Objetivos: 1) Evaluar las motivaciones para el consumo de alcohol (MCA) mediante la aplicación del cuestionario Motivos para el Consumo de Alcohol (CMC). 2) Evaluar el consumo de alcohol (CA), mediante la aplicación del cuestionario AUDIT. 3) Relacionar las MCA con el CA. 4) Asociar las MCA con el estatus laboral. 5) Asociar el CA con el estatus laboral.
Métodos: Se aplicaron los cuestionarios a 116 alumnos que cursan el bachillerato, uno para evaluar las MCA y otro para evaluar el CA.
Resultados: La edad promedio fue de 17.47 ± 1.91 años. El 68.97% eran hombres y 31.03% mujeres. El 66.7% de las mujeres y el 78.8% de los hombres eran consumidores. De todos ellos, el 36.4% estudiaban y trabajaban. Las consistencias internas del CMC y AUDIT fueron 0.90 y 0.85, respectivamente. El 32.2% no estaban en riesgo de trastornos del alcohol. La distribución del AUDIT para sensato, dependiente y dañino fue 61.0%, 30.5% y 8.5%, respectivamente. La distribución del CMC fue 23.3%, 71.5% y 5.2% para motivación nula, conformidad y reforzamiento, respectivamente. Se encontró que al incrementarse los MCA se incrementan de igual manera, los trastornos por el uso del alcohol.
Conclusión: No se encontró asociación con las MCA pero si con el CA, donde además se observaron riesgos (OR) incrementados de CMC-conformidad (OR=3.05) y CMC-reforzamiento (OR=8.80). Se observó un mayor consumo de alcohol en los jóvenes que estudian y trabajan.
Objectives: 1) Assessing motivations for alcohol consumption (MCA) by applying the Reasons for Alcohol Consumption (CMC) questionnaire. 2) Evaluate alcohol consumption (CA) by applying the AUDIT questionnaire. 3) Relate the MCA with the CA. 4) Associate MCA with employment status. 5) Associate CA with employment status.
Methods: We applied the two questionnaires to 116 high school students, the first to assess the MCA and the second to evaluate the CA.
Results: Mean age was 17.47 ± 1.91 years. Gender-wise, 68.97% were male and 31.03% female. Of these, 66.7% of female and 78.8% of the male were alcohol consumers and 36.4% were studying and working. Internal consistencies of the CMC and AUDIT were 0.90 and 0.85, respectively. The 32.2% were not at risk of alcohol disorders. The distribution of AUDIT for sensible, dependent and harmful was 61.0%, 30.5% and 8.5% respectively. The distribution of CMC was 23.3%, 71.5% and 5.2% for zero motivation, compliance and reinforcement, respectively. We found that increasing the MCA, there was a similar increase in alcohol disorders.
Conclusion: There was no association with MCA, but there were with CA, where we also observed increased risks (OR) of CMC-conformity (OR = 3.05) and CMC-reinforcement (OR = 8.80). There was a higher alcohol consumption in young people who study and work.
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Introducción
El consumo excesivo de alcohol es considerado mundialmente un grave problema de salud pública. El alcohol, es una droga lícita o social, que tiene efecto dañino en la salud y se asocia con los principales indicadores de morbilidad y mortalidad, debido a su consumo excesivo. El alcohol es una sustancia potencialmente adictiva que se utiliza con mayor frecuencia por los adultos jóvenes, especialmente entre aquellos en edad de recibir una educación universitaria o superior.1
En México, existen cerca de 2.5 millones de personas que presentan problemas de alcoholismo, lo que representa el 2.5% de la población del país, que potencialmente se asocian con enfermedades del hígado, cardiopatías, homicidios, suicidios e incluso contribuye a la hospitalización de más de 2 000 personas por lesiones relacionadas a accidentes automovilísticos y además, entre 50 000 y 70 000 lesionados que requieren atención médica.2
La Encuesta Nacional de Adicciones (ENA) del 2008, señala que en la población adulta mexicana, el alcohol es la principal sustancia adictiva consumida (65.0%) y en segundo lugar el tabaco (25.0%). De esta encuesta se encontró que 27 millones de mexicanos toman grandes cantidades de alcohol, con frecuencias de ingesta que oscilan entre < 1 vez al mes y diaria.3
Dentro de las variables sociodemográficas, el sexo y la edad son dos variables que diferencian la forma en que una persona consume alcohol, el beber diario es más frecuente en los hombres (21.8%) que en las mujeres (16.2%), de las cuales el 9.7% corresponde a adolescentes y de éstas, el 7.1% consumen alcohol. Sin embargo, en las mujeres la prevalencia está aumentando, específicamente en las adolescentes (9.7%), quienes consumen altas cantidades de alcohol en cada ocasión (7.1%).3
Durante los últimos años, la edad en la cual los hombres en México consumen con mayor frecuencia e intensidad bebidas alcohólicas, se ha reducido en forma alarmante. Después de situarse entre los 30-49 años de edad en 1988, disminuyó hasta encontrarse entre los 18-29 años de edad en 1998.4 Coincidentemente, este rango incluye las edades durante las cuales los adultos jóvenes en México generalmente asisten a los centros de educación superior.
Datos de la ENA del 2008, indicaron que el 72% de la población adulta masculina y el 42.7% de la población femenina eran consumidores de alcohol, y que los tipos de consumo más característicos en varones son: a) consumo moderado alto, con ≥ 5 bebidas por ocasión (16.9%) y b) consuetudinario, con ≥ 5 bebidas una vez por semana (12.4%). En cuanto a las mujeres, el 4.8% tuvo consumo mensual (< 5 bebidas por ocasión) y el 2.7% consumo moderado alto.3
Mora-Ríos en el 2005, realizó un estudio descriptivocomparativo en 678 estudiantes de universidades públicas y privadas de la Ciudad de México, y encontró que los estudiantes del sexo masculino ingirieron una mayor cantidad de bebidas alcohólicas por ocasión de consumo, en comparación con las mujeres. Las comparaciones entre el consumo de alcohol de acuerdo al tipo de universidad, no mostraron diferencias significativas.5
En la Ciudad de México, Caraveo y colaboradores encontraron que uno de los grupos de riesgo de abuso de alcohol es la población de 18 a 39 años de edad. Los estudios realizados en población universitaria revelaron que la proporción de consumidores de alcohol aumenta con la edad, y que el periodo de mayor consumo ocurre entre los 18 y 21 años de edad. Además, estos estudios indicaron que los varones consumían más alcohol que las mujeres y que los estudiantes universitarios con un ingreso económico alto, tienen mayor riesgo de presentar un consumo de alcohol dañino en comparación con estudiantes de ingreso económico medio y bajo.6
Dado lo anterior, una de las variables que podría marcar la diferencia de motivos para el consumo de alcohol es la ocupación, pues en universitarios que estudian y trabajan las razones para utilizar alcohol son más altas, que los universitarios que solamente estudian. Cabe señalar que otros factores que se han encontrado asociados en esta conducta son, el tener un mejor ingreso económico, mayor número de grupos de amigos o compañeros y frecuente participación de eventos sociales.4
Del Bosque en el 2006, estudió la percepción de normas sociales y el consumo de alcohol en jóvenes universitarios de la ciudad de Monterrey. Encontró que la mayor proporción de universitarios presentó un consumo de alcohol dañino (49.5%), seguido de consumo sensato (26.8%) y consumo dependiente (23.8%). Además, encontró que los hombres presentaron mayores proporciones de consumo dañino (68.2%), a diferencia de las mujeres que presentaron mayores proporciones de consumo sensato (38.7%), estas diferencias fueron significativas (ji cuadrada=81.72, p=0.001).7
Dado lo anterior, los objetivos del presente estudio en estudiantes de bachillerato de la ciudad de Monterrey fueron: 1) Evaluar las motivaciones para el consumo de alcohol (MCA), mediante la aplicación del Cuestionario Motivos para el Consumo de Alcohol (CMC). 2) Evaluar el consumo de alcohol (CA) mediante la aplicación del cuestionario Identificación de Trastornos por Uso de Alcohol (AUDIT). 3) Relacionar las MCA con el CA. 4) Asociar las MCA con el estatus laboral. 5) Asociar el CA con el estatus laboral.
Métodos
El diseño de estudio fue de tipo descriptivo, transversal y correlacional. Se aplicaron a 116 alumnos que cursan el bachillerato dos instrumentos, el primero para evaluar las MCA y el segundo para evaluar el CA.
Para la aplicación de los dos instrumentos, se solicitó por escrito, la autorización al personal directivo de la escuela a evaluar, y la obtención de datos se realizó en dicha institución. Los estudiantes participantes se seleccionaron a través de una lista proporcionada por el departamento de escolar y archivo de la misma dependencia, la cual refirió listados oficiales de la cantidad de alumnos y grupos del tercer semestre, mediante el paquete MiNiTAB versión 12.22.
Se utilizó una cédula de datos personales que presentó ocho preguntas. El primer instrumento que se utilizó fue el CMC, el cual radica en una vertiente del Modelo de Motivaciones de Cox & Klinger.8 Este cuestionario el cual consta de 20 reactivos, evaluó las MCA. El segundo instrumento que se utilizó fue el AUDIT.9 Este cuestionario el cual consta de 10 reactivos, evalúa el CA durante los últimos 12 meses.
El estudio se apegó a lo dispuesto por el Reglamento de la Ley General de Salud, en materia de investigación en el área de la salud. Se respetó la dignidad de los sujetos con un trato respetuoso y profesional y la protección de sus derechos humanos.
Los datos fueron procesados mediante el paquete estadístico SPSS Versión 20.0. Se realizaron cinco etapas. Primero, se realizó estadística descriptiva, con la cual se obtuvieron frecuencias y proporciones de las evaluaciones obtenidas cuando fueron aplicados ambos instrumentos. Segundo, para los instrumentos de medición AUDIT y CMC, se determinaron la consistencia interna de los instrumentos a través el Alpha de Cronbach.10 Tercero, para determinar la asociación de acuerdo a las escalas de los instrumentos CMC (motivación nula, conformidad y reforzamiento) y AUDIT [No consumidor, sensato (1-4 copas), dependiente (5-9 copas) y dañino (10 o más copas)], se realizó una tabla de 4 x 3, a la cual se le aplicó la prueba exacta de Fisher. Cuarto, las evaluaciones cuantitativas de cada instrumento se relacionaron mediante la correlación de Spearman, así como su diagrama de dispersión. Quinto, los instrumentos AUDIT y CMC se asociaron con el estatus laboral del estudiante, mediante tablas de contingencia de 4 x 2 y 3 x 2, respectivamente. Para este análisis, si el número de individuos por celdas es menor a cinco, se aplicó la prueba exacta de Fisher. Se determinó el riesgo absoluto en el caso de asociación mediante el paquete EPISODE. El tamaño de muestra fue de 116 y este número estuvo de acuerdo a lo reportado por Yurdugül (2008), el cual considera que un tamaño mínimo de 100 individuos es suficiente independientemente, de si la distribución del instrumento es o no normal.10 Una p<0.05 fue considerada estadísticamente significativa.
Resultados
La edad promedio de los 116 estudiantes fue de 17.47 ± 1.91 años. En cuanto al sexo, el 68.97% eran hombres (17.79 ± 2.07 años) y 31.03% mujeres (16.75 ± 1.25 años). En cuanto al consumo de alcohol, el 66.7% de las mujeres y el 78.8% de los hombres eran consumidores y estos porcentajes no mostraron diferencias significativas (ji cuadrada=1.93; p=0.164).
En cuanto al estado civil, el 92.4% eran solteros, el 4.2% casado y el 3.4% en unión libre. De todos ellos, el 63.6% eran estudiantes que no trabajaban y el 36.4% estudiaban y trabajaban.
Las consistencias internas de los instrumentos CMC y AUDIT evaluados mediante el Alpha de Cronbach fueron 0.90 y 0.85, respectivamente.
Las distribuciones porcentuales de las evaluaciones de los instrumentos CMC y del AUDIT se muestran en las Tablas 1 y 2, respectivamente. De los 116 estudiantes, el instrumento AUDIT nos indicó que el 32.2% no estaban en riesgo de trastornos del alcohol. El instrumento CMC nos indicó que dentro de las motivaciones que tiene el estudiante de bachillerato para consumir alcohol, el 67.0% contestó que lo consumen para celebrar una ocasión especial con sus amigos y el 53.4% porque mejora las fiestas y celebraciones.
La distribución y asociación del número de estudiantes de acuerdo a los dos instrumentos se muestra en la Tabla 3. La distribución del AUDIT de los 87 consumidores para sensato, dependiente y dañino fue 61.0%, 30.5% y 8.5%, respectivamente. La distribución del CMC de los 116 estudiantes fue 23.3%, 71.5% y 5.2% para motivación nula, conformidad y reforzamiento, respectivamente. Se encontró una significativa asociación entre ambos instrumentos al aplicarse la prueba exacta de Fisher (67.88; p=0.0001).
La Figura 1 muestra en el diagrama de dispersión, la relación cuantitativa entre el CMC y AUDIT. Al aplicarse la prueba de Spearman, se encontró que al incrementarse los motivos para el consumo de alcohol se incrementan de igual manera los trastornos por el uso del alcohol, lo que dio lugar a una alta correlación positiva de 0.697 (p=0.0001).
Figura 1. Diagrama de dispersión de la relación de los instrumentos AUDIT y CMC (r=0.697; p=0.0001).
En la Tabla 4 se muestra la asociación del tipo de consumo de alcohol por estatus laboral. Al aplicarse la tabla de contingencia 4 x 2, no se encontró asociación (ji cuadrada=6.72; p=0.081). En la Tabla 5 se muestra la asociación del tipo de motivaciones para el consumo de alcohol por estatus laboral. Al aplicarse el paquete EPISODE, los valores de riesgo se encontraron incrementados de CMC-conformidad (OR=3.05) a CMC-reforzamiento (OR=8.80), en estudiantes que trabajaban considerando el estándar de oro al CMC-motivación nula. Al aplicarse la tabla de contingencia 3 x 2, se encontró asociación al aplicarse la prueba exacta de Fisher (6.80; p=0.027).
Discusión
El presente estudio permitió conocer las motivaciones para el consumo de alcohol y su relación con el consumo de alcohol en estudiantes de bachillerato de una escuela pública. Los porcentajes del consumo de alcohol entre hombres y mujeres en Monterrey fueron similares, este resultado no concuerda con lo reportado por Caraveo y colaboradores en 1999, en estudiantes de la Ciudad de México,6 quienes encontraron en su estudio diferencias por género y frecuencia del consumo de alcohol, donde la población masculina consume más alcohol que la población femenina y a su vez ambos han consumido alcohol al menos una copa en su vida.
El hecho de que en nuestro estudio tanto hombres como mujeres hallan ingerido una mayor cantidad de bebidas alcohólicas, probablemente se deba a que en la actualidad se tienen menos restricciones sociales para el consumo de alcohol, y además el hecho de que ingieran una mayor cantidad de bebidas alcohólicas puede estar asociado a tolerancia al alcohol.
De los 20 reactivos del instrumento MCA, sólo dos mostraron los más altos porcentajes de respuesta que motivan al estudiante de bachillerato para consumir alcohol, las cuales fueron "para celebrar una ocasión especial con mis amigos" (67.0%) y "porque mejora las fiestas y celebraciones" (53.4%). Estos resultados están de acuerdo a lo encontrado por Cox y Klinger.8 Estos autores señalan en su estudio que el hecho de que estos jóvenes ingieran alcohol para olvidarse de sus preocupaciones, porque sienten que les ayuda cuando están deprimidos, cuando están de mal humor o porque se sienten más seguros de sí mismos. En este mismo sentido, afirman que la decisión de consumir alcohol se debe a los motivos internos y externos, para evitar acciones negativas o incrementar emociones positivas, además señalan que las razones que se tiene para el consumo de alcohol, se construyen de primera instancia en el pensamiento, no obstante el ambiente social donde se desenvuelve el joven, influye en la decisión de consumir o no alcohol.
La edad de inicio en promedio fue a los 15 a 19 años; con respecto a los tipos de consumo se identificó 61% de tipo sensato, 30.5% dependiente y 8.5% dañino. Se obtuvo un porcentaje de 6.8% que ha lastimado a alguien o resultado lastimado como consecuencia de su consumo, en contraste con un 7.6% que le ha ocurrido pero no en el último año, teniendo un total de 85.6% que no les ha pasado. En lo que respecta a saber si ha sido aconsejado por un amigo, familiar o personal de la salud debido a su forma de consumir alcohol, se encontró que a un 5.9% si ha necesitado ayuda. Además de encontrar que el consumo es mayor un 38.5% en hombres que en mujeres. Lo anterior concuerda con lo reportado por el Consejo Nacional Contra las Adicciones-Secretaria de Salud.3
Al categorizar el instrumento AUDIT (sensato, dependiente y dañino) y el CMC (nula, conformidad y reforzamiento), se encontró entre ambas una asociación altamente significativa, lo que nos indica que al incrementarse las motivaciones se incrementa el daño por el consumo. Por otra parte, los resultados anteriores se confirman al correlacionar los puntajes cuantitativos de ambos instrumentos.
Con respecto al estatus laboral, no se encontró asociación con las MCA pero si con el CA donde además se observaron riesgos (OR) incrementados de CMC-conformidad y CMC-reforzamiento en los estudiantes que trabajan. El mayor consumo de alcohol en los jóvenes que estudian y trabajan, en comparación con los jóvenes que sólo estudian concuerda con lo reportado por Herrera y colaboradores, quienes encontraron que los estudiantes del Estado de Morelos con ingreso socioeconómico alto presentan mayor riesgo de consumo de alcohol dañino, que los estudiantes con ingreso económico bajo.11 Arrivillaga y colaboradores en un estudio realizado en estudiantes universitarios de Cali, Colombia, consideraron que los estudiantes que trabajan tienen mayor contacto con personas adultas que consumen alcohol, y esto puede ser un modelo de conducta a seguir por los jóvenes.12
Con base a los resultados del presente estudio se recomienda reforzar los programas preventivos del uso y abuso del alcohol en estudiantes de preparatoria, dado que la mayoría de los estudiantes que participaron en el estudio están en la fase de riesgo al consumo de alcohol. Es evidente la necesidad de desarrollar acciones encaminadas a la prevención del consumo experimental, y evitar la transición del consumo experimentador al consumo usual.
Se recomienda desarrollar programas de promoción a la salud en estudiantes de preparatoria con la intención de establecer estrategias, que aminoren las motivaciones de consumo de alcohol y realizar intervenciones encaminadas a prevenir el abuso del consumo de alcohol en estudiantes de bachillerato. Es necesario involucrar a todo el engranaje del sector con las instituciones universitarias de bachillerato o preparatoria para desarrollar programas, encaminados a crear una conciencia sobre el uso y abuso del alcohol.
Conflicto de intereses
Los autores declaran no tener conflicto de intereses.
Financiamiento
Los autores no recibieron ningún patrocinio para llevar a cabo este artículo.
Correspondencia:
Dr. Víctor Armando Tamez Rodríguez.
Av. Gonzalitos N° 235 Norte, Colonia Mitras Centro,
C.P. 64460, Monterrey, N.L. México.
Teléfono (+52 81) 8329 4201 y 8346 5147. Fax: (81) 8348 7763.
Correo electrónico:vtamez@hotmail.com
Recibido: Julio 2012.
Aceptado: Noviembre 2012