Los procesos neurobiológicos implicados en el bostezo son complejos. El bostezo, está controlado por los sistemas dopaminérgico1 y oxitocinérgico2 que activan al sistema colinérgico1,2, que también puede ser activado por el sistema serotoninérgico2. Neuroanatómicamente, los centros motores del tronco del encéfalo (V, VII, IX, X, XI y XII) y de la médula espinal, bajo el control de los núcleos paraventriculares del hipotálamo, estarían involucrados en su producción1,2. En la zona parvocelular de los núcleos paraventriculares, existe un grupo de neuronas oxitocínicas, que proyectan hacia el hipocampo y que ejercen el control sobre el bostezo, junto con el locus coeruleus y la médula espinal1,2. La estimulación de estas neuronas con dopamina o agonistas dopaminérgicos, histamina y oxitocina, desencadena el bostezo1, mientras que los opioides y el ácido γ-aminobutírico lo inhiben1,2. El sistema serotoninérgico también ha sido implicado como facilitador del bostezo1. La activación serotoninérgica y la inhibición dopaminérgica pueden actuar concomitantemente en la expresión de bostezar1,2. Además, el sistema serotoninérgico también interacciona con el sistema colinérgico ya que el inhibidor de la recaptación de serotonina Lu 10-171 (citalopram) potencia el bostezo inducido por el antagonista colinérgico fisostigmina1. El bostezo es también signo de distintos procesos patológicos, pasando generalmente desapercibido en la práctica clínica2 (hipertensión intracraneal, migraña, accidentes cerebrovasculares, tumores del lóbulo frontal, epilepsia del lóbulo temporal, parálisis supranuclear progresiva, esclerosis múltiple, talamotomías, insuficiencia hepática y renal, abstinencia a opiáceos, etc.)2. Existen fármacos que pueden inducir bostezos como efecto secundario1,2, tales como los agonistas dopaminérgicos1 o los inhibidores de la recaptación de serotonina3–14 (tabla 1). Existen informes de farmacovigilancia que han implicado a paroxetina (5 casos)15.
Casos clínicos descritos de bostezos tras el tratamiento con fármacos inhibidores de la recaptación de serotonina
Fármaco | Inhibición de la recaptación | N/sexo | Autores |
Imipramina | De NA y 5HT | 1M | |
Clomipramina | De NA y 5HT | 4:2M/2F | McLean et al.8, 1983 |
2:1M/1F | |||
Fluoxetina | Selectiva de 5HT | 1M | Cohen et al.7, 1983 |
1 | |||
2M | Beale et al.9, 2000 | ||
2F | Klein et al.10, 1989 | ||
1M | |||
Sertralina | Selectiva de 5HTDébil de NA y DA | 1M | Beale et al.9, 2000 |
Citalopram | Selectiva de 5HT | 1M | Pal et al.12, 2009 |
Venlafaxina | De 5HT y NAA dosis altas de DA | 1M | Chen et al.11, 2009 |
Duloxetina | De 5HT y de NADébil sobre DA | 2:1M/1F | De las Cuevas et al.13, 2007 |
Escitalopram | Selectiva de 5HTDébil sobre NA y DA | 2F | Gutierrez-Alvarez14, 2007 |
NA: noradrenalina; 5HT: serotonina; DA: dopamina; M: masculino; F: femenino.
Se presenta el caso clínico de una mujer de 37 años que inicia seguimiento por psiquiatría en 2010 por rumiaciones obsesivas y compulsiones egodistónicas. No presenta otros antecedentes de interés. Cumple criterios DSM IV-TR para diagnóstico de trastorno obsesivo compulsivo, por lo que se decide iniciar escitalopram progresivamente hasta 20mg/día, en un período de 3 semanas. La paciente no recibe ningún otro fármaco. Presenta mejoría clínica inicial, refiriendo como efecto secundario, la presencia de bostezos frecuentes, distribuidos uniformemente a lo largo del día, con escasa repercusión en las diferentes áreas de la vida de la paciente, en ausencia de otras alteraciones. Al reducir la dosis de escitalopram a 15mg/día, los bostezos disminuyen, hasta desaparecer en 10 días. Actualmente, se mantiene estable, en tratamiento con dosis de 10mg/día, con buena tolerancia y sin efectos indeseables.
Se trata entonces de una paciente en la que aparecen bostezos como efecto secundario dependiente de la dosis del tratamiento con escitalopram, concordando con el caso descrito de citalopram8. El bostezo es un efecto secundario de los fármacos serotoninérgicos, tanto de los no selectivos4,7,8,12,14, como de los selectivos (ISRS)3,5,6,8,10,11,13. Los casos descritos son escasos, debido a su baja frecuencia, a la ausencia de detección de este signo o a ambas4. No parecen encontrarse diferencias de género (tabla 1). El bostezo es un signo clínico fácilmente observable, que puede ser efecto secundario farmacológico o bien señal de alarma de enfermedad del sistema nervioso central y de otros trastornos neuropsiquiátricos1,2. Sin embargo, su presencia es infravalorada y raramente explorada a nivel clínico2.
La detección precoz de la relación temporal entre la inducción excesiva de bostezos y el tratamiento con agentes serotoninérgicos1 permite intervenciones simples como la reducción de dosis, o bien el cambio de fármaco, a fin de evitar gastos sanitarios innecesarios en exámenes complementarios de mayor complejidad. Así mismo, permite excluir enfermedades graves1,2.