En los últimos años se está evaluando si el hallazgo de espacios de Virchow-Robin dilatados (EVRd) en los estudios con resonancia magnética, hasta ahora considerados incidentales, pueden tener un papel en enfermedades como ictus, esclerosis múltiple, angiopatía amiloidea cerebral y enfermedad de Alzheimer, y si tienen repercusión sintomática.
Presentamos el caso de una mujer de 74 años, sin antecedentes de interés, evaluada por deterioro cognitivo cortical progresivo de 3 años de evolución con amnesia anterógrada, afasia, agnosia, apraxia y pérdida de iniciativa para las actividades instrumentales de la vida diaria, con Minimental Test de Folstein (1975) de 23/30, y leve parkinsonismo con poco braceo en la marcha y temblor de reposo en mano derecha. No constan caídas ni alucinaciones visuales. Se practica analítica que descarta causas tratables, y tomografía computarizada (TC) cerebral que manifiesta lesiones hipodensas subcorticales en ambos hemisferios (fig. 1). Se realiza resonancia magnética (RM) cerebral que objetiva dilataciones perivasculares de Virchow-Robin prominentes, junto a atrofia cortical fronto-témporo-parietal (fig. 2). Por los hallazgos se descartan hiperhomocisteinemia y vasculitis, y se diagnostica a la paciente de enfermedad de Alzheimer (EA) probable, con parkinsonismo de causa vascular.
Los espacios de Virchow-Robin son espacios perivasculares de líquido intersticial que rodean a los vasos cerebrales desde el espacio subaracnoideo a través del parénquima encefálico, a los que se atribuye funciones de drenaje de metabolitos residuales de la actividad parenquimatosa cerebral al espacio subaracnoideo para ser eliminados. Se localizan clásicamente en arterias lentículo-estriadas en ganglios basales (tipo I), arterias medulares perforantes de corona radiata y centros semiovales (II), y tronco encefálico (III)1. Se consideran EVRd cuando el diámetro es mayor o igual a 1mm. Los de mayor tamaño pueden detectarse en TC, pero con RM obtendremos especificidad sobre su naturaleza, por su comportamiento igual al líquido cefalorraquídeo. Recientes trabajos relacionan el hallazgo de EVRd con parkinsonismo2 y con enfermedades neurodegenerativas, como la EA3. Algunos grupos proponen la evaluación radiológica uniformada de la carga «lesional» y localización antes de poder considerarlos predictores de ictus o EA4. Interesantes investigaciones en modelos animales evalúan qué mecanismo patogénico puede relacionar los EVRd con la EA, sugiriendo que acúmulos de proteína amiloide en las paredes vasculares ocluirían el espacio que las circunda y dificultarían el drenaje de líquido que se acumularía en el espacio perivascular, entorpeciendo el paso de beta-amiloide del intersticio al espacio subaracnoideo para ser eliminada, disminuyendo el aclaramiento de amiloide cerebral y favoreciendo su depósito5.
Consideramos de interés el caso presentado por la imagen de los EVRd en la TC, por los síntomas de parkinsonismo atribuibles a los mismos, y por implicarlos en la génesis de la EA.