Las infecciones por el género Rhodococcus son infrecuentes, ya que se trata de un patógeno poco frecuente en el hombre1,2. Presentamos el caso de un varón de 52 años de edad, con antecedentes de hipertensión arterial e insuficiencia cardíaca moderada, natural de España, sin historia previa de contacto con animales de forma habitual y trabajador del sector de la construcción. El paciente presentaba un cuadro de 2 semanas de evolución y curso progresivo consistente en desorientación témporo-espacial, limitación en la movilidad y dificultades en el lenguaje, motivo por el cual es trasladado a Urgencias de nuestro hospital. En la exploración física al ingreso destacaba desorientación témporo-espacial, bradipsiquia clara, paresia braquial derecha leve, afasia motora, apatía y abulia. La exploración general fue normal, incluyendo auscultación cardiopulmonar. Las constantes obtenidas en el servicio de urgencias también fueron normales (presión arterial, frecuencia cardíaca, temperatura y saturación de oxígeno). Las analíticas y la radiografía de tórax urgentes no presentaron alteraciones. En la tomografía computarizada (TC) urgente se observó (fig. 1) una masa de 45mm de diámetro, fronto-temporal izquierda, cavitada, con una pequeña área hemorrágica y edema perilesional. Ante la sospecha de una tumoración maligna, se inició tratamiento corticoideo con dexametasona a dosis de 8mg cada 8h, analgesia intravenosa y heparina de bajo peso molecular a dosis profiláctica. En la analítica sanguínea que se realizó para completar el estudio se obtuvieron los siguientes resultados: Hemograma (hemoglobina 16g/dl, leucocitos 9 mil/mm3, neutrófilos 70%, plaquetas 282 mil/mm3), estudio de coagulación (normal), estudio de inmunidad celular (linfocitos CD4 45%, linfocitos CD8 24%, cociente CD4/CD8 1,9), cuantificación de inmunoglobulinas sin alteraciones, estudio de VIH (negativo). En la resonancia magnética (fig. 2) realizada con secuencias habituales (T1, T2 y densidad de protones) se observó lesión hipointensa en T1 e hiperintensa en T2, de localización fronto-temporal izquierda y rodeada de extenso halo hiperintenso perilesional, con colapso de surcos y pequeña herniación subfalcial. La captación del contraste era en forma anular lo cual, junto con los datos clínicos, era compatible con un glioma de alto de grado de malignidad. No se realizaron secuencias de difusión ni espectroscopía al no disponer de dicha técnica.
Durante los primeros días del ingreso hospitalario, la focalidad motora y la bradipsiquia mejoraron parcialmente. Una semana después el paciente presentó de forma súbita dolor torácico brusco, disnea asociada y desaturación. Ante la sospecha de tromboembolismo pulmonar, se realizó una TC torácica urgente que mostró múltiples nódulos pulmonares bilaterales, con cavitaciones, todo ello sugestivo de enfermedad secundaria tras valorar conjuntamente los antecedentes del paciente y la normalidad de las pruebas analíticas y de imagen realizadas previamente. El paciente precisó intubación orotraqueal y fue trasladado a la Unidad de Cuidados Intensivos; los días siguientes sufrió un empeoramiento progresivo, apareciendo síndrome febril. Se realizaron hemocultivos, urocultivos, muestra de lavado broncoalveolar (LBA), de aspirado traqueal y se realizó una biopsia de la lesión cerebral que fue analizada, observándose contenido quístico con restos celulares irreconocibles. En el estudio microbiológico se identificó el germen Rhodococcus equi. Se confirmó positividad en LBA para Nocardia y Aspergillus. Asimismo, en la muestra de aspirado traqueal se objetivaron formas nocardiformes y en el hemocultivo se confirmó la presencia de Rhodococcus equi. Se inició antibioterapia por vía intravenosa con amikacina y meropenem, sin mejoría. En posteriores controles de neuroimagen no se observaron cambios y en la siguiente TC torácica se confirmó aspergilosis invasiva necrotizante. El paciente falleció varios días después, con el diagnóstico final de distrés respiratorio del adulto por infección respiratoria mixta (Aspergilus/Rhodococcus/Nocardia) y absceso cerebral por Rhodococcus equi.
Los abscesos cerebrales son procesos supurativos del parénquima cerebral, que conllevan importante morbilidad y mortalidad3. Existe una leve preferencia por el sexo masculino y son más frecuentes en la 6.ª-7.ª década de la vida. Son factores de riesgo reconocidos la presencia de inmunodepresión y las intervenciones quirúrgicas otorrinolaringológicas o neuroquirúrgicas. Los microorganismos responsables pueden ser aerobios o anaerobios, aunque con mayor frecuencia se identifica una flora mixta polimicrobiana. En situaciones de inmunodepresión, los gérmenes hallados pueden ser infrecuentes (gérmenes oportunistas). El Rhodococcus equi es uno de ellos4,5; se trata de un patógeno ambiental productor de zoonosis que pertenece a la familia Nocardiaceae (junto a los géneros Nocardia y Gordona, hecho que explicaría la presencia de varios microorganismos en la muestra respiratoria de nuestro paciente). La vía de contaminación más frecuente es la respiratoria tras el contacto con animales portadores. En cuanto a la prevalencia de infecciones por este germen, es baja, pero se ha incrementado tras el aumento de la infección por el VIH. Las pruebas diagnósticas más rentables son la muestra de esputo y los hemocultivos. Clínicamente, el Rhodococcus equi6,7 produce lesiones cavitadas con abundantes bacterias intracelulares, siendo su principal manifestación las infecciones respiratorias de curso insidioso, y en menor frecuencia infecciones localizadas en otros órganos como cerebro, hígado, riñón o incluso endoftalmitis. No existe un consenso claro en cuanto al tratamiento que se debe utilizar y la duración del mismo, pero las pautas más recomendadas5,8 son el uso de eritromicina asociada a vancomicina o rifampicina, durante al menos 3 semanas. Aunque existen pocos casos descritos en la literatura, la infección por Rhodococcus equi puede presentarse también en un paciente inmunocompetente como es nuestro caso, por lo que un diagnóstico temprano y un tratamiento eficaz son importantes para reducir las complicaciones que se derivan de esta patología.