INTRODUCCIÓN
Los países subdesarrollados y fundamentalmente los que se localizan en áreas templadas del planeta, entre el trópico de Capricornio y el trópico de Cáncer, presentan múltiples enfermedades altamente prevalentes que están erradicadas en nuestro medio o son muy infrecuentes. Estas enfermedades incluyen infecciones, déficit nutricionales, anemias, tumores, etc. Cuando estas enfermedades "tropicales" se desarrollan en países de nuestro entorno las denominamos enfermedades importadas. En este trabajo nos centraremos en las enfermedades infecciosas importadas.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), las enfermedades infecciosas constituyen la causa de mortalidad y morbilidad (fig. 1) en los países en vías de desarrollo. El sida, la tuberculosis y las diarreas son las más prevalentes, seguidas de enfermedades infecciosas típicamente tropicales como malaria, tripanosomiasis africana y americana, leishmaniasis, esquistosomiasis, filariasis, lepra, dengue y otras1.
Figura 1. Morbilidad de algunas enfermedades infecciosas en DALY (años de vida ajustados por discapacidad). Datos del TDR (Programa para investigación y formación en Enfermedades Tropicales de las Naciones Unidas, Banco Mundial y Organización Mundial de la Salud [OMS]).
Estas últimas enfermedades desconocidas en nuestro medio o prácticamente erradicadas han ido emergiendo a raíz de movimientos migratorios y el auge del turismo internacional. En España, según cifras del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales del año 2000, residen 938.738 extranjeros documentados, de los cuales el 45% son extracomunitarios: 228.295 son africanos, 82.443 latinoamericanos, 38.360 asiáticos y 27.869 de Europa del Este. La cifra de indocumentados se estima que puede alcanzar los dos millones de personas2. Por otra parte, el turismo internacional ha crecido en todo el mundo y la Organización Mundial del Turismo estima que en el 2010 será la primera actividad económica. Sólo en España en 1999 se realizaron 15 millones de viajes al extranjero, siendo el 10% a países en vías de desarrollo. Además España es el segundo país del mundo en número de turistas alcanzando en el 2001 los 75 millones, procediendo el 15% de América Latina, África y Asia3. Otro fenómeno es el de la cooperación internacional con países en vías de desarrollo. Más de 14.000 religiosos misioneros españoles, y probablemente un número mayor de cooperantes de programas promovidos por organizaciones no gubernamentales, residen largos períodos de tiempo expatriados.
Con esta situación es comprensible que las enfermedades tropicales importadas hallan ido progresivamente aumentado, motivando una creciente preocupación sanitaria y política, hecho que ha dado lugar al nacimiento en los últimos años del Centro Nacional de Medicina Tropical y la Red de Investigación de Medicina Tropical dependientes ambos del Instituto de Salud Carlos III.
ASPECTOS CLAVES EN EL DIAGNÓSTICO DE ENFERMEDADES INFECCIOSAS IMPORTADAS
Reseñar aspectos clínicos de cada una de las infecciones importadas escapa a los objetivos de este trabajo. Por tanto, es especialmente importante reseñar claves diagnósticas de estas infecciones. A continuación señalaremos las más importantes y algunos ejemplos de interés clínico.
Historia epidemiológica
Ocupa en el diagnóstico de las infecciones un lugar prioritario4. En la historia epidemiológica de un inmigrante o viajero no debe faltar:
El "tipo" de paciente: inmigrante, viajero o expatriado. Algunas enfermedades como la hepatitis por virus de hepatitis A (VHA) constituye un problema médico importante en los viajeros (no inmunes), siendo de escasa importancia en inmigrantes.
Nacionalidad del paciente y ruta de llegada al país: este aspecto es de especial importancia, dado que hay infecciones con amplia distribución (uncinariasis, estrongiloidiasis, etc.), mientras que otras infecciones están limitadas a áreas geográficas reducidas (loiasis).
Área o región dentro de cada país y condiciones climáticas de la zona: un ecuatoriano que resida en el Altiplano puede tener una fascioliasis, pero nunca una malaria que es exclusiva de la zona costera de Guayaquil.
Procedencia de una zona rural o urbana: el dengue es una enfermedad típicamente urbana, mientras que la malaria es más frecuente en zonas rurales.
Fecha de su último viaje y tiempo de estancia en el trópico; tiempo de estancia en nuestro país: el conocimiento de este dato es clave, dado que nos permitirá excluir algunas enfermedades en función de su período de incubación y de la supervivencia del agente infeccioso en su hospedador.
En general las viriasis, y dentro de éstas las tropicales, presentan un período de incubación habitualmente corto, por lo que no se diagnosticarán en personas que lleven en nuestro país mas de tres semanas.
Las bacterias en general tienen también un período de incubación corto. La excepción la constituye la infección por bacilos intracelulares que pueden permanecer años en estado latente (lepra y tuberculosis), la melioidosis, la borreliosis de Lyme y otras.
Las protozoosis son enfermedades de curso subagudo, aunque algunas como los abscesos amebianos o la enfermedad de Chagas pueden manifestarse pasados meses de la infección.
Las helmintiasis constituyen enfermedades infecciosas en las que el parásito ha desarrollado mecanismos eficaces de evasión de la respuesta inmune, pudiendo sobrevivir durante años en su hospedador. Esto motiva que en ocasiones pueda tener una latencia larga hasta el desarrollo de la enfermedad. Un ejemplo es la infección por Strongyloides stercolaris en la que este parásito puede sobrevivir más de 10 años y el inicio de síntomas puede retrasarse años.
Por último, las enfermedades por hongos primarios (Histoplasma, Coccidiodes, etc.) tienen, en general, períodos de incubación cortos. Después de la fase aguda de la infección pueden entrar en una fase latente que dura años y posteriormente reactivarse asociados a situaciones de inmunodepresión.
En la tabla 1 se resumen algunos ejemplos de infecciones tropicales con sus períodos de incubación y su supervivencia dentro del hospedador.
Actividades realizadas en los países de origen: este aspecto resulta importante sobre todo en viajeros y expatriados:
Tipo de alimentos que se han ingerido y forma de cocinarlos: ingesta de carne no bien cocinada (triquinelosis, cisticercosis), ingesta de pescado no cocinado (gnathostomiasis, anisakidosis, clonorchiasis), ingesta de caracoles de tierra (angioestrongiloidiasis), verdura o frutas no lavadas (fascioliasis, amebiasis), etc.
Ingesta de agua no potable (disentería, amebiasis, etc.)
Contacto con animales y mordeduras de éstos si las hubiera (virus del herpes B tras mordedura de monos).
Picaduras de artrópodos vectores: garrapatas (borreliosis, rickettsiosis), mosquitos (malaria, dengue, fiebre amarilla), etc.
Baños en ríos o lagos naturales (leptospirosis, esquistosomiasis) o contacto con fangos o lodos (estrongyloidiasis, uncinariasis).
Condiciones de la vivienda: materiales de adobe de fachada (enfermedad de Chagas), ausencia de fosa séptica (parasitosis intestinales).
Conductas de riesgo para adquisición de enfermedades de transmisión sexual.
Estado de vacunación: tanto para los viajeros como para los inmigrantes resulta importante saber si están vacunados (y en qué fecha) de las enfermedades de distribución universal: víricas (triple vírica, virus de la polio, VHA, virus de hepatitis B), bacterianas (tétanos, difteria, tosferina), como otras de distribución más tropical (tifoidea, fiebre amarilla, panencefalitis japonesa, etc.). Es importante conocer que algunas inducen una protección próxima al 100% (VHA), mientras que otras no protegen completamente (75% de protección con la vacuna frente a fiebre tifoidea)5.
Situación inmunológica del paciente: conocer la situación inmunológica del paciente y específicamente su positividad frente al virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) (previo consentimiento informado), es otro dato clave y será motivo de comentario al final del capítulo.
Anamnesis y exploración física
Deberá prestar especial atención a la detección de manifestaciones cutáneas que en el caso de pacientes de raza negra pueden pasar desapercibidas. El fin debe ser la identificación de los síndromes más frecuentes.
SÍNDROMES FRECUENTES IMPORTADOS
En principio cualquier sintomatología presente en un inmigrante o viajero debe hacernos pensar en nuestras propias enfermedades infecciosas autóctonas, si bien es de extremada importancia tener en cuenta en el diagnóstico diferencial otros microorganismos de origen importado, dado que para su diagnóstico exigirá pruebas específicas. La excepción la constituye el síndrome febril en el paciente viajero o inmigrante que lleva pocos días o semanas de estancia en nuestro país, en el que habrá que descartar obligatoriamente y de forma precoz, la presencia de malaria.
A continuación describiremos ejemplos llamativos de los principales síndromes comunes reseñando algunos microorganismos "tropicales" más prevalentes.
Síndrome febril
La evaluación de un síndrome febril en un inmigrante o viajero es un reto para cualquier clínico. Hay que tener en cuenta, sin embargo, que entre las 10 causas más frecuentes de fiebre tras retornar del trópico al menos 5 lo son por infecciones de distribución universal (infecciones respiratorias, amigdalitis, diarreas agudas, infecciones urinarias, hepatitis por VHA).
El análisis de los datos epidemiológicos es clave para definir la enfermedad. Datos previamente comentados como la duración del viaje, tiempo desde su regreso y el área
geográfica de procedencia nos orientarán sobre las posibilidades. Conocer las actividades y profilaxis realizadas pueden ser claves para apuntar algunas como las más probables. El patrón de la fiebre puede en ocasiones ayudarnos al diagnóstico. Así una fiebre de carácter recurrente o periódica debe orientarnos a malaria o a una fiebre recurrente por Borrelia recurrentis (picos cada 4-14 días).
Finalmente valorar la sintomatología acompañante al cuadro febril también debe orientarnos sobre la etiología de la infección.
De modo práctico definiremos dos tipos de fiebre tras un viaje al trópico6,7:
Fiebre en recién llegado (inferior a un mes) (fig. 2): la pregunta inicial que nos debemos hacer siempre debe ser ¿ha visitado un área endémica de malaria? Si la respuesta es "sí", habrá que realizar gota gruesa en varias ocasiones. Si la gota gruesa es negativa habrá que seguir considerando la posibilidad de un falso negativo motivado por una baja parasitemia. Si la situación es grave podremos pensar en arboviriasis (tienen áreas de distribución geográficas limitadas a excepción del dengue)8. Si no tienen datos focalizadores de la fiebre considerar las infecciones más prevalentes en el medio: fiebre tifoidea, rickettsiosis, borreliosis, fiebre Q, etc. La presencia de eosinofilia orientará hacia una helmintosis (fiebre de Katayama por esquistosoma, fascioliasis aguda, etc.). Si tiene datos localizadores de la fiebre considerar las claves diagnósticas de los siguientes apartados.
Figura 2. Algoritmo de manejo de la fiebre en el inmigrante o viajero recién llegado.
Fiebre de aparición tardía (superior a tres 3 meses): en general se debe a procesos intercurrentes acontecidos tras su retorno (casos autóctonos). No obstante, algunas infecciones importadas presentan un tiempo de incubación largo o pueden permanecer latentes tras una infección aguda subclínica y reactivarse pasados meses a años de la fecha de la infección. La reactivación puede ser espontánea o más frecuentemente motivada por una inmunodepresión. Las causas pueden ser: infecciones bacterianas como la tuberculosis o más infrecuentemente melioidiosis (Burkholderia pseudomallei); protozoosis como la leishmaniosis, la enfermedad de Chagas o la malaria por Plasmodium vivax y P. ovale; helmintiasis como las infecciones por estrongyloides, filarias y esquistosoma; fungosis geográficas como la histoplasmosis, coccidiomicosis, blastomicosis y paracoccidiomicosis.
Síndrome cutáneo
El aspecto morfológico de las lesiones desde su inicio y la presencia o no de sintomatología acompañante resultan aspectos claves. Sin embargo, hay que tener en cuenta que el mismo agente infeccioso puede dar distintos tipos de lesiones y que éstas pueden evolucionar a lo largo del tiempo, lo cual hace más complicado el diagnóstico diferencial.
Intentando simplificar, se diferencian los siguientes síndromes cutáneos:
Exantema maculopapular: en general suelen estar producidos por virus y bacterias y con frecuencia se acompañan de fiebre. El dengue9 y otras arboviriasis presentan un síndrome febril asociado en ocasiones a un rash maculopapular que puede evolucionar a hemorrágico. El sarampión también constituye un problema para viajeros no inmunes dada la alta prevalencia en estas zonas.
Infecciones bacterianas como fiebre entérica y rickettsiosis pueden provocar también exantemas maculopapulares similares a los víricos.
Dos treponematosis tropicales no venéreas Treponema carateum y T. pertenue producen respectivamente la Pinta y el Pian. La Pinta se manifiesta con pápulas que evolucionan a placas que confluyen despigmentándose posteriormente. El Pian comienza con una pápula con adenopatía en zona de entrada que evoluciona a un secundarismo y una fase terciaria con gomas similar a la sífilis pero sin afectación visceral ni nerviosa10.
Tuberosidades y nódulos: la lepra se manifiesta con lesiones que van desde máculas hipopigmentadas (lepra tuberculoide) hasta infiltraciones cutáneas difusas (lepra lepromatosa). Tanto en un tipo como en otro se asocian lesiones neuríticas adyacentes que cursan con trastornos sensitivos, neurovegetativos e incluso motores11,12.
Las protozoosis como la leishmaniasis también pueden manifestarse con lesiones cutáneas. Las leishmaniasis producen habitualmente un cuadro de afectación cutánea focal, que cursa como una pápula con posterior ulceración (llamado "botón de oriente"), y uno difuso, que se manifiesta con tuberosidades diseminadas similares a la lepra lepromatosa. Oncocerca volvulus es una filariosis cutánea que cursa con lesiones papulosas que evolucionan con el tiempo a nódulos llamados oncocercomas con atrofia cutánea13.
La feohifomicosis, la entomoftoramicosis, el micetoma y las micosis invasivas en su fase diseminada también pueden producir nódulos subcutáneos.
Escaras necróticas: marcan el punto de entrada de la infección y son manifiestas en las rickettsiosis (fiebres exantemáticas y en el tifus de las malezas) y el carbunco.
Lesiones cutáneas migratorias están producidas por helmintos; las más típicas son las producidas por Ancylostoma braziliensis (larva cutánea migrans), Strongyloides (larva cutánea currens) y Gnathostoma14.
Edema local: la loiasis (Loa-Loa) produce un edema tipo angioneurítico llamado edema de Calabar y la enfermedad de Chagas puede producir un edema local en el lugar de inoculación del trypomastigote denominado "chagoma".
Síndrome genitourinario
Muchas enfermedades importadas se pueden manifestar con sintomatología genitourinaria. Los síndromes clínicos más frecuentes son:
Síndrome cistítico: la causa más frecuente, al igual que en los casos autóctonos es E. coli. Sin embargo otros agentes como Schistosoma (S.) haematobium, y con menor frecuencia por S. mansoni y S. mekongi, producen lesiones en el tracto urinario y fundamentalmente en la vejiga, cursando clínicamente con un síndrome miccional irritativo con disuria y hematuria. En algunas series la esquistosomiasis es responsable del 75% de las hematurias en inmigrantes15. Estadios más avanzados de enfermedad pueden cursar con calcificación de la vejiga, obstrucciones del uréter con hidronefrosis e incluso cáncer vesical16. Otras helmintiasis como las filariasis linfáticas (Wuchereria bancrofti o Brugia malayi) pueden producir también hematuria, quiluria, hidrocele y otras.
Lesiones genitales: pueden ser clasificadas en lesiones genitales externas e internas. Las lesiones genitales externas son producidas habitualmente por gérmenes de transmisión sexual. Son muy prevalentes el linfogranuloma venéreo, el chancroide y la sífilis, constituyendo frecuentes motivos de consulta en inmigrantes y viajeros.
La esquistosomiasis puede afectar el tracto genital interno hasta en el 40% de todos los casos de afectación urinaria. En varones se manifiesta como una prostatitis crónica con frecuente hemoespermia17 y en mujeres pueden producir lesiones hipertróficas, ulcerativas e incluso fistulosas en el tracto genital superior e inferior18-20.
Síndrome pulmonar
Las manifestaciones pulmonares son muy frecuentes en la patología importada. Los síndromes más frecuentes son:
Infiltrados pulmonares y fiebre: las infecciones respiratorias producen el 25% de todos los casos de fiebre del viajero. Los microorganismos implicados son los mismos que en nuestro medio. Sin embargo, en el viajero e inmigrante que no responde a terapia convencional o que evoluciona de forma especialmente grave deberíamos pensar en otros microorganismos "tropicales". Diferentes viriasis pueden producir infiltrados pulmonares focales o difusos (ébola, fiebre hemorrágica de Crimea y Congo, hantavirus, sarampión y otros). En general suelen ser casos de extremada gravedad. Otros ejemplos de infecciones importadas de incubación corta son la fiebre entérica o la leptospirosis21. La melioidosis es endémica en Asia, África y Australia y sus manifestaciones van desde un cuadro septicémico con infiltrados pulmonares y fiebre alta hasta infiltrados pulmonares persistentes en lóbulos superiores con tendencia a la cavitación, similares a los producidos por la tuberculosis22.
Los hongos geográficos son una infrecuente causa de infiltrados pulmonares. Los más frecuentes son la histoplasmosis, blastomicosis23, coccidiomicosis24 y paracoccidiomicosis25. Estas micosis se adquieren habitualmente por inhalación de conidias. La clínica puede ser aguda o más frecuentemente subaguda con febrícula, tos e infiltrados pulmonares polimorfos que recuerdan a tuberculosis, neoplasias, enfermedades intersticiales y otras.
Enfermedades intesticiales pulmonares tropicales: una entidad nosológica diferenciada es la eosinofilia pulmonar tropical. Esta enfermedad se debe a la reacción de hipersensibilidad motivada por la muerte de microfilarias linfáticas. Se caracteriza por la asociación de síntomas respiratorios, un infiltrado pulmonar reticulonodular y la presencia de eosinofilia. La procedencia de una zona endémica ayuda al diagnóstico. La enfermedad puede evolucionar lentamente a una fibrosis pulmonar. Otros helmintos como Schistosoma, Strongyloides, Ascaris, Toxocara y Ancylostosma pueden producir también una enfermedad eosinofílica pulmonar en la fase de migración larvaria26.
La paragonimosis es una trematodosis pulmonar que produce nódulos pulmonares o infiltrados difusos en ocasiones con derrame pleural o incluso neumotórax27.
Síndrome cardíaco
Las enfermedades importadas se pueden manifestar con clínica cardiológica. Los cuadros clínicos que deben hacernos pensar en las enfermedades infecciosas impor-
tadas son variados. A continuación citamos algunos ejemplos:
Miocarditis e insuficiencia cardíaca: los virus productores de miocarditis o pericarditis no se diferencian, en general, de los autóctonos. Infecciones bacterianas como la difteria, leptospirosis y borreliosis pueden acompañarse de miocarditis asociado habitualmente a estados de sepsis grave.
Una causa importante de miocarditis e insuficiencia cardíaca es la enfermedad de Chagas (Trypanosoma cruzi). Esta tripanosomiasis tiene característicamente dos fases: una aguda con fiebre, edema local y miocarditis, que puede ser subclínica, y posteriormente una fase latente con afectación cardíaca y evolución hacia una miocardiopatía dilatada con insuficiencia cardíaca. El diagnóstico de esta fase es importante, dado que el tratamiento con nifurtimox mejora la fase crónica de la enfermedad28,29.
Otra causa importante de insuficiencia cardíaca es la fibrosis endomiocárdica tropical. El factor patogénico es la eosinofilia persistente motivada por infecciones helmínticas. Las manifestaciones clínicas suelen ser las propias de una miocardiopatía restrictiva: disnea, edema, hepatomegalia congestiva y ascitis. La fiebre y el dolor pericardítico son otros síntomas frecuentes30,31. Por último no hay que olvidar que la fiebre reumática constituye todavía un problema de salud importante en la población inmigrante32.
Cor pulmonale: puede ser secundario a esquistosomiasis33 y paragonimiasis.
Síndrome hepatobiliar
Hepatitis: el VHA y el virus de hepatitis E (VHE) son virus de transmisión oro-fecal y aunque su distribución es universal constituyen un problema médico importante en áreas subdesarrolladas34. Otras viriasis importadas que causan citolisis importante son las fiebres hemorrágicas como la fiebre amarilla35, fiebre de Lassa y otras.
Muchas bacterias pueden producir, en el contexto de una infección sistémica, infiltración hepática, produciendo una hepatitis granulomatosa; ejemplos de bacterias de carácter importado son la fiebre Q y listeriosis.
La leishmaniasis visceral o enfermedad de Kala-Azar cursa con fiebre, pancitopenia y hepato-esplenomegalia.
La fase de migración larvaria de Strongyloides, Toxocara y otros helmintos también puede asociarse con una hepatitis granulomatosa, presentando a nivel analítico eosinofilia y un patrón mixto citolítico-colestásico.
Las infecciones por hongos sistémicos también se asocian con hepatitis granulomatosa.
Colestasis extrahepática: Ascaris lumbricoides asciende por el tubo digestivo, alcanza la vía biliar principal y es causa frecuente de colestasis. Además se ha descrito asociación con el desarrollo de litiasis36. Otros helmintos que se localizan en la vía biliar y que pueden provocar colestasis extrahepática son: Fasciola hepática, Clonorchis sinensis y Opistorchis spp., estos dos últimos exclusivos de viajeros e inmigrantes procedentes de Asia.
Absceso hepático: Entamoeba hystolitica produce un absceso hepático con clínica indiferenciable de la de los abscesos piogénicos. El origen parasitario de estos abscesos se debe sospechar en inmigrantes y viajeros procedentes de Méjico, África del sur y Occidental e India.
Hipertensión portal: S. japonicum y S. mansoni se localizan en el plexo mesentérico, y de ahí sus huevos son embolizados al sistema porta. Los huevos de estos esquistosomas producen fibrosis de las vénulas hepáticas y consecuentemente hipertensión portal.
Síndrome intestinal
Las manifestaciones intestinales son muy frecuentes en la patología importada. Se sabe que el 20%-57% de todos los viajeros desarrollan durante su viaje un síndrome diarreico. El cuadro más frecuente es la gastroenteritis aguda, seguido del síndrome disentérico y de la diarrea crónica.
Gastroenteritis aguda: la causa más frecuente son bacterias del tipo E. coli enterotoxígena, Shigella, Salmonella, Campylobacter, Vibrio y otras37,38. Infecciones por rotavirus son frecuentes en América Latina. Las protozoosis también pueden ser causa de gastroenteritis aguda y las más frecuentes son Cryptosporidium y Cyclospora. Otras más raras son Entamoeba hystolitica y Sarcocystis.
Disentería: es un término acuñado para referirnos a la diarrea con sangre de origen infeccioso. Está producida por Shigella. Otras causas frecuentes son E. coli enteroinvasiva, Salmonella, Campylobacter y Aeromonas. Entre las protozoosis Entamoeba hystolitica y Balantidium coli producen un síndrome disentérico indiferenciable clínicamente al bacteriano39.
Diarrea crónica o persistente: es la diarrea de más de un mes de duración. La causa fundamental son las infecciones por protozoos y dentro de éstas Giardia40,41. A continuación le siguen Cryptosporidium42, Cyclospora43 y Entamoeba hystolitica44,45. Helmintosis como la ascarisdiosis, estrongyloidosis y esquistosomosis son otras causas frecuentes de diarrea crónica.
Síndrome neurológico
Meningitis y encefalitis: las causas de meningitis aguda vírica y bacteriana importadas son las mismas que en nuestro medio. La meningitis por meningococo de los serogrupos A y C es hiperendémica en países del centro de África (del llamado cinturón de la meningitis) y además causa cada 8-12 años epidemias con más de 250.000 casos.
Las helmintiasis pueden ser causa de meningitis eosinofílica. Las causas más frecuentes son Angyoestrongylus, Gnathostoma y Strongyloides, esta última asociada a pacientes con estados de inmunodepresión o co-infeccción con el virus linfotrópico T humano tipo 1 (HTLV-1). La coccidiomicosis es una frecuente causa no parasitaria de meningitis eosinofílica. La cisticercosis se asocia ocasionalmente a meningitis subaguda.
Histoplasma y otros hongos geográficos también se pueden manifestar con una meningitis subaguda.
La malaria puede dar un cuadro de disfunción encefálica llamado "malaria cerebral" que ocurre tras la infección por P. falciparum entre el 15%-30% de todos los niños infectados, y en menor porcentaje en adultos. Otras protozoosis son la trypanosomiasis africana (T. bruzei, T. gambiense y T. rhodiense) que puede iniciarse con un cuadro encefalítico con alteraciones del nivel de consciencia y ataxia.
Mielopatía: La poliomielitis, la paraplejia espástica tropical por el HTLV-1 o la encefalitis japonesa son causas víricas frecuentes de mielopatía en países en vías de desarrollo, aunque infrecuentes en la patología importada. La cisticercosis y la esquistosomiasis puede afectar la médula espinal presentando los pacientes nivel sensitivo-motor y transtornos miccionales (vejiga neurógena)46.
Neuropatías: el síndrome de Guillain-Barré puede afectar a viajeros tras una gastroenteritis por Campylobacter (1:1.000 pacientes infectados)47 o post-vacunación48. Otras neuropatías periféricas de origen infeccioso importada son la lepra, borreliosis de Lyme y fiebre Q.
VIRUS DE LA INMUNODEFICIENCIA HUMANA Y ENFERMEDADES TROPICALES
La infección por VIH puede modificar la historia natural de la infección por patógenos de distribución tropical en diferentes sentidos: facilitando la infección, incrementando la ratio enfermedad-infección, modificando la presentación clínica y aumentando las recidivas49. Diferentes trabajos han revisado la interacción de la infección VIH con los principales agentes infecciosos tropicales50,51.
En general se cree que ninguna viriasis tropical es más prevalente, grave o inusual en personas infectadas con el VIH.
Algunas enfermedades entéricas bacterianas Salmonella o Shigella se manifiestan frecuentemente con mayor agresividad y evolucionan típicamente hacia la cronicidad.
Los coccidios intestinales (Cryptosporidium, Ciclospora e Isospora) presentan en los enfermos VIH manifestaciones más graves; aumentan la probabilidad de invasión tisular y evolucionan más frecuentemente hacia la cronicidad. La infección por VIH modifica también la presentación clínica tanto de la leishmaniasis cutánea como de la visceral, empeorando el pronóstico y aumentando el porcentaje de recidivas. La enfermedad de Chagas presenta en los enfermos VIH mayor gravedad con manifestaciones cutáneas y cerebrales inusuales en enfermos inmunocompetentes. Además aumenta la tasa de recidivas.
Las helmintiasis intestinales son menos prevalentes en pacientes VIH con la excepción quizás de la estrongiloidiasis52. Situaciones de inmunodepresión pueden alterar el curso clínico de esta infección, favoreciendo el llamado síndrome de hiperinfección (migración masiva de larvas), aunque faltan estudios epidemiológicos que sostengan esta hipótesis.
Infecciones por hongos como Penicilium marneffei constituye una infección oportunista de capital importancia en pacientes con sida en zonas endémicas. Las manifestaciones clínicas más frecuentes en pacientes VIH ocurren con inmunodepresión severa (< 100 CD4/mm3) y consisten en fiebre, anemia, pérdida de peso y un exantema cutáneo maculopapular con umbilicación central similar al molluscum53. La infección por VIH no aumenta el riesgo de infección por Histoplasma, Coccidioides, Blastomyces o Paracoccidioides, pero sí las probabilidades de expresión clínica de enfermedad y aumenta el riesgo de diseminación sistémica.
Otro aspecto de menor interés clínico, pero epidemiológicamente muy importante, ha sido la influencia que han tenido las infecciones por microorganismos tropicales en la diseminación del VIH en los países en vías de desarrollo. Así, por ejemplo está claramente demostrado cómo la esquistosomiasis genital aumenta el riesgo de transmisión sexual del VIH. También parece demostrado cómo las transfusiones de sangre en las anemias por malaria han motivado la diseminación parenteral del VIH.
CONCLUSIÓN
Estamos ante un nuevo escenario epidemiológico en el cual las enfermedades infecciosas importadas constituirán un importante motivo de consulta. Conocer la distribución geográfica, el período de incubación y manifestaciones clínicas más frecuentes de estas infecciones nos ayudarán a realizar un diagnóstico precoz. La consecuencia será no solamente la mejora de la salud de nuestros enfermos, sino que, en algunos casos, evitará la potencial reemergencia de algunas enfermedades ya erradicadas en nuestro medio.