El cáncer de mama es una neoformación de tejido, generalmente ductal y/o lobular que ocurre en hombres y mujeres; se presenta con mucho menos frecuencia en el varón, alrededor del 1% de todos los cánceres de mama y aproximadamente el 0,2% de todos los cánceres en el sexo masculino; la edad de diagnóstico se encuentra alrededor de los 67 años, con aumento de su frecuencia, siendo hasta en un 80% carcinoma ductal infiltrante1. No existen protocolos estandarizados y recomendados para el cribado del cáncer de mama en el varón, por lo cual habitualmente no se les recomienda la autoexploración, ni acudir a valoración ante signos que lo indiquen.
A continuación presentamos el caso clínico de un varón de 64 años que acude a nuestra consulta de atención primaria refiriendo mastalgia izquierda de un mes de evolución, con sensación referida como pesadez. Como antecedentes presentaba alergia a sulfamidas, hipercolesterolemia, fibrilación auricular permanente anticoagulada, síndrome ansioso y degeneración macular. Intervenciones quirúrgicas de amigdalectomía, herniorrafia inguinal izquierda, faquectomía bilateral, fimosis, exéresis de lipoma y quiste sebáceo en espalda. Seguía tratamiento con omeprazol 20mg, digoxina 0,25mg todos los días excepto sábados y domingos, bromazepam 1,5mg, simvastatina 10mg y sintrom 16mg semanales. En la exploración física destacaba ginecomastia bilateral, presentando en mama izquierda aumento de consistencia de 2×2cm e hipersensibilidad del cuadrante superior externo, sin adherencia a planos profundos, con retracción del pezón observada de aproximadamente 3-4 semanas de evolución, eritema periareolar, sin telorrea, no se palpaban nódulos ni adenopatías axilares y sin presencia de síndrome constitucional. Desde nuestra consulta decidimos derivarle a urgencias de su hospital de referencia para la realización de estudios complementarios.
Tras un mes de su derivación el paciente acude a nuestra consulta con informe clínico del servicio de cirugía general en el cual destaca analítica sin hallazgos significativos, siendo los marcadores tumorales específicos normales Antígeno carcinoembrionario (CEA) 1,2ng/ml (0-5), Ca-125 8 U/ml (0-35), Ca 19-9 12 U/ml (0-40), Ca 15-3 26,5 U/ml (0-31). En la radiografía de tórax se observa ginecomastia bilateral sin otros hallazgos significativos. En la ecografía mamaria se identifica área de atenuación del sonido en región retroareolar de la mama izquierda de aproximadamente 15×15mm. Sin hallazgos en la ecografía axilar. La mamografía mostro lesión espiculada en región retroareolar de mama izquierda con alta densidad que constituye una lesión de sospecha BIRADS 5 con ginecomastia verdadera bilateral. Para confirmación diagnóstica se realizó biopsia-aspiración con aguja fina encontrándose cilindros de tejido mamario que muestran proliferación neoplásica epitelial, de crecimiento infiltrante, sólido y cordonal con formación de ductos, atipia nuclear y hasta 6 mitosis por 10 campos de gran aumento, siendo diagnosticado de carcinoma ductal infiltrante, grado ii-iii con focos de carcinoma intraductal de alto grado. La TC de abdomen presenta lesión esplénica inespecífica de 3,4cm a valorar lesión metastásica, lesión inespecífica en el segmento 4 en LHD subcentrimétrica. Tras los hallazgos descritos se realizó tratamiento quirúrgico inicial con mastectomía radical modificada izquierda y tumorectomía derecha mediante mamoplastia de reducción horizontal, siendo presentado el caso al comité de tumores decidiendo completar el tratamiento oncológico con quimioterapia y radioterapia. El paciente se encontraba clínicamente estable, sin presentar complicaciones posquirúrgicas, refiriendo dolor en sitios de intervención, y se inició diclofenaco 50mg por vía oral hasta próxima valoración.
Quince días después, el paciente vuelve a nuestra consulta tras la valoración por el servicio de oncología médica con informes de resultados de anatomía patológica en donde se encuentra carcinoma ductal infiltrante mama izquierda GII, PT1c (2cm), PN1 (3 ganglios de los 26), M0, con afección de la dermis de aréola y pezón, receptores hormonales positivos y c-erb-B2 positivo +++. Se decidió tratamiento complementario de quimioterapia con 4 ciclos de doxorubicina/ciclofosfamida (AC), 12 ciclos de taxol-herceptin semanal, seguidos de herceptin cada 3 semanas hasta completar un año. Y además presentó aumento de volumen y dolor en brazo izquierdo, encontrando en la exploración física linfangitis y dolor en brazo izquierdo, con hematoma y colección en hemitórax ipsolateral, sin disnea ni inestabilidad hemodinámica, por lo cual se deriva a urgencias de su hospital de referencia para valoración por posible complicación posquimioterapia.
Al mes de su derivación acude a nuestra consulta comentando que por la complicación presentada se había decidido suspender quimioterapia e iniciar radioterapia y hormonoterapia con tamoxifeno 20mg/día por 5 años, manteniéndose clínicamente estable en el momento actual.
Al año de seguimiento acude a nuestra consulta encontrándose estable, tolerando adecuadamente el tratamiento y sin cambios significativos en analítica, TC torácica y abdominopélvica de control.
DiscusiónNuestro paciente es un caso atípico de cáncer de mama en el varón, en el cual se ha realizado una correcta valoración en la consulta de atención primaria, siendo derivado al especialista correspondiente para realización de pruebas complementarias y tratamiento especializado, manteniéndose un seguimiento posterior de las posibles complicaciones postratamiento desde nuestra consulta.
El cáncer de mama en el varón presenta una baja incidencia pero gran morbilidad y mortalidad2,3. Actualmente carece de la atención necesaria debido a que tanto profesionales como pacientes no suelen sospechar esta enfermedad en este sexo, o porque ha sido ignorado dentro de protocolos de atención así como de prevención primaria4.
En el pasado era considerado de peor pronóstico al presentarse en varones, atribuyéndose al rápido crecimiento local y a que no presentaba muchas barreras contra las metástasis5. Sin embargo, en la literatura médica, cuando se comparan ambos sexos, el pronóstico suele ser semejante en edad y estadio de la enfermedad en el momento del diagnóstico6. La principal diferencia encontrada, siendo a la vez la que acarrea un peor pronóstico, es que la evaluación de las lesiones sospechosas suele ser más temprana en las mujeres que en los hombres, esto debido principalmente a la baja sospecha clínica y a la falta de protocolos establecidos en atención primaria7–10.