He tenido recientemente el privilegio de rotar durante 2 meses en el Centro de Salud Mar Báltico, de Madrid, como parte de mi formación especializada en Geriatría. Al final de dicha rotación me propusieron valorarla y me animaron a compartirla con los profesionales interesados en la Atención Primaria y en el manejo de las personas mayores.
En 1978, con la creación del sistema Médico Interno Residente (MIR), se definieron y delimitaron las diferentes especialidades que capacitan a los profesionales médicos de nuestro sistema de salud. Se estableció entonces el concepto y el campo de actuación de la Geriatría y de la Medicina de Familia, ambas con una visión global y enfoque holístico.
Entre los objetivos prioritarios de la formación especializada en Geriatría figura en lugar destacado la integración de los ancianos en la comunidad; en el caso de la Medicina de Familia, el abordaje sanitario de los diferentes grupos poblacionales, entre ellos, los mayores.
No es sorprendente, por tanto, que ambos programas formativos muestren una gran interrelación en los objetivos docentes a adquirir, destacando el uso adecuado y racional de los recursos y la Valoración Geriátrica Integral, respectivamente, dejando libre en cada caso el lugar donde aprenderlos, ya sea en sus niveles asistenciales o en recursos de la otra especialidad, aunque difícilmente se manejarán correctamente los recursos de Primaria sin haberlos conocido de primera mano. Afortunadamente, en ambos programas formativos MIR del Hospital Ramón y Cajal se incluye una rotación obligatoria durante 2 meses en la otra especialidad (centros de salud del área y Servicio de Geriatría del Hospital Ramón y Cajal).
Estas 2 especialidades tienen en común el paciente anciano, especialmente aquel con pluripatología, polimedicado, inmovilizado o institucionalizado. Aunque su enfoque es algo diferente, ya que los médicos de familia llevan un seguimiento más frecuente del paciente y desarrollan principalmente tareas de prevención, mientras que los geriatras se encargan del paciente anciano complejo, ya sea durante la hospitalización o en consultas, su objetivo final es el mismo: la atención integral de los mayores, especialmente los que tienen grandes necesidades.
La Comunidad de Madrid ha desarrollado en Atención Primaria una serie de protocolos, entre los que cabe destacar en relación con este tema los siguientes: paciente mayor (valoración de fragilidad), paciente inmovilizado, anciano polimedicado (revisión de medicamentos y adherencia) y paciente crónico; todos ellos buscan facilitar el seguimiento de dichos pacientes de forma periódica.
De igual manera, en el Plan Estratégico de Geriatría de Madrid para 2011-2014 se incluye un capítulo que trata sobre la relación entre la Geriatría hospitalaria y el ámbito comunitario, en el que se remarca la importancia de la coordinación entre los distintos niveles asistenciales sanitarios con el fin de promocionar la salud de los mayores y dar continuidad a los servicios, donde la Geriatría puede apoyar en el manejo de los pacientes ancianos frágiles y complejos.
Las residencias de ancianos requieren una mención especial, ya que según la normativa actual española son centros sociales, dependiendo su asistencia sanitaria de los médicos de Atención Primaria. Sus residentes presentan una elevada prevalencia de polifarmacia, demencia e inmovilidad, entre otros problemas, por lo que el trabajo conjunto entre médicos de Atención Primaria, médicos de residencia y geriatras es fundamental.
Tras reflexionar sobre este tema, realicé una búsqueda bibliográfica para conocer la interrelación de los programas formativos de ambas especialidades en España. Para dicho motivo utilicé la siguiente estrategia:
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Palabras clave: «formación especializada», «geriatría» y «gerontología».
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Idioma: español.
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Período: desde el año 2000 hasta la actualidad.
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Buscador: revistas incluidas en Elsevier.
Tras dicha búsqueda, obtuve 109 artículos, llamando la atención el elevado número de documentos publicados en la Revista Española de Geriatría y Gerontología (43%), seguida por la Revista de Calidad Asistencial (8%), Formación Médica Continuada en Atención Primaria (6%) y Atención Primaria (5%), entre otras.
Tras la revisión de los artículos, seleccioné 7 de ellos por su relación con la formación especializada de la Atención Primaria y la Geriatría, todos ellos publicados en la Revista Española de Geriatría y Gerontología.
El primero de ellos es el fruto de la sesión de trabajo de la Fundación Academia Europea de Yuste sobre la necesidad de educación geriátrica en Europa, destacando la importancia de la formación continuada de los médicos generalistas en el ámbito de la Geriatría1.
La Sociedad Española de Geriatría y Gerontología escribió una carta al Defensor del Pueblo en el año 2000, en relación con la atención sociosanitaria de los mayores, donde no solo apoyan el mensaje de la Declaración de Yuste, sino que además proponen incluir la enseñanza de la Geriatría en el período MIR de los médicos de Atención Primaria2. El profesor Ribera Casado posteriormente recordó el mensaje de la Declaración de Yuste, centrándolo en los médicos de Atención Primaria, debido a su papel central en la atención del paciente mayor3.
Posteriormente, la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología acordó con la Sociedad Española de Medicina Familiar y Comunitaria intercambiar recursos de la formación continuada incluyendo publicaciones y actos4.
A nivel internacional existen 3 documentos (Plan de Acción Internacional de Madrid sobre el Envejecimiento, Documento de recomendaciones para la Conferencia Ministerial sobre Envejecimiento UNECE y el European Silver Paper) que reiteran la importancia de la enseñanza de la Geriatría tanto en el pregrado como en el posgrado5–7.
Esta rotación me ha permitido conocer, entre otras cosas, la forma de trabajar de los equipos de Atención Primaria y los recursos disponibles a dicho nivel. Estoy, por tanto, más preparado y más dispuesto a trabajar en equipo con estos profesionales, con el objetivo compartido de optimizar los recursos y evitar desplazamientos innecesarios y la duplicidad de pruebas diagnósticas.
Por último, me gustaría reflexionar sobre la existencia de varias recomendaciones respecto a la importancia de la formación en el cuidado de los mayores en la carrera profesional de los médicos de Atención Primaria, sin haber constancia en la literatura de datos sobre el cumplimiento de dichas recomendaciones, así como la ausencia de publicaciones que valoren la importancia de la Atención Primaria para los geriatras. Recomiendo, por tanto, valorar la implantación de una rotación obligatoria en el centro de salud para todos los residentes de Geriatría, al igual que sería deseable una rotación en Geriatría para todos los residentes de Medicina de Familia.
Me gustaría agradecer a la Dra. Alayeto y a la Dra. Pejenaute por acogerme en el centro de salud, enseñarme y, además, proponerme escribir esta carta.