Las más importantes sociedades científicas vinculadas a los ámbitos de la diabetes o de la enfermedad cardiovascular equiparan la diabetes a una enfermedad cardiovascular, hablando incluso de «equivalente de riesgo coronario», con todo lo que implica en términos de prevención1. Para retrasar la aparición de la enfermedad, aminorar la frecuencia y la gravedad de las complicaciones que conlleva y, en definitiva, mejorar la calidad de vida de los pacientes diabéticos se requiere un abordaje no solo de los parámetros clínicos, sino una visión holística, haciendo hincapié en el conocimiento de todos los factores de riesgo cardiovascular por parte del usuario, de manera que asuma la modificación de los hábitos higiénico-dietéticos como algo positivo para él2-7. El presente trabajo tiene como objetivo analizar el impacto de un programa estructurado de educación para la salud en diabéticos sobre la hemoglobina glucosilada y el conocimiento sobre su enfermedad. Se trata de un estudio de intervención realizado sobre 25 diabéticos tipo 2 que recibieron 4 sesiones formativas sobre diabetes, de una duración de una hora cada una, enmarcadas dentro del programa «Por fin es jueves» (www.porfinesjueves.com). Las sesiones tuvieron una periodicidad quincenal y se impartieron siempre en jueves durante los meses de octubre y noviembre de 2014. A todos los participantes se les determinó la hemoglobina glucosilada al inicio del programa y 4 años después, en noviembre de 2018. También se aplicó una encuesta validada8 sobre sus conocimientos en diabetes antes de comenzar la primera sesión y al acabar la cuarta. Se seleccionó un grupo control de 25 diabéticos de similares características y se les realizó el mismo seguimiento temporal. Todos los pacientes aceptaron participar mediante consentimiento informado por escrito. El presente trabajo fue aprobado por el Comité de Ética del hospital del referencia (Virgen de la Arrixaca). Respeto a los resultados, los podemos dividir en:
- Grupo intervención: la edad media al inicio del estudio fue de 64,8±5,2 años. El IMC medio inicial fue de 32±4,2kg/m2 y 4 años después fue de 31,6±4,1kg/m2 (ns). La hemoglobina glucosilada media inicial fue del 9,53%, siendo a los 4 años del 7,23% (p<0,05). La encuesta sobre conocimientos en diabetes mostró: a) antes de la primera sesión: la puntuación media fue de 7,09±3,8 puntos (sobre 14), lo que equivale a un 5,06 sobre 10; el 56,25% obtuvieron una puntuación de 5 o más puntos sobre 10, y b) después de la primera sesión: la puntuación media fue de 8,85±3,3 puntos (sobre 14), lo que equivale a un 6,32 sobre 10. El 87,5% obtuvieron una puntuación de 5 o más puntos sobre 10.
- Grupo control: no hubo diferencias en edad y sexo. El IMC medio inicial fue de 32,1±4,4kg/ m2 y 4 años después fue de 32,8±4,2kg/ m2 (ns). La hemoglobina glucosilada media inicial fue del 9,48%, siendo a los 4 años de 9,23% (ns).
- Comparación entre el grupo intervención y el control: hay que destacar que a lo largo de los 4 años el IMC medio en el grupo intervención disminuyó 0,4kg/m2, mientras que en el control aumentó 0,7kg/m2 (p<0,05). La hemoglobina glucosilada media en el grupo intervención disminuyó en un 2,3%, mientras que en el control disminuyó un 0,25% (p<0,05).
Entre las limitaciones del presente estudio hay que tener en cuenta la escasez de la muestra y la posible influencia del sesgo de selección, que se intenta atenuar con el grupo control. Como conclusión, se puede afirmar que un programa estructurado de educación para la salud en pacientes diabéticos puede tener un efecto muy positivo a largo plazo.