El colapso financiero de 2008 demostró a los editores de este volumen, Christian Grabas y Alexander Nützenadel (Humboldt University, Berlín), los inconvenientes del neoliberalismo y la necesidad de introducir mayores dosis de intervención estatal en el escenario económico. Esta convicción les llevó a reactualizar las recetas de política económica (industrial) aplicadas en Europa durante las 3 décadas que siguieron a la IIGuerra Mundial. Cuestiones como la planificación indicativa, el pensamiento keynesiano, las políticas regionales, los incentivos gubernamentales a la industria privada o la ordenación del movimiento internacional de bienes, capital y trabajo están llamadas, en opinión de Grabas y Nützenadel, a aportar hoy lecciones de enorme utilidad tanto en el ámbito científico como en la toma de decisiones de política económica.
Los ensayos incluidos en este libro, realizados por especialistas de muy diversa procedencia geográfica y académica, examinan las causas del extraordinario crecimiento registrado en la Europa de la segunda posguerra, sobre todo durante el milagro económico de 1950 a 1973. Indagan en sus antecedentes históricos, características, protagonistas, implicaciones y controversias, afirmando que el desarrollo y la convergencia de aquellos años dorados no fueron procesos fortuitos, sino resultado directo de las políticas económicas deliberadamente adoptadas a nivel local, nacional y en el marco de la CEE y el COMECON. Es más, la competición de la Guerra Fría, el proceso de integración europea y los programas de ayuda al desarrollo en el Tercer Mundo situaron la política industrial en el corazón de la política económica en ambos bloques. Pese a sus efectos globalmente positivos, sobre todo en Europa occidental, la política industrial implicó desaciertos también evidenciados en este libro, como el excesivo apoyo estatal a industrias en declive o las grandes inversiones destinadas a los sectores armamentístico y aeroespacial, que retrajeron recursos de partidas sociales básicas.
El estudio de la política industrial de la Europa posterior a 1945 no es nuevo, evidentemente, pero sí lo son la ampliación del horizonte geográfico (Europa occidental, Europa oriental, colonias), el análisis multidisciplinar (mezcla de Historia, Economía, Ciencia Política, Sociología y Relaciones Internacionales) y la voluntad de no ceñirse a las políticas nacionales y proceder a un examen global de la política industrial europea.
Los contenidos están organizados en 3 partes. La primera integra una serie de trabajos sobre las políticas industriales de Europa occidental. Tras el capítulo introductorio de James Foreman-Pech, se abordan las experiencias nacionales de Gran Bretaña (Martin Chick), Francia (Wiliam James Adams), Alemania Occidental (Stefan Grüner), Suecia (Jan Bohlin), Italia (Cristian Gavras) y España (Joseba de la Torre y Mario Zúñiga), que nos brindan perspectivas de análisis novedosas, útiles balances históricos e historiográficos, y fuentes de archivo hasta ahora inéditas. La segunda parte recoge estudios supranacionales, mucho menos frecuentes en la literatura: los efectos del Plan Marshall tanto en Europa como en regiones extraeuropeas afectadas indirectamente (Daniel Speich Chassé), las políticas y los grandes proyectos industriales emprendidos por la CEE en busca de un —nunca logrado— federalismo industrial (Laurent Warlouzet), y la cooperación industrial entre la CEE y los países del África francófona (Martin Rempe), y entre la CEE y el grupo África, Caribe, Pacífico-ACP (Guia Migani). La última parte está dedicada a las políticas industriales del bloque oriental. Comienza con el artículo de Ivan T. Berend, que indaga en los orígenes y el alcance de la planificación centralizada soviética, y finaliza con las aportaciones de Ralf Ahrens, Pál Germuska y Christopher Mark Davis sobre, respectivamente, la República Democrática de Alemania, Hungría y la Unión Soviética.
Este libro realiza el enorme esfuerzo de reunir en menos de 400 páginas los hitos de las políticas industriales aplicadas en Europa, y desde Europa, durante la larga segunda posguerra. Es un trabajo sólido y bien documentado que, por sus aportaciones históricas e historiográficas, está llamado a convertirse en un texto de referencia. Inevitablemente, ninguno de sus artículos es exhaustivo, y se echan de menos estudios de caso relevantes (v.g., Checoslovaquia o Yugoslavia en la parte dedicada a Europa oriental). La heterogeneidad de las políticas nacionales (de sus actores, instrumentos y objetivos) dificulta enormemente el análisis comparativo. Quizá la utilización de marcos interpretativos y/o índices de contenidos más parecidos (método cuantitativo o cualitativo, corto o largo plazo, planificación sectorial o regional…) hubiese permitido cumplir mejor el objetivo expreso de superar el enfoque nacional tradicional en beneficio del comparativo y transnacional. Asimismo, un capítulo final de conclusiones, que resumiese las aportaciones de los 15 ensayos y presentase un balance de éxitos y fracasos, hubiese ayudado a salvar la mera yuxtaposición de modelos nacionales y abrazar una verdadera visión de conjunto. En todo caso, se trata de un trabajo excelente sobre una época fundamental en la historia económica europea que consolidó en muchos países el cambio estructural de economías agrarias a industriales con un creciente sector terciario. Un trabajo, en definitiva, que invita a investigadores y políticos a repensar las políticas industriales y a revalorizar la contribución del Estado al crecimiento económico alcanzado dentro y fuera de las fronteras europeas.