empleo interno hace que una parte importante de este trabajo esté dedicado a las políticas pasivas y, sobre todo, a las políticas activas de empleo.
La actividad financiera, y cómo ha incidido en ella la crisis, no presenta grandes diferencias en Extremadura y en el conjunto nacional. La necesaria reestructuración a la que se ha visto sometido el sistema bancario ha afectado de una manera sobresaliente a las cajas de ahorro; este proceso en Extremadura (Caja Extremadura y Caja Badajoz) ha tenido un alto coste laboral, tanto en forma de despidos como en bajada de salarios. Es necesario subrayar el fuerte crecimiento en la comunidad del esfuerzo crediticio (créditos/depósitos), aunque continúa siendo una de las comunidades autónomas con una ratio más baja.
La innovación es uno de los pilares fundamentales para el crecimiento de las economías, es importante conseguir un tejido empresarial innovador. Tanto el esfuerzo inversor en I+D como la innovación tecnológica han experimentado un elevado crecimiento en la región, sobre todo a finales de los 90 y en la primera década del siglo XXI, aunque las cifras continúan siendo muy inferiores a la media española. La mayor parte del gasto se realiza por parte de las Administraciones Públicas y el sector de la enseñanza, si bien el sector empresarial ha aumentado su participación en los últimos años.
No cabe duda de que el enorme esfuerzo del coordinador, organizando y armonizando el trabajo de más de 50 autores, incluyendo, como ya hemos señalado, aportaciones desde distintos enfoques, ha dado lugar a lo que pasará a ser el manual de referencia de la historia económica reciente de Extremadura.