Pepa Costa era una de esas pacientes especiales que han trascendido —atravesado y ascendido— su enfermedad y que ha aprendido a mirar a través del sufrimiento, el cual, lejos de agotarla, le ha dado el coraje y la generosidad de compartir una visión profundamente humana del proceso.
Nos ha dejado un resumen de vivencias, escritas desde una sabia ironía, con el deseo de promover cambios en este duro entorno que tan bien retrata y que tanto los necesita. Sin perder la compostura, con elegancia y humor, nos muestra lo ridículo, cobarde e inhumano de algunos de nuestros comportamientos profesionales.
Creo que la riqueza de este documento reside en la auditoría que, desde la perspectiva de una auténtica experta —es decir, el que ha vivido profundamente la experiencia—, hace a los temas clave de nuestro quehacer profesional.
Nos recuerda la necesidad de poner como centro de nuestra atención profesional: el valor, la dignidad y la autonomía de la persona enferma. Muestra que, una vez establecida una relación de confianza, el profesional puede ser una importante fuente de apoyo emocional para el paciente.
Revisa la importancia del papel de la familia y los amigos en el apoyo del paciente y, por ello, la conveniencia de apoyarles también. además, nos muestra que la mejor estrategia que conduce a la serenidad es la aceptación y la entrega como forma inteligente de adaptación y renuncia al control cuando las cosas parece que ya no pueden controlarse.
Testimonios como el que Pepa nos muestra pueden acelerar este necesario proceso de humanización de nuestro trabajo, que tiene la gracia de ser una escuela de vida donde todos —pacientes y futuros pacientes que momentáneamente ejercemos de terapeutas— podemos ir creciendo juntos.
Debemos agradecer a Pepa que haya compartido con elegancia, humor y coraje su viaje por este territorio tan nuestro y hasta ahora poco explorado por "la ciencia" y que ella dejó serenamente tras despedirse, en un día claro, en su casa de campo de Gata, el 11 de diciembre de 2010, regalándonos un legado que merece conocerse.