Los espacios de Virchow-Robin (EVR) son espacios perivasculares de líquido intersticial, que rodean los vasos cerebrales en su trayecto desde el espacio subaracnoideo a través del parénquima encefálico. En la resonancia cerebral presentan la misma intensidad de señal que el líquido cefalorraquídeo en todas las secuencias1. Se desconoce si dichos espacios suponen únicamente un hallazgo casual en la neuroimagen o se relacionan con una enfermedad neurológica concreta.
Presentamos el caso de un varón de 55 años de edad, con antecedentes de déficit familiar de HDL, que es valorado inicialmente en psiquiatría por presentar trastorno de conducta y de control de impulsos, planificación y ejecución, además de deterioro significativo en el funcionamiento psicosocial. Lo remiten a neurología para valoración de temblor de unos 6 meses de evolución en la pierna izquierda. Al interrogar dirigidamente, refería torpeza motora fluctuante, sin alucinaciones, ni caídas, ni otra clínica asociada. La queja principal por parte de la familia era la apatía, ya que desde el punto de vista cognitivo no evidenciaban deterioro.
En la exploración de funciones superiores: MEC 28/30, únicamente con fallos en memoria diferida. T@M: 37. Fototest: 32. Sin agnosias ni apraxias. El lenguaje era lento y monótono, con una clara alteración en la fluencia verbal. Destacaban también: facies inexpresiva, temblor postural fino leve distal en miembros superiores, sin temblor de reposo o acción. Rigidez 1/4 bilateral. Tapping 1/4 derecho y 2/4 izquierdo, con taloneo adecuado. No precisaba apoyo para levantarse de la silla, y caminaba con pasos amplios, aunque arrastrando los pies levemente, sin inestabilidad. Escaso braceo bilateral, sin alteración de los reflejos posturales.
Se realizó un análisis completo que incluyó: hemograma, bioquímica, proteinograma, tiroides, vitaminas, autoinmunidad (ANA, ANCA), serologías (VIH, Borrelia, Brucella, Lúes): todo normal excepto HDL 34. Los niveles de cobre y ceruloplasmina fueron normales. Como pruebas de neuroimagen se realizaron: 1) resonancia cerebral y angiorresonancia de troncos supraaórticos y cerebral: Dilatación de EVR en ganglios basales y ambas cápsulas blancas (fig. 1) Leucoencefalopatía periventricular de predominio frontoparietal bilateral, sin alteraciones en los vasos cerebrales valorados ni en polígono; y 2) DaTSCAN: déficit intenso dopaminérgico bilateral con captación inespecífica moderada.
Se valoró la posibilidad de iniciar tratamiento con levodopa, pero dada la enfermedad psiquiátrica que presentaba nuestro paciente, con alteración de la conducta y del control de impulsos, y la leve repercusión funcional desde el punto de vista motor, se decidió posponer su inicio.
Los EVR pueden aparecer hasta en un 75% de los adultos, a cualquier edad, y a medida que aumenta la edad se cree que se presentan con mayor frecuencia2,3.
Suelen localizarse agrupados, en 3 localizaciones características: 1) alrededor de las arterias lenticuloestriadas en ganglios basales (tipo I), la más común en los casos con dilataciones de mayor tamaño; 2) en las arterias medulares perforantes de la corona radiada y los centros semiovales (tipo II); y 3) en el tronco encefálico (tipo III)1,2,4,5. También se han visto asociados a alteraciones en la sustancia blanca que los rodea, lo cual se ha relacionado con la presencia de gliosis reactiva6.
Muchos de ellos suponen un hallazgo incidental en las pruebas de imagen, sin embargo se cree que pueden ser la causa de varios síntomas en función de su localización y tamaño: cefalea, parkinsonismo, mareo, trastorno de la memoria, inestabilidad o crisis, entre otros5,6.
En nuestro caso, creemos que una posibilidad es que la clínica parkinsoniana y la alteración en las funciones superiores estén en relación con los EVR. Esto podría explicarse suponiendo que los cambios sobre el parénquima adyacente ejercidos por la importante dilatación de dichos espacios, de forma bilateral, desempeñen un papel mediante una alteración difusa de las conexiones cortico-subcorticales y afectación de las fibras corticoestriatales, contribuyendo a la aparición de deterioro cognitivo y parkinsonismo, respectivamente. Por otro lado, la alteración en el DaTSCAN hace que no podamos descartar otras entidades como por ejemplo una enfermedad de Parkinson o una demencia por cuerpos de Lewy, asociadas a la dilatación de los EVR, los cuales podrían haber contribuido a una aparición clínica más precoz de los síntomas de dichas enfermedades. Tampoco podemos olvidar la posibilidad de un parkinsonismo vascular cuyas lesiones estructurales podrían alterar también el DaTSCAN.
Por otro lado, existen autores que proponen que los espacios perivasculares, independientemente de sus características, son asintomáticos y suponen solo un hallazgo casual7.
En la literatura existen únicamente descripciones de casos aislados, lo que dificulta conocer su fisiopatología o si se asocian a algún tipo de presentación clínica específica8-11.
El presente trabajo no ha sido presentado en otras reuniones o congresos, ni ha recibido financiación por parte de un organismo público ni privado.