Los nevus melanocíticos (NM) sin signos clínicos atípicos son lesiones benignas que en principio no requieren tratamiento médico ni quirúrgico alguno. Existen, sin embargo, determinadas circunstancias que nos inducen a iniciar medidas terapéuticas. En nuestro medio, por motivos geográficos y socioculturales, los pacientes sufren una exposición solar intensa, que, como ya se ha comentado repetidamente, es uno de los desencadenantes de la aparición del melanoma maligno.
En determinadas ocasiones el NM deber ser objeto de exéresis quirúrgica. Esto es recomendable en los NM medianos y gigantes, nevus clínicamente atípicos (NCA), NM que sangran, pican o producen malestar al paciente, NM traumatizados repetidamente (frecuentes en el cuero cabelludo), NM plantares de difícil control clínico y, en general, en cualquier lesión que por sus características clínicas (asimetría, bordes irregulares, coloración variada o abigarrada) o evolución plantee un posible diagnóstico de melanoma. La exéresis quirúrgica de los NM será escisional y con posterior análisis histopatológico siempre que sea posible. Debe evitarse la exéresis superficial (en afeitado) de los NCA, dado que esta técnica quirúrgica no permite el estudio de la parte más profunda de la lesión1,2.
Cada vez con mayor frecuencia los pacientes solicitan la exéresis de NM clínicamente benignos por motivos estéticos. Cada caso requiere una evaluación individualizada, y se debe emplear el tratamiento quirúrgico más adecuado para que el resultado final sea óptimo2.
Presentamos el caso de una paciente mujer de 32años sin antecedentes patológicos de importancia que acude a consultas de atención primaria por recidiva de un nevus extirpado hace un par de semanas. En la exploración física destacaba, en la piel de la pared posterior de tórax (fig. 1), a nivel de región costal, la cicatriz de exéresis de nevus antiguo; en el centro de la lesión se observa pigmento que conforma un nuevo nevus de forma muy abigarrada, con discromía y bordes irregulares de aproximadamente 0,5cm de diámetro, sugerente en apariencia de un melanoma (fig. 2).
La recidiva de la lesión llama mucho la atención por su forma abigarrada y obliga a revisar el estudio anatomopatológico previo de la lesión primaria extirpada y a consultar con el servicio de Dermatología de nuestro hospital de referencia a través de un programa del que disponemos.
Las técnicas de exéresis de este tipo de lesiones incluyen la resección en ojal con bisturí frío, el punch, y también —como se habría realizado en este caso— el afeitado con bisturí frío y electrocoagulación del lecho.
En el caso de esta paciente, tras el afeitado de la lesión quedaron restos de células melanocíticas que se manifiestan en la recidiva de la lesión de manera tan abigarrada; precisamente por su disposición diseminada en la profundidad, otorgando características clínicas de un melanoma. El diagnóstico es, pues, el de recidiva de NM, denominado también «pseudomelanoma», y hace diagnóstico diferencial con el melanoma.