Hemos leído con sumo interés el artículo publicado por E. Duran Ferreras en el que se analizan las complicaciones de la anestesia epidural a raíz de un caso que curso con paresia de VI par craneal (PC)1.
Se realiza una excelente revisión sobre el recorrido histórico de las complicaciones descritas tras la realización de punción lumbar (PL), así como de los posibles mecanismos fisiopatológicos implicados y una descripción de los cuadros clínicos más frecuentes. En cuanto al tratamiento, se plantean medidas conservadoras con reposo, hidratación y analgesia que permiten, en muchos casos, la resolución espontánea entre 2 semanas y hasta más de 3 meses, y el parche de sangre autóloga con respuesta variable, en función de la prontitud desde el inicio del cuadro.
Recientemente, hemos atendido una paciente con un cuadro clínico similar al descrito, con una excelente respuesta al tratamiento realizado con parche de sangre autóloga 72h después del inicio de la diplopía.
Se trata de una mujer de 35 años que, al día siguiente al parto realizado con anestesia epidural, comienza con cefalea holocraneal intensa que empeora al incorporarse y mejora con el decúbito, acompañada de náuseas y dolor en región nucal. Inicialmente, se emplean medidas conservadoras de tratamiento con reposo, hidratación y analgésicos (metamizol+codeína, AINE), mejorando relativamente, por lo que se decide el alta hospitalaria. Cinco días después vuelve a ingresar por reagudización de la cefalea de similares características y aparición de visión doble en la mirada a la derecha. En la exploración se describe una paresia del VI par derecho sin otras alteraciones. Es en ese momento cuando consultan con nuestro servicio y se traslada a la paciente a nuestro centro. Se realiza una RM (figs. 1 y 2) en la que se describen hallazgos compatibles con hipotensión licuoral, con presencia de higromas subdurales bilaterales. Ante la persistencia de la cefalea y la diplopía a pesar de la hidratación y la analgesia, se realiza una interconsulta al servicio de anestesia, decidiéndose realización de parche hemático con 20 cc de sangre autóloga, a las 72h del inicio de la paresia de VI PC. Tras 24h de dicho procedimiento la paciente mejora de la cefalea y de la diplopía de forma progresiva. Es dada de alta 72h después del tratamiento; en ese momento tolera bipedestación sin reaparición de la cefalea y la diplopía ha desaparecido.
Aunque se ha descrito en la mayoría de los casos publicados una resolución completa de la paresia del VI PC tras PL de forma espontánea en el plazo de semanas e incluso meses tras la instauración del déficit, también se han descritos casos que no evolucionan bien y precisan medidas más agresivas de tratamiento llegando incluso al tratamiento quirúrgico2,3. La diplopía y la cefalea son síntomas invalidantes que limitan la vida cotidiana de los pacientes y requieren el tratamiento más efectivo posible. En la bibliografía se habla de la eficacia del parche autólogo para el tratamiento de la cefalea pospunción y de la diplopía solo en aquellos casos en los que el tratamiento se instaura en las primeras 24h tras objetivarse la paresia del VI PC4-6. Lo llamativo de nuestro caso fue que, a pesar de que el parche de sangre autóloga se realizó 72 hdespués de instaurada la paresia, el resultado fue excelente.
Como conclusión, nos gustaría apuntar que debería tenerse en cuenta la realización de tratamiento con parche de sangre autóloga, incluso en aquellos casos de más de 24h de evolución de la paresia, ya que puede acelerar la recuperación del cuadro de forma significativa.