Varón de 3 años con antecedente de geofagia. Acudió con cuadro clínico de 15 días de evolución con diarrea, tos y fiebre (39°C), fue tratado por el facultativo con nitazoxanida y albendazol, sin presentar mejoría. Posteriormente presentó dolor abdominal localizado en hipocondrio derecho y leucocitosis de 35,3×109cél/l (71% neutrófilos y 7% eosinófilos). En la radiografía de tórax se observaron infiltrados parahiliares bilaterales y atelectasias basales posteriores bilaterales (fig. 1A). El ultrasonido presentó imágenes sugestivas de Ascaris spp (fig. 1B). La TAC abdominopélvica con colecciones apendiculares y reacción inflamatoria granulomatosa (fig. 2A). Se inició tratamiento con ceftriaxona-metronidazol y se realizó una laparotomía con drenaje de abscesos caseosos, apendicectomía y adherenciolisis. El informe anatomopatológico reportó apendicitis aguda y ulcerada con fragmentos de Ascaris lumbricoides (fig. 2B). La broncoscopia reportó linfocitos y eosinófilos con alteración en la segmentación de bronquios superiores. Se realizaron niveles de inmunoglobulinas y una prueba de reducción de nitroazul de tetrazolio, los cuales fueron normales. La evolución clínica fue favorable con resolución completa.
Ascaris lumbricoides puede presentar migración errática. La fisiopatología de la apendicitis se atribuye a una reacción granulomatosa como respuesta a los huevos del parásito; sin embargo, nuestro caso sugiere la participación directa de la forma adulta. Los infiltrados eosinofílicos se presentan de 9 a 12 días, luego de la ingesta de huevos, y un 15% tienen síntomas respiratorios. Es importante para el médico el primer contacto considerar la presencia de complicaciones secundarias a infecciones parasitarias, para realizar un diagnóstico y tratamiento oportunos.