La sepsis de origen odontogénico puede diseminarse por contigüidad, afectando a la región cervical, mediastínica y a la cabeza o hacerlo por vía hematógena. Esta última vía es menos frecuente aunque hay descritos en la literatura médica abscesos esplénicos1, hepáticos2,3, pancreáticos4,5 o múltiples6 de origen odontogénico. Presentamos a continuación el caso de una paciente con un absceso pancreático que inicialmente fue confundido con una neoplasia quística.
Una mujer de 70 años acudió al hospital refiriendo epigastralgia, anorexia y pérdida de peso no cuantificada en el último mes. No había tenido episodios recientes de pancreatitis ni de síndrome febril y su madre había muerto de cáncer de páncreas. En el examen físico no se palpaban masas abdominales. La analítica mostró los siguientes resultados: leucocitos 9.300/mm3 (55% neutrófilos), hemoglobina 11,6g/dl, amilasa 143 U/l y lipasa 117 U/l. Los niveles sanguíneos de CEA y de CA 19.9 fueron normales también. En la ecografía abdominal destacaba una lesión quística en la cabeza del páncreas. La TC abdominal y la RM confirmaron una lesión quística cefálica de 4 × 4cm con ausencia de afectación vascular.
Se realizó una laparotomía exploradora y al biopsiar la masa pancreática se obtuvo pus amarillento del interior y se procedió a drenar ampliamente la cavidad.
La paciente estuvo con imipenem, 1 g/8h durante 7 días, y le fue dada el alta en buenas condiciones al noveno día del post-operatorio. El cultivo del pus fue positivo para Streptococcus anginosus y la anatomía patológica de la pared del absceso reveló tejido pancreático con inflamación crónica inespecífica. Ante este hallazgo se volvió a preguntar a la paciente sobre manipulaciones dentarias recientes y confirmó haber sufrido múltiples extracciones en los últimos meses sobre una cavidad oral muy descuidada.
Este caso ilustra la dificultad de realizar un diagnóstico correcto preoperatorio de las lesiones infecciosas del páncreas cuando no existen datos clínicos (fiebre) o analíticos (leucocitosis con desviación izquierda) que nos orienten, con el agravante en nuestro caso de una historia familiar positiva para cáncer de páncreas.
En las zonas endémicas de tuberculosis (TBC), como la India, no es infrecuente observar masas pancreáticas en pacientes inmunodeprimidos o inmunocompetentes que plantean el diagnóstico diferencial entre TBC o neoplasia pancreática7. En estos casos, la punción con aguja fina puede ser diagnóstica para la TBC y evitar así una cirugía innecesaria al individuo8.
Stein et al. han descrito 2 casos de abscesos pancreáticos producidos por Eikenella corrodens, bacilo gramnegativo que habita en la placa dental5. Streptococcus salivarius ha sido identificado como el causante de otro absceso pancreático tras una manipulación dentaria4. Streptococcus anginosus es un anaerobio facultativo que se puede encontrar habitualmente en la cavidad oral9, en el intestino, en el aparato urogenital y en la vía aérea. Dicho germen se ha identificado como causante de abscesos hepáticos de origen odontogénico3. Sin embargo, nuestro caso describe la asociación de S. anginosus como germen causante de un absceso pancreático en un paciente, con mala higiene bucal, tras múltiples extracciones dentarias10.
Por lo tanto, aunque poco frecuentes, los abscesos pancreáticos pueden deberse a procedimientos odontológicos en pacientes con sepsis dental por diseminación hematógena de gérmenes de la cavidad oral.