El artículo de Zapata-Wainberg et al.1 me llama la atención porque no hay ninguna referencia de si en algún caso utilizaron el tratamiento quirúrgico. Quizás aumentaría nuestro conocimiento sobre esta patología si se hubiese analizado el beneficio de la cirugía. Un artículo coetáneo de Fernández-Sanz et al.2 sí que especifica que no se incluyeron los operados.
Desde el estudio STICH desconfiamos de la utilidad de la cirugía en los hematomas «espontáneos» y en especial de los hematomas relacionados con alteraciones de la coagulación. La «Guía de actuación clínica en la hemorragia cerebral» de la Sociedad Española de Neurología3 reconoce que en la mayoría de los pacientes el beneficio de la cirugía no compensa el posible daño del tratamiento quirúrgico y hace unas recomendaciones en el tratamiento quirúrgico. Sin embargo, en la práctica diaria no es infrecuente que se consulte para un posible tratamiento quirúrgico en que nuestra experiencia (opinión de experto) nos dice que será fútil aunque a veces es difícil evitar los arrebatos de entusiasmo terapéutico. Mientras tanto, hay que reconocer que aunque los estudios retrospectivos como el presente aportan información, en general ya conocida, se necesitan futuros estudios prospectivos para establecer, por ejemplo, en qué casos la cirugía mejora los resultados, no solo en la reducción de la mortalidad sino también de la morbilidad. Para ello, son imprescindibles los estudios prospectivos con participación de las especialidades implicadas: Neurología, Neurocirugía, Neurorradiología, Anestesia, Cuidados Intensivos, etc. Quizás haya muchos registros para analizar las enfermedades cerebrovasculares, donde parece que una de las principales preocupaciones de los autores es encontrar un nombre atractivo, aunque quizás sería mejor que nos preocupáramos en mejorar la historia clínica y con el CMBD poder aumentar nuestro conocimiento sobre los ictus hemorrágicos. El trabajo de Hernández-Medrano et al.4 refiere que la calidad del CMBD en la enfermedad cerebrovascular permite garantizar la obtención de información válida y que el registro de altas hospitalarias puede ser una herramienta valiosa a la hora acometer estudios sobre esta enfermedad. Los dos parámetros más útiles para saber si un sistema sanitario es eficiente son el destino al alta y los días de hospitalización.