En relación con el interesante caso publicado en Semergen, titulado «Escombroidosis: causa frecuente de intoxicación alimentaria»1, por Gargantilla P, Arroyo N, Montero J y Montero G, queremos añadir una serie de comentarios.
El caso clínico que se presenta expone la existencia de un síndrome rápidamente progresivo que afecta a piel y/o mucosas, tras la exposición a un alérgeno potencial para ese paciente. La escombroidosis es habitualmente un cuadro con buena evolución, pero se han descrito casos con compromiso cardiovascular e hipotensión severa2.
En este sentido y tomando como referencia la guía3 de actuación en anafilaxia, echamos en falta la determinación de las cifras de presión arterial en la paciente descrita, ya que a priori, el cuadro clínico podría confundirse con dicha enfermedad. Recordemos que el segundo criterio clínico del diagnóstico de anafilaxia de la citada guía hace referencia a un cuadro clínico de aparición rápida (de minutos a algunas horas), de 2 o más de los siguientes síntomas tras la exposición a un alérgeno potencial: a) afectación de piel y/o mucosas, b) compromiso respiratorio, c) disminución de la TA o síntomas asociados de disfunción orgánica y d) síntomas gastrointestinales persistentes.
Aunque el diagnóstico de la escombroidosis es clínico, interesaría conocer si se planteó el diagnóstico diferencial con procesos debidos al Anisakis o con una verdadera alergia al pescado4. En el primer caso, la ingesta de pescado crudo o poco cocinado de pescados parasitados por este nematodo podrían provocar manifestaciones clínicas de anafilaxia, superponibles a la clínica de la paciente del caso descrito, y el prick-test positivo junto con la demostración de IgE específica frente a antígenos de Anisakis sería diagnóstica. En el caso de tratarse de una reacción IgE mediada a pescados, el estudio alergológico, además de los test cutáneos y la determinación de IgE específica, podría complementarse con una prueba de exposición oral controlada en los casos no concluyentes.
En resumen, pensamos que la guía clínica señalada3 puede ayudar a los médicos de atención primaria en el diagnóstico diferencial de enfermedades con semiología similar, con la intención de reducir la demora diagnóstica y mejorar el enfoque terapéutico inicial.