Presentamos el caso de una mujer de 38 años, sin antecedentes personales ni familiares de interés y de profesión pescadera desde los 17 años. Acude a urgencias por un cuadro de prurito generalizado y lesiones habonosas confluentes por todo el cuerpo, precisando dosis altas de corticoides y antihistamínicos para su cese. Un mes más tarde vuelve a reproducirse idéntica sintomatología, acompañada además en esta ocasión de poliartralgias y rigidez, sobre todo en rodillas y tobillos, con buena respuesta a indometacina. En la anamnesis, la paciente refería consumo ocasional de pescado poco cocinado, sin presentar historia de dolor abdominal. Se realizó analítica con determinación de hemograma, glucosa, función renal, iones, transaminasas, bilirrubinas, PCR, factor reumatoide y estudio de autoinmunidad, todos ellos con valores que se encontraban dentro de la normalidad. El test cutáneo realizado frente a diversos alimentos (lácteos, pescados y frutos secos) resultó negativo, siendo positivo para Anisakis, con IgE específica para Anisakis de 99,2UI/ml (valor normal: 0-0,35UI/ml). Se realizó endoscopia digestiva alta y colonoscopia sin observar hallazgos patológicos reseñables, no visualizándose parásitos en las mismas.
Se recomendó no ingerir ningún tipo de pescado, a pesar de lo cual el cuadro clínico se reproduce cada vez que manipula pescado o incluso la ropa y el material utilizado en la pescadería, mejorando de forma espectacular la sintomatología cuando cesa la exposición. La paciente entró en proceso de incapacidad laboral temporal que pasó finalmente a incapacidad permanente total, sin que haya mostrando ningún nuevo episodio desde que cesara la exposición al pescado.
El Anisakis simplex es un nematodo, descrito por primera vez en 1809, que parasita al pescado, siendo el hombre un huésped intermediario, mostrando una distribución mundial. La prevalencia en nuestro país varía según las zonas geográficas estimándose entre el 6% y el 56%1.
La ingesta del parásito es la vía de contagio más frecuente, dando lugar a distintas presentaciones, siendo la más frecuente la anisakiasis gastroduodenal (72% de los casos), caracterizada por epigastralgia intensa de tipo cólico acompañada a veces de náuseas y vómitos a las pocas horas de la ingesta del pescado parasitado. Con menos frecuencia, el Anisakis puede invadir la mucosa intestinal cursando con dolor abdominal, náuseas, vómitos y alteraciones del ritmo intestinal, dando lugar en caso de cronificación a la formación de abscesos o granulomas que a veces simulan una apendicitis aguda, episodios de enfermedad inflamatoria intestinal o seudoobstrucción intestinal2,3. Menos frecuentemente la larva puede atravesar el intestino y provocar anisakiasis pulmonar o hepática. Sin embargo, en la mayoría de los pacientes la anisakiasis es autolimitada, resolviéndose el proceso al expulsar espontáneamente la larva. En ocasiones solo existe adherencia del parásito a la mucosa digestiva cursando de forma asintomática, detectándose las larvas en las heces o el vómito.
La alergia al Anisakis es otra forma de presentación de la infección, manifestándose con urticaria, angioedema o anafilaxia inmediatamente posterior a la ingesta del pescado infectado, aunque a veces la ingestión se produce en las horas previas a la reacción, o incluso, excepcionalmente, esta se puede diferir varios días complicando el diagnóstico, mostrando estos casos un aumento de la IgE específica y test cutáneos positivos4. Otras manifestaciones poco comunes son la gastroenteritis eosinofílica, dermatitis de contacto y cuadros de artritis5.
En el caso que se presenta, la exposición al Anisakis se manifestó de una forma atípica, con una severa y extensa afectación cutánea, con lesiones habonosas y vasculíticas (figs. 1 y 2), así como poliartralgias con afectación de rodillas y tobillos, sin que se encontrará relación con la ingesta de pescado, siendo este último aspecto lo que motivó sobre todo el retraso en el diagnóstico. Se han descrito en la literatura casos excepcionales con manifestaciones cutáneas, asma, conjuntivitis y artralgias tras la inhalación de proteínas de Anisakis en trabajadores del pescado6.
La afectación articular es una manifestación infrecuente, con pocas referencias al respecto en la literatura, encontrándose aproximadamente en el 3% de los casos de infección por Anisakis7. También fue especialmente significativa la marcada afectación cutánea con el desarrollo de lesiones vasculíticas. Son múltiples las causas de vasculitis cutáneas y, aunque la forma idiopática es la más frecuente, existen casos de vasculitis cutáneas tras procesos infecciosos, sin que estos superen el 10% de los casos según las series consultadas8,9.
Responsabilidades éticasProtección de personas y animalesLos autores declaran que para esta investigación no se han realizado experimentos en seres humanos ni en animales.
Confidencialidad de los datosLos autores declaran que en este artículo no aparecen datos de pacientes.
Derecho a la privacidad y consentimiento informadoLos autores han obtenido el consentimiento informado de los pacientes y/o sujetos referidos en el artículo. Este documento obra en poder del autor de correspondencia.