Hemos leído el interesante artículo de Guil Sànchez y Rodríguez-Martín1 sobre la prevalencia de factores de riesgo cardiovascular en una población de 167 pacientes inmigrantes. En un bien diseñado estudio transversal, estos investigadores1 encontraron una mayor prevalencia de obesidad en las mujeres y de tabaquismo en los hombres. Estos autores explican la mayor prevalencia de diabetes mellitus en las mujeres por el mayor porcentaje de féminas obesas, aunque el ejercicio físico pudiera tener algún papel patogénico.
La relación obesidad-diabetes se puede explicar de la siguiente manera. En la obesidad visceral o central se produce una resistencia a la insulina (RI) que incrementa la liberación de insulina por las células β del páncreas y en sus inicios mantiene la concentración de glucosa en sangre dentro de límites normales, pero a expensas de una hiperinsulinemia compensadora, que a largo plazo provoca una disfunción de las células pancreáticas y la aparición de diabetes mellitus2. El perímetro de cintura o circunferencia abdominal es una variable antropométrica fiable de obesidad visceral que solo requiere un personal entrenado con una cinta métrica flexible. La determinación de los pliegues cutáneos, aunque más fiable que la anterior determinación, necesita un instrumental más costoso, más tiempo y un mayor entrenamiento de los medidores.
A la aparición de diabetes contribuye también el bajo grado de inflamación crónica que acompaña a la secreción excesiva de citocinas proinflamatorias como el factor de necrosis tumoral alfa (TNF-α) y la interleucina 6 (IL-6) por los adipocitos omentales. Dos variables de fácil determinación en la atención primaria de salud, la microalbuminuria y la proteína C reactiva, constituyen marcadores útiles de este estado inflamatorio y de la disfunción endotelial3.
En el trabajo citado1, los hombres realizaban más ejercicios físicos que las mujeres, lo que explica en parte la menor prevalencia de obesidad en este grupo poblacional por mayores gastos de energía y su efecto sobre el peso corporal. Además, el ejercicio físico disminuye la RI e incrementa la sensibilidad a la insulina en sus células diana por mecanismos no bien precisados. Diversos ensayos clínicos han demostrado los efectos beneficiosos del ejercicio físico sobre las alteraciones metabólicas de un estado, el síndrome metabólico, que reúne un conjunto de factores de riesgo cardiovascular como la diabetes4. Otros estudios han referido el papel del ejercicio y la dieta en la prevención de la diabetes5.