Consultas frecuentes realizadas en los centros de atención primaria y salas de urgencia son las de pacientes que refieren presentar vértigo; si bien la causa más frecuente es la afección vestibular periférica, siempre se debe plantear como diagnóstico diferencial las afecciones del sistema nervioso central, principalmente las causas cerebrovasculares, esclerosis múltiple, tumores de la fosa posterior, así como desórdenes neurodegenerativos.
Ha sido reportado en varias publicaciones que el episodio de vértigo aislado, sin otros signos ni síntomas neurológicos acompañantes, es una causa poco común de insuficiencia vertebrobasilar, considerándose al mismo como un hecho no predictivo de stroke, pero existen reportes en series pequeñas de estudios que describen al vértigo como única manifestación de stroke vertebrobasilar.
Muchas veces no es posible determinar si el vértigo es un síntoma de un síndrome vestibular central o periférico, por lo que ante esa duda se debería internar al paciente para una adecuada evaluación y tratamiento.
En este estudio, realizado en Taiwán, el objetivo fue determinar el riesgo de accidente cerebrovascular en pacientes hospitalizados con episodios aislados de vértigo, ajustándose este riesgo a factores demográficos y clínicos. Se utilizó la base de datos del Instituto Nacional de Salud e investigaciones de Taiwán, realizando un estudio de cohorte de aquellos pacientes hospitalizados con diagnóstico de vértigo durante 2004 y fue comparado con una población control, que consistía en pacientes apendicectomizados durante el año 2004, la cual no presentaba una diferencia apreciable con la población general. Los procedimientos relacionados con la apendicectomía no se asociaron con un mayor riesgo de ACV ni de vértigo.
Ambos grupos fueron controlados hasta el año 2007.
Fueron consideradas como variables independientes el sexo, comorbilidades (hipertensión arterial [HTA], diabetes [DBT], dilipemia [DLP] y enfermedad coronaria), área de residencia, nivel de urbanización y factores socioeconómicos.
Del análisis de este trabajo se observó que los pacientes con vértigo eran más frecuentemente mujeres, hipertensos, diabéticos, con enfermedad arterial coronaria e hiperlipidemia; residían en una zona rural o en el centro de Taiwán y pertenecían a un menor nivel socioeconómico que los controles. Tenían además un mayor riesgo acumulado de accidente cerebrovascular que los del grupo control.
Dentro del grupo de pacientes con vértigo, los subtipos de ACV más frecuentes fueron los isquémicos, seguidos de los hemorrágicos, y menos frecuentemente la hemorragia subaracnoidea (HSA).
Al compararlos con el grupo control se observó una mayor prevalencia de stroke isquémico en los pacientes con vértigo (p=0,009). Al ajustar los resultados por sexo, edad, comorbilidades, regiones geográficas, nivel de urbanización y socioeconómico el riesgo de ACV durante los 4 años de seguimiento, en los pacientes con vértigo fue 3 veces mayor (p<0,001) que en los casos controles. Seis factores de riesgo (mayor de 55 años, sexo masculino, HTA, DBT, DLP o enfermedad coronaria) fueron utilizados para estratificar a los pacientes con vértigo en tres grupos: bajo riesgo (sin FR), riesgo intermedio (1-2 FR) y alto riesgo (≥3 FR).
Se analizó el riesgo acumulado de 4 años para los tres diferentes grupos, evidenciándose que el riesgo de ACV fue mayor para los pacientes con vértigo que tenían al menos 3 factores de riesgo respecto al resto de los pacientes. Del grupo con vértigo y stroke el 35% se produjo en el primer año del inicio del vértigo y casi en un 62% se produjo dentro de los dos años.
ConclusiónSe deberían reforzar los esfuerzos para prevenir el desarrollo de stroke, los cuales tendrían que implementarse desde la aparición del vértigo y continuarse por lo menos los dos primeros años. La estratificación de los factores de riesgo sería de utilidad en la toma de decisiones, tanto para cada caso en particular como para realizar nuevos diseños de estudios de vigilancia. Es posible que la sumatoria de factores de riesgo cardiovasculares influya en que tengan más riesgo, y se deberían optimizar las estrategias para su control.