Objetivos: Conocer si: se adecuan las peticiones de densitometría (DXA) desde Atención Primaria con un FRAX^® intermedio. El FRAX^® sin DXA cambia al incorporar la DXA. Están bien tratados los pacientes según el umbral del FRAX^®. Cuantificar cuantos FRAX^® sin DXA con riesgo intermedio pasan a un riesgo bajo (evitar tratamientos innecesarios) o riesgo alto (confirmar necesidad de tratamiento) al incorporar la DXA.

Metodología: Estudio descriptivo observacional retrospectivo y transversal para el 100% de las densitometrías realizadas en Gerencia Atención Integrada (GAI) de Ciudad Real durante un año solicitadas desde Atención Primaria.

Resultados: El 57% de las densitometrías tenían un FRAX de bajo riesgo. La herramienta FRAX más DXA confirma riesgos extremos, el 91,5% el FRAX bajo y el 76% el FRAX alto. El riesgo intermedio, confirma el 58% de los casos, recalificando el 17% a riesgo bajo y el 24% a riesgo alto. El FRAX intermedio corrige el 42% de los casos. En riesgo bajo corrige el 8% y en riesgo alto el 24% pero todas a riesgo intermedio. El tratamiento específico no se adecúa fielmente al grado de riesgo final (FRAX + DXA): En riesgo bajo hasta en un 23% se les instaura. En riesgo alto hasta en un 42% carece del mismo.

Conclusiones: Aunque el FRAX bajo tiene buena correlación con el riesgo final de fracturas, en un 8% la DXA detecta falsos negativos. En los casos en que está indicado directamente por el FRAX realizar DXA, ésta recalifican el 42% (riesgo medio) y el 24% (riesgo alto).