Paciente de 53 años de edad que consulta en su centro de salud por dolor, edema e impotencia funcional en el tobillo derecho, orientado como celulitis en Urgencias y que no mejora con tratamiento antibiótico. Se trata de un paciente con diabetes tipo 2 en tratamiento con antidiabéticos orales e insulina. Ha presentado como complicaciones vasculopatía periférica con mal perforante plantar y retinopatía diabética. Presenta también cirrosis enólica Child A, que se ha complicado con hemorragia digestiva alta en contexto de varices esofágicas y descompensación ascítico-edematosa en contexto de hepatitis enólica aguda. Se ha realizado tratamiento con bandas por varices grado ii-iii e hipertensión portal.
A la exploración física presenta tobillo edematoso, hiperémico, con limitación de la movilidad, doloroso a la palpación. Sensibilidad a monofilamento abolida. Reflejo aquíleo abolido. Piel íntegra con higiene de uñas correcta.
Se solicitó radiografía de tobillo, que mostró destrucción ósea severa y múltiples luxaciones, compatible con artropatía de Charcot (figs. 1 y 2).
Se solicitó gammagrafía ósea, que mostró hipercaptación intensa del trazador en tobillo y tarso del pie derecho; presencia de fenómenos importantes inflamatorios y de remodelación ósea en relación con la importante desestructuración ósea.
Se procedió inicialmente a la inmovilización con botina de yeso y fue derivado a Reumatología, donde se inició tratamiento con bifosfonatos sistémicos.
La artropatía de Charcot se define como una lesión neuroartropática destructiva asociada a pérdida de sensibilidad dolorosa, térmica y propioceptiva. De etiopatogenia desconocida, se caracteriza por inflamación, luxación articular y destrucción ósea, que conlleva la deformación posterior del pie. Su causa principal es la diabetes mellitus, aunque en otras épocas se relacionaba con enfermedades venéreas, la lepra o el mielomeningocele1.
La artropatía de Charcot es multifactorial, produciéndose una neuropatía sensorial progresiva con pérdida de sensibilidad, una neuropatía autonómica con pérdida de densidad mineral ósea y una neuropatía motora con desequilibrio funcional que da lugar a articulaciones inestables, fragmentación ósea, esclerosis subcondral, fracturas periarticulares y microfracturas, que llevan a una consolidación hipertrófica con el establecimiento de deformidades graves que impedirán el normal funcionamiento de la articulación2. La articulación que se afecta más frecuentemente es la tarsometatarsiana, siendo bilateral en un 20% de los casos. Armstrong et al.3 calcularon la prevalencia en el 3,8%.
La artropatía de Charcot se suele presentar de forma aguda y se caracteriza por signos inflamatorios en la articulación del pie afecto. Generalmente pasa inadvertida o no se identifica correctamente (como observamos en el caso presentado). Por eso, es fundamental establecer la sospecha clínica ante un paciente diabético mal controlado de larga evolución, que se presenta en consulta con signos inflamatorios y edema unilateral del pie, de inicio insidioso, con leve dolor e incluso ausencia del mismo4. En fases avanzadas, sin embargo, encontraremos regresión de los signos inflamatorios y presencia de deformidades graves establecidas.
En cuanto al diagnóstico, en fases iniciales la pruebas de imagen pueden ser de escasa utilidad, pues no existe aún deformidad ósea, aunque pueden ser útiles para apoyar la sospecha diagnóstica. En esos casos se deben realizar determinaciones como la analítica con reactantes de fase aguda, la ecografía doppler o el cultivo de úlcera básicamente para realizar un diagnóstico diferencial correcto (celulitis, trombosis venosa profunda, osteomielitis). La gammagrafía con leucocitos marcados o la TAC pueden ayudar a discriminar infección de tejido blando de afección de tejido óseo. En fases subagudas y crónicas, la radiografía muestra desestructuración ósea y deformidad.
El diagnóstico precoz es de gran importancia para así intentar modificar el curso del cuadro5. La inmovilización es el tratamiento más adecuado. Un 25% de los casos tratados en fases tempranas no llegan a desarrollar deformidad. Existen dispositivos utilizados en rehabilitación que permiten la deambulación en fases subagudas6. Hay grupos que han mejorado con el tratamiento con bifosfonatos, que reducen la clínica y los signos inflamatorios7.
En conclusión, la artropatía de Charcot debe sospecharse siempre en pacientes con diabetes mellitus con mal control metabólico. Un diagnóstico e inicio de tratamiento precoces pueden reducir de forma importante las secuelas a largo plazo.
Responsabilidades éticasProtección de personas y animalesLos autores declaran que para esta investigación no se han realizado experimentos en seres humanos ni en animales.
Confidencialidad de los datosLos autores declaran que en este artículo no aparecen datos de pacientes.
Derecho a la privacidad y consentimiento informadoLos autores declaran que en este artículo no aparecen datos de pacientes.
Conflicto de interesesLos autores declaran no tener ningún conflicto de intereses.