INTRODUCCIÓN
Los síntomas respiratorios son en la actualidad el motivo más frecuente de visita al médico de familia. Más en concreto las enfermedades respiratorias que cursan con una obstrucción del flujo aéreo, especialmente el asma y la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC)1. Esto nos obliga a estar en continua alerta para diagnosticar y seguir adecuadamente a todos los pacientes con estas afecciones.
En el caso de la EPOC sabemos que se trata de una enfermedad funcional, por lo que la valoración diagnóstica y evolutiva de estos pacientes debe apoyarse en la espirometría forzada2. Ésta es, por tanto, una prueba indispensable que desafortunadamente continúa siendo muy poco utilizada en Atención Primaria (AP). En el estudio IDENTEPOC se concluye que en el 61,6% de los pacientes diagnosticados de EPOC en AP no se había realizado una espirometría diagnóstica3.
Son muchos los artículos publicados acerca del uso, realización e interpretación de las espirometrías en AP. No sólo es importante el estado en el que se encuentra el aparato, sino también el modo en que se realizan las espirometrías para que el resultado se considere válido. Por ello, las sociedades nacionales e internacionales neumológicas han redactado unas normativas que garanticen los requisitos mínimos necesarios para realizar las espirometrías y poder comparar los resultados de forma universal4.
Un reciente estudio en la Comunidad Foral de Navarra compara los resultados de las espirometrías hechas en AP con las realizadas en el servicio de Neumología de un mismo paciente. Los resultados hablan de una infrautilización de los espirómetros en AP y una escasa calidad de las pruebas5.
Hasta la fecha, en Cantabria, no hay ningún estudio o artículo publicado acerca de la situación actual de las espirometrías y los espirómetros en AP. Por tanto se desconoce el cumplimiento de las normativas de la Sociedad Española de Patología Respiratoria y Cirugía Torácica (SEPAR) y la validez de los resultados de las espirometrías realizadas.
En este trabajo nos proponemos valorar el estado en el que se encuentran los espirómetros de la Comunidad de Cantabria y comprobar si se cumplen o no los criterios recomendados por la SEPAR.
MATERIAL Y MÉTODO
Estudio descriptivo transversal en la Comunidad de Cantabria realizado mediante encuesta entre los meses de marzo y junio de 2005.
Se realizó una visita no concertada a los 35 centros de salud (CS) que disponen de espirómetro. Se contactó con el coordinador del CS y siguiendo una encuesta original (tabla 1), basada en las normativas de la SEPAR, se evaluó la calidad del material empleado (modelo, años de funcionamiento, calibración, limpieza), así como la formación del personal que realiza las espirometrías.
La encuesta está dividida en 4 bloques de preguntas diferentes. El primero de ellos acerca del espirómetro-aparato, el segundo sobre su calibración, el tercero acerca del personal que realiza las espirometrías y el último sobre la limpieza del espirómetro. Cada uno de estos bloques a su vez está dividido en distintos apartados (tabla 1).
Un equipo de 3 personas cualificadas realizó la encuesta en los 35 CS.
No se incluyeron aquellos CS en los que no se pudo contactar con el coordinador.
Los resultados para el estudio descriptivo de todas las variables cualitativas se expresaron como porcentaje.
RESULTADOS
La encuesta fue realizada en 35 centros de AP (CAP) de Cantabria, 23 de ellos pertenecientes a la gerencia del CAP 1 (área de AP Santander-Laredo) y 13 a la del CAP 2 (área de AP Torrelavega-Reinosa). Sólo se pudo contactar con los coordinadores de 33 CS, por lo que se excluyen dos CS, uno de cada CAP (Astillero en CAP 1 y Puente Nansa en CAP 2) (fig. 1).
Figura 1. Esquema general del estudio. CAP: centros de Atención Primaria; CS: centro de salud.
Disponen de espirómetros todos los CS revisados (100%), aunque en dos de ellos (6%) no se realiza ninguna espirometría de forma habitual.
La antigüedad media de los espirómetros evaluados es de 8,5 años, siendo su estado de conservación aceptable. Se realizan una media de 22 (rango 0-50) espirometrías al mes por CS (pediatría y adultos).
El aparato más habitual en nuestros CS es el Pony Spirometer (75%), dentro del cual podemos encontrar dos modelos diferentes: Cosmed (54,2%) y Graphic (45,8%), con la característica de que el modelo Cosmed no incorpora pantalla en la que se visualice la curva que se está realizando durante la prueba.
En el 96% de los aparatos se utilizan boquillas desechables y el 93% dispone de pinzas nasales. Tan sólo la mitad tiene filtros de repuesto, al igual que sólo el 50% de las salas donde se encuentra el espirómetro dispone de aparatos de medición de temperatura, peso y talla.
Las recomendaciones de la SEPAR hablan de una calibración diaria del aparato4. Los resultados obtenidos determinan que más de la mitad de los espirómetros analizados fueron calibrados por última vez hace más de un año (fig. 2). En el 22% de estos casos es el mismo técnico quien realiza la calibración y en un 48,1% un técnico externo al CS. Sólo en 5 (16%) de los CS se calibra todos los días y en 7 casos (25,9%) no se calibra habitualmente.
Figura 2. Fecha de la última calibración realizada. CAP: centro de Atención Primaria.
En cuanto a los técnicos encargados de realizar la espirometría se han obtenido los siguientes resultados: en un 75% de los casos son diferentes técnicos los que realizan las espirometrías y sólo en el 24,1% es la misma persona la encargada de realizarlas. Si hablamos de su formación, sólo el 30% de ellos realizó cursos de formación en los últimos 6 meses (fig. 3). Como dato importante destacaremos que en 8 CS hay personal realizando espirometrías que nunca han hecho un curso de formación en este campo.
Figura 3. Cursos de formación realizados por los técnicos. CAP: centro de Atención Primaria.
La limpieza del aparato la efectúa el personal de enfermería encargado de realizar la espirometría en un 60% de los casos, y lo hacen después de cada uso en un 52%. Destacar que en el 17% de los CS estudiados nunca se limpia el espirómetro.
Por último, indicar que las diferencias entre los resultados del CAP 1 y el CAP 2 no son estadísticamente significativas.
DISCUSIÓN
La espirometría constituye, junto con la historia clínica y la exploración física, la base para el diagnóstico de muchas enfermedades respiratorias6. La importancia de ésta en el diagnóstico, seguimiento y pronóstico de enfermedades respiratorias, como el asma y la EPOC, resulta incuestionable7, ayudando incluso al éxito del tratamiento de la deshabituación tabáquica6.
Pero no basta con dotar de espirómetros a los CS de AP para conseguir una adecuada utilización. También habrá que ofrecer una preparación apropiada al personal encargado de realizarlas (los técnicos encargados de realizar las espirometrías son la mayor causa de falsos positivos y falsos negativos8) y del mantenimiento del aparato, asegurándose así de que se cumplen todas las normativas recomendadas por la SEPAR.
Los resultados de este estudio muestran que el estado de los espirómetros de Cantabria, el uso que se les da y los conocimientos de los técnicos no son los adecuados. Se puede destacar una infrautilización de los aparatos, su mantenimiento deficiente y la inexistente formación para los técnicos, a pesar de que su entrenamiento asegura una mayor calidad y éxito en el resultado final.
En Cantabria las salas donde se encuentran los espirómetros no se hallan habilitadas para la medición de la temperatura, peso y talla del paciente, variables importantes para un resultado final fiable, por tanto no son las adecuadas para la realización de las espirometrías. El aparato no se calibra habitualmente y su limpieza es deficiente. Los técnicos encargados de realizarlas no disponen de la formación adecuada, pieza clave para una buena realización de la prueba. Esto implica que en ninguno de estos casos se cumplen los objetivos mínimos requeridos por la SEPAR, y por tanto invalida los resultados de las espirometrías realizadas en AP.
Con los resultados expuestos creemos que se debería disponer de espirómetros adecuados que cumplan los requisitos mínimos de la SEPAR, que la responsabilidad del mantenimiento y la realización de las espirometrías debería estar a cargo siempre de una misma persona que haya asistido previamente a un curso de formación y posteriormente a cursos de reciclaje cada 6 meses, asegurando así tanto la correcta realización como inter-pretación de la prueba, que el cuidado y la limpieza del aparato se deberían realizar regularmente y, por último, que se debería establecer un control de calidad periódico para asegurar que las mediciones obtenidas diariamente sean exactas y reproducibles de los rangos establecidos.
De esta forma podríamos alcanzar una óptima calidad en la realización de las espirometrías efectuadas en los CS sin necesidad de derivarlas al hospital, facilitando así el proceso al paciente y el trabajo al médico de familia, puesto que el diagnóstico, seguimiento y tratamiento de estos enfermos sería mucho más rápido, fácil y productivo.
Correspondencia: M. Almaraz García.
C/ Acedas s/n. 49321 Robleda-Cervantes. Zamora. España. Correo electrónico: mapjachi@yahoo.es
Recibido el 06-07-2007; aceptado para su publicación el 11-12-2007.