Una mujer de 45 años de edad, con antecedente personal de melanoma de extensión superficial estadio IB en el miembro inferior derecho, en seguimiento por la unidad de melanomas de nuestro centro, fue remitida desde atención primaria por vía telemática (teledermatología) por una lesión en la cara anterior del miembro inferior (no especifica lateralidad), con sospecha diagnóstica de enfermedad maligna. Clínicamente (fig. 1) se apreciaba una lesión con apariencia en diana, de bordes bien definidos, con pápula central más oscura, rodeada por un anillo periférico equimótico. En la imagen dermatoscópica se realizó algoritmo en 2 etapas: 1) ausencia de criterios de lesión melanocítica (retículo pigmentado típico, glóbulos regulares, patrón paralelo acral, pigmentación azul homogénea y proyecciones regulares); y 2) estructuras redondeadas rojas tipo lagunas vasculares de localización central, separadas por estructuras lineales blancas más evidentes en la periferia, que se encuentran rodeadas por un halo pálido homogéneo y un anillo violáceo periférico. Con el diagnóstico clínico de hemangioma hemosiderótico en diana (HHD) la paciente fue dada de alta con recomendación de observación domiciliaria y nueva consulta si había variación clínica o aparición de sintomatología asociada (fig. 2).
El HHD o hemangioma en tachuela es una lesión vascular poco frecuente, de probable origen linfático y de naturaleza benigna1. Afecta mayoritariamente a personas jóvenes o de mediana edad, y muestra un ligero predominio por el sexo masculino (1,36:1), apareciendo con mayor frecuencia en las extremidades y en el tronco. Su etiopatogenia no está del todo aclarada, pero la hipótesis más aceptada es que realmente se trata de una malformación linfática, pues muestra intensa positividad para los marcadores linfoendoteliales VEGF-3 y podoplanina, así como negatividad frente a WT1 y al marcador vascular sanguíneo CD341,2.
Clínicamente se presenta como una pápula única, asintomática, de color rojo azulado a marrón, generalmente inferior a 1cm de diámetro y, en ocasiones, sobre una zona donde previamente se había producido un traumatismo local. No es infrecuente que esta pápula esté rodeada de una fina área de piel pálida en el interior de un anillo equimótico, en relación con el depósito local de hemosiderina3, dando un aspecto en diana a la lesión. En fase involutiva pueden aparecer áreas pálidas dentro del anillo purpúrico, o incluso este puede desaparecer. Estos ciclos de evolución e involución de una misma lesión son frecuentes y se han relacionado en algunos casos con cambios hormonales o procesos traumáticos4. El patrón dermatoscópico más común del HHD lo componen lagunas rojas y oscuras ocupando el área central y un anillo homogéneo rojizo-violáceo o equimótico en la periferia, como el caso que nos ocupa. Se presenta en el 71,4% de los casos estudiados en algunas series publicadas5. Deberemos prestar especial atención si clínica y dermatoscópicamente se muestran patrones no targetoideos que a menudo imitan otras lesiones, incluyendo melanoma amelanótico o hipomelanótico. En estos casos, el examen histopatológico sigue siendo el patrón oro diagnóstico. El estudio histológico revela en la dermis superficial vasos dilatados de paredes delgadas revestidos por células endoteliales en tachuela y vasos con una luz más reducida en la dermis profunda. Son frecuentes los eritrocitos y los depósitos de hemosiderina extravasados6.
La dermatoscopia ha demostrado ser una herramienta útil para la práctica clínica del médico de familia, porque es más sensible que la simple inspección visual. La mayor limitación de la dermatoscopia es la necesidad de un entrenamiento previo en la técnica mediante formación específica y práctica y la identificación de patrones sencillos como el mostrado en esta lesión vascular, que permitirá reducir el número de escisiones y biopsias innecesarias.
Se ha contado con el consentimiento de la paciente y se han seguido los protocolos de los centro de trabajo sobre tratamiento de la información de los pacientes.