Sr. Director:
Hace unos meses una residente que rotaba por nuestro ESAD nos preguntó si podríamos ir a Tucumán, al norte de Argentina, a compartir nuestra experiencia en Cuidados Paliativos. Ella era de allí y había realizado su formación médica en un hospital público de la zona, donde estaba apareciendo un mayor interés en abordaje paliativo a pacientes con enfermedad en fase terminal. Fuimos a Argentina 2 miembros del ESAD 9, una enfermera y una médico. Se realizaron allí 2 cursos de Cuidados Paliativos del 29 de agosto al 7 de septiembre de este año. El primero tuvo lugar en el Hospital Centro de Salud de San Miguel de Tucumán y el segundo en la Clínica Mayo, con un total de más de 70 participantes, principalmente médicos y profesionales de enfermería, además de algún psicólogo y farmacéutico. La metodología fue participativa con un alto grado de motivación y satisfacción reflejada en las encuestas de evaluación de los cursos. Nuestras expectativas fueron superadas ampliamente. El evento tuvo una gran repercusión en los medios y fue sorprendente la respuesta institucional con el resultado de compromisos adquiridos por parte de las autoridades en relación al desarrollo y mejora de los cuidados paliativos en la zona.
Para que este proyecto pudiera salir adelante hubo un proceso de maduración en base a algunas reflexiones que nos fuimos haciendo:
– Que un «¿Y por qué no?» automatizado como primera respuesta es una buena opción.
Que la ausencia de un beneficio económico de un proyecto no significa ausencia de otro tipo de gratificaciones. Que no descartar de inmediato una propuesta es darle la posibilidad de que sea, y de dejarle su hueco. Que creer en algo es crearlo.
¿Quiénes podríamos ir del equipo? ¿En qué momento sería posible? ¿Qué aportar?
Nos vimos allí.
– Que las fronteras solo están en la mente. Y que las distancias no siempre se miden en kilómetros.
Vinieron los contactos por correo electrónico, las propuestas de fechas, contenidos, expresión de dificultades, motivaciones, silencios en los correos de difícil interpretación, también dudas.
– Que no estamos solos. Cuando en un proyecto se pone el alma el universo entero colabora.
El equipo entero y otros compañeros de Cuidados Paliativos de nuestro medio compartieron sus experiencias a través de unos videos que llevamos en nuestras maletas. Todos ellos vinieron también de alguna manera.
– Que el miedo a compartir se quita compartiendo.
El gusto por la tarea común, la complicidad en la preparación del encuentro nos acercó a unos compañeros que trabajaban en una misma línea al otro lado del charco.
– Que no todo está en los libros ni en Internet.
Descubrimos juntos la gran riqueza de lo presencial y su potencial transformador. El placer de poner en común el trabajo, las experiencias, las inquietudes, dificultades, expectativas.
– Que perder el miedo a las diferencias posibilita aprender de ellas. Aquí una red organizativa de Cuidados Paliativos más consolidada, allí un alto grado de motivación Profesional y capacidad de trabajo.
– Que en realidad nada hacemos, todo sucede a través de nosotros. Y entender eso nos permite realizar la tarea con menos presión, y disfrutar de lo que acontece, y agradecer la experiencia.
La presencia de otras culturas en nuestro medio y la facilidad de acceso a otras realidades nos puede facilitar el intercambio de experiencias con gran rentabilidad en los resultados y enriquecimiento mutuo.
A las personas que han propuesto y facilitado el encuentro.
A todas las personas que desde aquí han colaborado en la preparación del material audiovisual y especialmente a nuestros compañeros de Equipo que además han asumido el trabajo durante nuestra ausencia.
A los participantes en la actividad por su buena acogida que nos hizo sentir como en casa.