Dedico esta reseña a la Dra. Liliana Weinberg, en agradecimiento por haberme regalado esta antología.
Miradlo
es una lágrima que corre sobre rahíles enmohecidos.
Mirad el corazón del hombre
es un nudo de ira atrapado por la sangre.
Hombre, he aquí tu rastro Mujer, he aquí tu carne
Joven corajudo, he aquí tu tumba recién cavada.
¿Oh pobre muchacho, no dejaste tu semen frutecido en la tierra!
No pudiste sembrarte en la mujer que amabas No te dieron tiempo
Pero no importa Yo me declaro tu hijo
y en tu nombre elevaré mi voz porque en mi nombre sellaron tus labios.1
Esta antología poética, publicada en edición bilingüe español-francés, se presenta como “la primera antología poética de República Dominicana y Haití”, y ciertamente lo es en esa modalidad, hecho que representa, sin duda alguna, un avance en el acercamiento cultural entre estos dos países que comparten la misma isla.
La publicación contó con el apoyo del Ministerio de Cultura de República Dominicana y tuvo a cargo de la selección de los poemas a dos connotadas figuras del ámbito literario: el poeta haitiano Gahston Saint-Fleur, quien realizó también la traducción al castellano de los poetas haitianos que escriben en francés y de los poetas dominicanos al francés, así no se trata propiamente de una edición bilingüe, sino más bien de un esfuerzo cruzado entre ambas lenguas, en el cual la poesía haitiana aparece sólo en su versión en español y la dominicana sólo en su versión en lengua francesa. El otro antologador es Basilio Belliard, dominicano y director de Gestión Literaria del Ministerio de Cultura de este país.
Desde luego, una antología de poesía siempre conlleva riesgos en la selección de los poetas y de las poesías que se van a presentar, sin embargo, creo que en este libro no es esta la preocupación fundamental, sino más bien acercar la poesía contemporánea más representativa de un país a otro, mostrando con ello que el arte es un vínculo fundamental para buscar una convivencia más armónica, a pesar de las guerras, los prejuicios y un pasado caracterizado por las relaciones tensas y complejas entre ambos pueblos separados por una frontera, también lingüística, pero no por sus sufrimientos y su creatividad para transformarlos precisamente en poesía.
Trece poetas haitianos y trece poetas dominicanos, nacidos en un rango que va desde mediados del siglo xix hasta mediados del siglo XX, son los autores de esta antología. En ella encontramos desde los poetas más emblemáticos de Haití como Jacques Roumain (1907-1944), de quien por cierto, además de presentar poemas publicados en Bois d’ébène,2 aquí tenemos la oportunidad de encontrar el poema “Madrid”, publicado en 19373 en relación con los acontecimientos de la Guerra Civil española, como se recordará Roumain fue uno de los pensadores comunistas haitianos más lúcidos.
En esta misma tesitura no podía faltar René Depestre, quien es más conocido en el ámbito hispanohablante por su larga residencia en Cuba, donde publicó parte de su obra narrativa ya traducida al español. Sin embargo, la antología tiene la virtud de presentar a otros poetas menos conocidos y, hasta antes de la aparición del libro referido, no traducidos al español, por ejemplo Massillon Coicou (1867-1908), quien murió asesinado por el régimen de Nord-Alexis, de él se publica un largo poema titulado “Vertières”, en referencia a una de las batallas históricas de la Revolución haitiana de 1804, en la cual el ejército sublevado de esclavos al mando de François Capois, conocido como CapoislaMort, y de Jean-Jacques Dessalines gana al ejército francés al mando del general Rochambeau.
Poesía es también rebelión con las palabras y con los hechos, los poetas fueron en su mayoría quienes hicieron las revoluciones y los movimientos caribeños libertarios del siglo xx, por eso no podían faltar en una antología de poesía dominico-haitiana contemporánea algunos poetas dominicanos como Pedro Mir y Freddy Gatón Arce, quienes a través de la palabra denunciaron la situación prevaleciente durante la larga dictadura de Rafael Leónidas Trujillo (1930-1961).
Sin embargo, no hay que olvidar las difíciles condiciones a las que se enfrentaron los poetas que no colaboraban con el régimen, la poesía fue el género por excelencia que privilegió el régimen trujillista, por su cercanía con el mito y la epopeya. No colaborar ya era, en esa época, un acto de subversión.4
Los temas de la poesía dominico-haitiana son muy variados tal como lo muestra la selección hecha en la presente antología, además cada uno tiene sus tópicos particulares, la mayoría profundamente ligados con su historia, por ejemplo: la Revolución haitiana, los gobiernos autoritarios, los dictatoriales, la pobreza, la discriminación racial hacia los afro-descendientes, la música, el baile, las religiosidades, la condición de insularidad y la esclavitud entre otros.
La música como tema y como agente de experimentación estética en el ritmo caracteriza a algunas poesías de esta antología. Del poeta dominicano Franklin Mieses Burgos un fragmento de su poema “Paisaje con un merengue al fondo”:
Por dentro de tu noche
solitaria de un llanto de cuatrocientos años; por dentro de tu noche caída entre estas islas como un cielo terrible sembrado de huracanes; entre la caña amarga y el negro que no siembra porque no son tan largos los cabellos del agua; inmediato a la sombra caoba de tu carne: tamarindo crecido entre limones agrios;
casi junto a tu risa de corazón de coco; frente a la vieja herida violeta de tus labios por donde gota a gota como un oscuro río desangran tus palabras,
lo mismo que dos tensos bejucos enroscados bailemos un merengue:
un furioso merengue que nunca más se acabe5.
Las religiosidades, igualmente no sólo como tema, sino también como vehículo de experimentación estética, están presentes, también diría en el caso de algunos poetas como Roussan Camille (1912-1961) con un largo poema titulado “Cristo”, con ello queremos poner énfasis en que también algunas poesías están impregnadas de un misticismo de tradición cristiana, éste convive al mismo tiempo con las religiosidades de origen africano.
El poema de Carl Brouard (1902-1965) “Oración a hogún” muestra ese misticismo, en este caso, implorando a un dios del vudú:
Hogún
dios de la Fuerza y del Ánimo, de mirada recta como un puñal
infunde en el alma de los hijos de Yayute una energía sobrehumana
venda
oh venda sus nervios tendidos hasta la ruptura.
Escúchame lo quiero hace falta
porque toda la tensión dolorosa de mi voluntad
ha pasado por mi oración.6
La antología cierra con Jacques Viau poeta haitiano de nacimiento, radicado desde los seis años en República Dominicana, de su poema: “Será preciso” este fragmento es una invitación a la fiesta de poesía que ofrece el libro presentado:
He hablado con palabras antiguas palabras que fueron usadas ayer
para decir que el cielo era morada de mitológicos seres que habitaban las estrellas y soplaban el viento.
Hoy para hablarle al pueblo renacido ocupado en edificar
habrá que ser sincero
y decirle que el cielo… es cielo
que las estrellas son simplemente… estrellas que el vegetal es un amasijo de besos
y el hombre, resultado de tiernas componendas nocturnas. Entonces una alegría infinita trazará su órbita definitivamente alrededor de esta tierra que nutrimos.7
Jacques Viau, Permanence des pleurs, la obra recoge la producción poética de este escritor, fue publicada póstumamente. El joven poeta murió en 1965, víctima de la invasión militar de Estados Unidos a República Dominicana tras la caída del presidente Juan Bosch. Algunos de sus poemas fueron publicados, ya traducidos al castellano, en Poemas de una isla y de dos pueblos, selección de Roberto Fernández Retamar, La Habana, Casa de las Américas, 1974 (Col. La Honda). El texto completo de la poesía original, en su versión francesa, se encuentra en la publicación que se presenta, p. 201.
Los poetas miembros de movimientos estéticos como “Los Independientes” de los años cuarenta (1940) no colaboraban con el régimen de Trujillo, aunque fueran movimientos pequeños y aislados, se incluye en esta antología a Tomás Hernández Franco (1904-1952), miembro de este movimiento, con su poema “Yelida”. También los poetas dominicanos que formaron el movimiento de la Poesía Sorprendida en 1943 se caracterizaron por experimentar, en un nivel estético, dentro de una poesía intimista que no hacía propaganda a la dictadura, forman parte de la antología, los poetas sorprendidos: Domingo Moreno Jiménes, Franklin Mieses Burgos y Aída Cartagena Portalatín, la única mujer, cabe recordar que también formó parte de este movimiento el poeta español Eugenio Fernández Granell. Véase el estudio introductorio de Soledad Álvarez, “Les moments de la poèsie dominicaine du xx ème siècle. Continuité et ruptures”, en la misma antología y también Ana Gallego Cuiñas, “Trujillo: el fantasma y sus escritores (análisis y sistematización de la novela de Trujillo)”, Granada, 2005 (Tesis de doctorado en Literatura Española, Universidad de Granada), pp. 200-203.
Publicado en el poemario Trópico íntimo, escrito entre 1930-1943, en Gahston SaintFleur y Basilio Belliard [selec.], Palabras de una isla/Paroles d’une île, Santo Domingo, Ediciones de Cultura, 2012, aparece ya traducido como “Paysage au fond de merengue”, pp. 273-275.
Carl Brouard fue un poeta haitiano ligado en un principio a Jacques Roumain y sus planteamientos. Sin embargo, tiempo después se unió a la candidatura de François Duvalier. Murió tempranamente, publicó entre otros el poemario Écrit sur du Ruban Rose. Gran parte de sus obras se encuentran publicadas en Pages retrouvées: oeuvres en prose et en vers, Groupées par les soins du Comité Soixantième Anniversaire de Carl Brouard, Portau Prince, Éditions Panorama, 1963.