La neuralgia del nervio infraorbitario es una causa inusual de dolor facial. Se trata de una molestia, bien paroxística o constante, de intensidad variable, y carácter generalmente punzante, en la zona de distribución del nervio infraorbitario1. Se acompaña de hipersensibilidad a la palpación en la escotadura del nervio infraorbitario.
El nervio infraorbitario es rama del nervio maxilar. Se origina en el maxilar superior, en el conducto infraorbitario, introduciéndose a continuación en el conducto dentario anterior y superior, distribuyéndose por las raíces de incisivos y canino, al igual que por la mucosa de la parte anterior del meato inferior2.
Presentamos el caso de un paciente con dolor en la región malar izquierda refractario a tratamiento médico y que se resolvió temporalmente con el bloqueo del nervio infraorbitario.
Varón de 39 años, sin antecedentes patológicos de interés, que acudió a la consulta de cefaleas por presentar, desde hacía 16 meses y sin desencadenantes aparentes, un dolor continuo, quemante, de intensidad 5 sobre 10 en escala analógica verbal (EAV) (siendo 0: ausencia de dolor y 10: el peor dolor imaginable), localizado en región malar izquierda. A este dolor se sobreimponían exacerbaciones infrecuentes de alrededor de una hora de duración e intensidad 9/10 en la EAV. En la exploración neurológica llamó la atención la provocación del dolor descrito mediante la palpación del nervio en la escotadura infraorbitaria, sin objetivarse ningún dato concomitante de interés.
Antes de acudir a nuestra consulta había sido evaluado por Otorrinolaringología y Cirugía Maxilofacial, realizándose una resonancia magnética craneal y una tomografía computarizada facial, sin hallazgos patológicos en ambos casos.
El dolor respondía parcialmente al naproxeno y no había mejorado con lamotrigina a dosis de 200 mg al día3. Ante la sospecha clínica de una neuralgia del infraorbitario, se procedió a la realización de un bloqueo anestésico con 1 cm3 de lidocaína 4. La resolución del dolor durante 2 semanas confirmó el diagnóstico (código 13.7 de la segunda edición de la Clasificación Internacional de Cefaleas [CIC-2])5.
Con posterioridad, se llevaron a cabo varios bloqueos anestésicos, con eficacia temporal, que no se modificó asociando corticoide en una ocasión. Se ha seguido buscando una resolución mantenida del dolor; no se logró con amitriptilina a dosis de 25 mg al día y la carbamacepina no fue bien tolerada. En este momento con 150 mg al día de pregabalina se ha alcanzado una mejoría parcial del cuadro clínico.
Cuando se sospecha la presencia de una neuralgia del infraorbitario deben ser excluidas otras causas sintomáticas para llegar a su diagnóstico. Es necesario indagar sobre la presencia de antecedentes traumáticos6 y, si estos no están presentes, descartar otras causas secundarias, fundamentalmente neoplasias que pueden provocar este cuadro por diseminación hematógena, linfática o perineural. Por todo ello, es recomendable que en todos estos pacientes se realice una prueba de imagen7,8. Tras descartar todo esto, podremos hablar de una neuralgia primaria9,10 y, finalmente, confirmar el diagnóstico tras el alivio del dolor con un bloqueo anestésico del nervio.
La neuralgia del infraorbitario puede ser resistente al tratamiento médico que generalmente incluye analgésicos, antiinflamatorios, antiepilépticos o antidepresivos11. Otras opciones terapéuticas incluyen la estimulación eléctrica transcutánea del nervio en casos especialmente refractarios12.
Las neuralgias de ramas terminales del trigémino son poco frecuentes y con frecuencia se presentan cómo dolores continuos, a diferencia de los cuadros con afectación central del nervio trigémino, generalmente asociados a paroxismos dolorosos13-15. Pensar en ellas y palpar los territorios nerviosos correspondientes a la zona dolorosa aportan opciones terapéuticas eficaces para cuadros con frecuencia persistentes e invalidantes. El bloqueo del nervio es uno de los criterios imprescindibles, y por ello, como en nuestro caso, se puede plantear como primer escalón terapéutico.
Presentado parcialmente como póster en el LXIV Congreso de la Sociedad Española de Neurología. Barcelona, noviembre del 2012.