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Vol. 34. Núm. 2.
Páginas 105-113 (marzo 2019)
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Vol. 34. Núm. 2.
Páginas 105-113 (marzo 2019)
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Utilidad de las determinaciones analíticas en sangre y líquido cefalorraquídeo para predecir meningitis bacterianas en el servicio de urgencias
Usefulness of blood and cerebrospinal fluid laboratory testing to predict bacterial meningitis in the emergency department
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A. Julián-Jiméneza,
Autor para correspondencia
agustinj@sescam.jccm.es

Autor para correspondencia.
, M.I. Morales-Casadob
a Servicio de Urgencias, Complejo Hospitalario de Toledo, Toledo, España
b Servicio de Neurología, Complejo Hospitalario de Toledo, Toledo, España
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Resumen
Introducción

La presentación clínica clásica de la meningitis bacteriana (MB) se da en menos de la mitad de los casos en adultos y es menos específica en niños, ancianos, inmunodeprimidos y otros pacientes crónicos. Los signos y síntomas habituales no proporcionan una sensibilidad ni especificidad óptimas para distinguir una posible MB de una meningitis viral (MV), lo que puede originar un retraso en el inicio del tratamiento antimicrobiano adecuado. Por ello, existe un gran interés en disponer de herramientas objetivas útiles e inmediatas para sospechar y distinguir los casos de MB de los de MV. Entre ellas se encuentran las determinaciones urgentes en suero y en líquido cefalorraquídeo (LCR). El objetivo de esta revisión es poner de manifiesto las evidencias científicas publicadas recientemente, aclarar las controversias existentes y comparar la utilidad y la capacidad diagnóstica de los diferentes parámetros analizados para predecir MB.

Desarrollo

Se realizó una búsqueda sistemática en las principales plataformas bibliográficas y de bases de datos desde enero de 2000 hasta enero de 2016, seleccionándose finalmente 59 artículos que cumplían con los objetivos de la revisión.

Conclusiones

El lactato, la proporción de polimorfonucleares y la glucorraquia en el LCR, así como las concentraciones séricas de procalcitonina (PCT), son los factores independientes con mayor capacidad predictiva de etiología bacteriana. El modelo que combina la PCT sérica con el lactato en LCR consigue el mayor poder predictivo de MB, con una sensibilidad y especificidad superiores al 99%. Se debe considerar una MB cuando el lactato en LCR sea >33mg/dl y/o la PCT sérica sea >0,25ng/ml.

Palabras clave:
Meningitis aguda
Lactato
Procalcitonina
Biomarcadores
Servicio de urgencias
Meningitis bacteriana
Abstract
Introduction

The classic clinical presentation of bacterial meningitis (BM) is observed in less than half of the cases in adults, and symptoms are less specific in children, the elderly or immunocompromised, and other chronic patients. The usual signs and symptoms do not provide optimal sensitivity and specificity for distinguishing possible BM from viral meningitis (VM), which may lead to a delay in the appropriate antimicrobial therapy. Society therefore stands to benefit from the development of effective, objective, and rapid tools able to predict and identify patients with BM. These tools include laboratory tests for blood and cerebrospinal fluid (CSF). The aim of this review is to summarise recently published scientific evidence in order to clarify existing controversies and compare the usefulness and diagnostic ability of the different parameters used to predict BM.

Development

Systematic search of the main bibliographic databases and platforms to identify articles published between January 2000 and January 2016. We selected 59 articles that meet the objectives of this review.

Conclusions

CSF lactate, proportion of polymorphonuclear leukocytes, and CSF glucose, as well as serum procalcitonin (PCT), are the independent factors most predictive of bacterial aetiology. The model that combines serum PCT and CSF lactate achieves the highest predictive power for BM, with a sensitivity and specificity exceeding 99%. We should consider BM when CSF lactate >33 md/dL and/or PCT>0.25ng/mL.

Keywords:
Acute meningitis
Lactate
Procalcitonin
Biomarkers
Emergency department
Bacterial meningitis
Texto completo
Introducción

La meningitis es un proceso inflamatorio de las leptomeninges que cursa con alteraciones características en el líquido cefalorraquídeo (LCR). Aunque puede estar provocada por alteraciones autoinmunes o agresiones físicas (tras quimioterapia o radioterapia), la causa más frecuente es la etiología infecciosa, y dentro de esta la infección viral, que supone el origen de hasta el 80% de los casos1. De hecho representa la infección del sistema nervioso central más frecuente1. La meningitis bacteriana (MB) suele mostrar distintos hallazgos típicos en el LCR: una intensa pleocitosis (habitualmente >300leucocitos/mm3) con predominio de polimorfonucleares (PMN) junto con un aumento de la proteinorraquia (>45mg/dl) y disminución de la glucorraquia (<60% de la glucemia simultánea)1. La MB no representa ninguno de los procesos infecciosos más frecuentes atendidos, en todos los grupos etarios, en los servicios de urgencias (SU)2, pero sí supone el tipo de infección que con mayor frecuencia cumple criterios de sepsis, sepsis grave y shock séptico3. Asimismo, las complicaciones y la mortalidad que origina, incluso en el propio SU o en las primeras 24h de estancia hospitalaria, continúan siendo muy importantes proporcionalmente en relación con su escasa incidencia, aunque tampoco, en números absolutos, se sitúe entre las 10 primeras causas de fallecimiento en el SU4. Todo ello justifica que la toma de decisiones diagnosticoterapéuticas desde los primeros minutos repercuta de forma directa en la supervivencia de los pacientes con MB5 y en la persistencia de secuelas tras el momento agudo, sobre todo de tipo cognitivo6. De ahí la trascendencia de la sospecha de un origen bacteriano, incluso desde el triaje o primera valoración del paciente7, en una meningitis aguda (MA), hecho que continúa siendo un reto hasta que los cultivos y técnicas de confirmación microbiológica nos determinan su origen, viral o bacteriano8.

La presentación clínica clásica9 (cefalea con náuseas o vómitos, fiebre, alteración del estado mental, rigidez de nuca y/o signos de irritación meníngea) está presente en menos de la mitad de los casos en adultos y es mucho menos específica en niños10, ancianos11, inmunodeprimidos, diabéticos y otros pacientes crónicos1,12. Por ello, los signos y síntomas habituales no proporcionan una sensibilidad (S) ni una especificidad (E) óptimas para distinguir una posible MB de una meningitis viral (MV)1,13, lo que puede originar que se retrase el inicio del tratamiento antimicrobiano adecuado y precoz5,14,15.

El pronóstico entre los 2 cuadros infecciosos es claramente opuesto. En el caso de las MV generalmente se trata de un cuadro autolimitado, mientras que la infección bacteriana supone una emergencia médica, como se ha expuesto anteriormente1. Por ello, se justifica el interés de disponer desde el SU de herramientas útiles e inmediatas para sospechar y distinguir los casos de MB de los de MV. Entre ellas se encuentran las determinaciones urgentes en suero, el recuento de leucocitos, el lactato y los biomarcadores de inflamación e infección (BMI), entre los que destaca por su mayor rendimiento diagnóstico de infección bacteriana la procalcitonina (PCT)16-20, y por otro lado, el análisis del LCR, considerada la exploración diagnóstica clave1,8, aunque los primeros resultados de las determinaciones en LCR pueden ser similares en ocasiones tanto en MB como en MV, sobre todo en las primeras horas de evolución1,11. Además, suele conseguirse un escaso rendimiento de los test microbiológicos en el ámbito de urgencias8. En este sentido, recientes publicaciones otorgan al lactato el mayor poder diagnóstico predictivo de MB, frente al recuento celular (pleocitosis) o la proporción de PMN o la glucorraquia existente21,22.

La intención de esta revisión es poner de manifiesto las evidencias científicas publicadas recientemente, aclarar las controversias existentes y comparar la utilidad y la capacidad diagnóstica de los diferentes parámetros analizados tanto en suero como en LCR en el SU para predecir MB.

Desarrollo

Para realizar esta revisión y actualización clínica se ha llevado a cabo una búsqueda bibliográfica en 3 de las plataformas de bases de datos más relevantes (Pubmed, Scopus y Cochrane Library) con las palabras clave: 1: «meningitis aguda»; 2: «biomarcadores»; 3: «proteína C reactiva (PCR)»; 4: «procalcitonina»; 5: «lactato», y además 6: (1 y 2); 7: (1 y 3); 8: (1 y 4); 9: (1 y 5). Se encontraron 4.557 resultados, de los cuales se seleccionaron inicialmente 132 artículos (cartas científicas, originales, originales breves, revisiones y metaanálisis) de los últimos 15años publicados en castellano o inglés hasta enero de 2016. En última instancia se eligieron 59 artículos que cumplían con los objetivos de la revisión.

En primer lugar se exponen y analizan las determinaciones utilizadas en suero y a continuación las del LCR, utilizadas habitualmente de forma urgente en el diagnóstico de las MA (por el médico de urgencias o por el neurólogo de guardia).

Determinaciones en sueroRecuento de leucocitos

Como en la mayoría de las infecciones bacterianas, es habitual encontrar una leucocitosis (>11.000-12.000/mm3) en las meningitis agudas bacterianas23,24, y dentro de estas, estudios clásicos relacionan los valores más altos en las cifras de leucocitos periféricos con marcada neutrofilia con las infecciones por Streptococcus pneumoniae25. La media en el recuento de leucocitos periféricos en niños en la MB varía según los estudios, cifrándose en alrededor de 17.000/mm3, en oposición a una media de 9.100/mm3 encontrados en MV, con una significación estadística de p<0,00126. Un reciente estudio español en adultos27 encontró valores medios de 17.500/mm3 para MB y 11.096/mm3 para MV, lo que traduce un área bajo la curva (ABC)-ROC de capacidad diagnóstica de MB de 0,756 (p=0,003). Sin embargo, también encontramos estudios en los que la cifra de leucocitos no alcanza rango de leucocitosis incluso en las MB28. Pero en ambos casos es la determinación analítica en suero con menor ABC-ROC para distinguir una MB de una MV, como ha confirmado otra reciente publicación29. Incluso se ha descrito en pacientes ancianos (>75años) que el recuento de leucocitos en suero no ha conseguido demostrar diferencias estadísticamente significativas para diferenciar entre MB y MV11. Por lo tanto, se confirma que el recuento de leucocitos tiene la menor capacidad predictiva de MB por debajo de la PCR y la PCT20, aunque por otro lado no debemos olvidar que el recuento de leucocitos (>12.000mm3 o <4.000mm3) es uno de los 4 criterios diagnósticos del síndrome de respuesta inflamatoria sistémica (SRIS) y, por tanto, de sepsis, con la implicación pronóstica que ello conlleva23,24.

Biomarcadores

Se define como biomarcador (BM) a aquella molécula cuantificable en una muestra biológica que podemos utilizar como indicador del estado (normal o patológico) de un proceso biológico permitiendo su monitorización en base a las concentraciones de la misma16. El aumento, descenso o mantenimiento de los valores del BM refleja la evolución del proceso y la respuesta al tratamiento16,30.

En el ámbito de las MA son muchos los BMI implicados en el diagnóstico, la filiación etiológica y el pronóstico publicados hasta el momento16,20,30. A continuación se describen los más relevantes y los utilizados en la práctica clínica habitual, divididos según su determinación en suero (en este apartado) o LCR (posteriormente).

Proteína C reactiva

La PCR es una proteína de fase aguda de síntesis hepática principalmente como respuesta a la interleucina-6 (IL-6) y a la IL-8, aumentando en procesos tanto infecciosos (víricos y bacterianos) como inflamatorios (crónicos y agudos)16,17,30.

Su síntesis comienza en las primeras 4-6h del inicio del proceso, aunque su pico se registra a las 36-48h aproximadamente y puede seguir elevado durante días a pesar de que el tratamiento sea el correcto y el proceso esté mejorando16,17,30. Por el contrario, la técnica de detección es fácil, reproducible y económica. Sus valores normales (0-8mg/l) dependen de la edad, el sexo y la raza16,31.

Su elevación en el contexto de infecciones bacterianas32, entre ellas las MB, ha sido defendida en numerosos estudios, aunque su mala cinética y la elevación que se produce en otros procesos inflamatorios y víricos hacen que su utilidad de forma independiente como BMI plantee ciertas limitaciones, sobre todo en los ancianos (su rendimiento disminuye con la edad), en pacientes oncohematológicos o con enfermedades autoinmunes y cirróticos, entre otros11,16. Aun así, en la mayoría de estudios se sitúa por encima del recuento leucocitario descrito anteriormente para predecir MB frente a MV11,16,27. Antes de la generalización del uso de la PCT, la PCR era el BMI más estudiado en el caso de las MB33.

En pacientes con cultivo de LCR negativo consigue una S del 86% y una E del 84%, con un punto de corte (PC) de 37mg/l para diferenciar MB de MV11. Otro estudio reciente le concede un ABC-ROC de 0,916, con intervalo de confianza (IC) 95%: 0,838-0,994, p<0,001, y a pesar de esta gran capacidad diagnóstica es menor que la de la PCT, pero mayor que la del recuento leucocitario27.

En población pediátrica sigue siendo un BM estable y fiable con rendimientos casi como los de la PCT, y sobre todo en los casos donde se aísla Streptococcus pneumoniae o Neisseria meningitidis34, aunque otros estudios reducen su capacidad para diferenciar las MV de las MB, y además muestran cierto solapamiento en sus concentraciones con otras etiologías distintas a la infección, perdiendo E en su capacidad para la diferenciación dentro de las MA35. En adultos mayores de 75años el aumento de PCR en casos de MB no alcanza significación estadística a la hora de diferenciar entre MV y MB, con un ABC-ROC de solo 0,514 y una E del 43%11.

Por todo ello, se ha de ser cauto con el uso de la PCR y su interpretación en los pacientes ancianos en procesos tan graves como es la sospecha de MB. Se ha publicado que en más del 50% de los pacientes con fiebre y alteración de la consciencia en los SU se solicita PCR (y no PCT)19,36 con el objetivo de distinguir entre el origen viral del bacteriano, y que más del 40% de los procesos infecciosos vistos en los SU corresponden a ancianos3; de ahí la transcendencia del conocimiento de estas limitaciones de la PCR en el rendimiento diagnóstico para afirmar o descartar el origen infeccioso bacteriano en las MA en este subgrupo poblacional37,38.

Procalcitonina

La PCT, precursor polipeptídico de la calcitonina, es una proteína constituida por 116 aminoácidos sintetizada primordialmente en el tiroides y en el pulmón (células de Kultschitzky o neuroendocrinas). En personas sanas y condiciones normales su concentración permanece casi indetectable, considerándose valores normales los menores de 0,05ng/ml16,17,39. Se ha visto que muchos otros tejidos pueden producir PCT en situaciones de infección bacteriana y sepsis, en respuesta al estímulo del factor de necrosis tumoral alfa (TNFα) y las IL-6 e IL-8, tras el reconocimiento de los componentes bacterianos (como el lipopolisacárido en gramnegativos o ácido lipoteicoico en grampositivos)16,17. La magnitud del aumento de sus concentraciones, que dependen directamente de la carga bacteriana y/o de la presencia de endotoxinas, es cuantificable apenas a las 3-4h del inicio de la MB, con un pico en torno a las 12h y una vida media de 20-36h16,40. Por otro lado, la respuesta al tratamiento antimicrobiano adecuado y una buena evolución se puede comprobar ya a las 12-24h con descenso de sus valores. Esta particular cinética resulta muy útil para tomar decisiones urgentes al principio ante la sospecha de una MB, lo que, unido a su excelente rendimiento diagnóstico, superior al de leucocitos y PCR (y a que su capacidad predictiva se mantiene en casos de pacientes ancianos11,38, con insuficiencia renal41, oncohematológicos y neutropénicos42, cirróticos o con enfermedades autoinmunes43), la ha convertido en el BMI sérico ideal para el diagnóstico etiológico, la valoración pronóstica y el manejo de los pacientes con MB11,16,18,20,27,29, tal y como ya se ha publicado y validado en otros procesos infecciosos graves (sepsis16,23,44, bacteriemias16,45, neumonías graves46,47, etc.).

Los primeros estudios, hace más de una década, ya señalaban que el poder diagnóstico de la PCT era superior de forma significativa al obtenido por el recuento de leucocitos o la concentración de PCR, aunque con una potencia limitada por sus muestras y metodología48,49. En la actualidad la controversia se centra en intentar establecer el PC óptimo, muy variable en función del estudio (sobre todo por el tamaño muestral y la técnica utilizada para la PCT), que varía de 0,23 hasta 5ng/ml (para obtener resultados de S y E mayores del 90% en todos ellos)11,16,18,20,27,29,39. Uno de los trabajos más importantes, realizado por Viallon et al.18 sobre 254 pacientes con MA (35 MB y 181 MV), concluyó que el mayor poder diagnóstico se obtenía con un PC0,28ng/ml con una S del 95%, una E del 100%, un valor predictivo positivo del 100% y negativo del 97%, y definiendo un ABC-ROC de 0,99 (IC95%: 0,99-1), resultados muy superponibles a los de otros 2 estudios más recientes11,27, en los que el PC hallado fue superior (PCT0,8 y 0,74ng/ml, respectivamente), para obtener una S y una E similares. En un metaanálisis publicado muy recientemente que incluyó 9 estudios y 725 pacientes, Vikse et al.20 confirman estos excelentes resultados obteniendo una S del 90% (IC95%: 84-94%), una E del 98% (IC95%: 97-99%) y un odds ratio (OR) de 287 (IC95%: 55-1409). A la vista de estos resultados parece razonable considerar siempre la posibilidad de una MB en los SU cuando la PCT inicial sea >0,25-0,5ng/ml16,20 y así obtener las pruebas microbiológicas pertinentes8 y administrar la cobertura antibiótica adecuada de forma inmediata5.

En relación con el rendimiento diagnóstico según los grupos etarios, la PCT supera a la PCR en los pacientes pediátricos11,34,50, en adultos y en los ancianos11,20, sin las limitaciones que presenta la PCR.

Además de proporcionarnos una gran ayuda en la filiación etiológica, hay estudios que ponen de manifiesto su capacidad para la monitorización de la evolución de la infección, ya que disminuye de forma exponencial tras las primeras 24-48h en los casos en que el tratamiento antibiótico es el correcto51,52 y su relación con bacteriemia cuando la PCT es superior a 1ng/ml16,27, con el cambio pronóstico que esto conlleva.

Lactato sérico

Considerado el mejor marcador de hipoperfusión e hipoxia tisular, está incluido en todas las recomendaciones de valoración de los pacientes con sepsis, sepsis grave y shock séptico en los SU hospitalarios23,24, pero no tiene capacidad para distinguir la etiología bacteriana de la vírica ni otras causas de SRIS no infeccioso. Por tanto, su uso en las MA se recomienda como factor pronóstico de gravedad y mortalidad, y como respuesta al tratamiento16,17,30. Los pacientes con lactato sérico >2-2,5mmol/l, en cualquier proceso infeccioso, tienen que ser vigilados más intensivamente porque tienen mayor mortalidad intrahospitalaria y a los 30días16,53, incluso en situaciones de estabilidad hemodinámica con/sin bacteriemia54,55. En los pacientes ancianos también se ha confirmado este excelente poder pronóstico de gravedad y mortalidad56.

Determinaciones en líquido cefalorraquídeo

Clásicamente se ha considerado el análisis del LCR como la prueba gold standard en el diagnóstico de las MA. Entre las variables analizadas se encuentran el recuento de leucocitos (pleocitosis), la proporción de PMN en dicho recuento, la glucorraquia y la proporción existente en relación con la glucemia simultánea, la proteinorraquia y la concentración de lactato1,8,57,58.

Recuento de leucocitos

En condiciones normales hay <5-10leucocitos/mm3 en el LCR, en su mayoría mononucleares, y en el caso de los neonatos puede haber hasta 30leucocitos/mm3. La existencia de pleocitosis (100-10.000leucocitos/mm3) está presente en la inmensa mayoría de las MB con predominio de PMN, sobre todo a partir de las primeras 24h desde la agresión bacteriana1,59. Su poder para diferenciar la etiología bacteriana ha sido muy estudiado desde hace años. Se han establecido distintos PC, a partir de 118leucocitos/mm3 con una S del 80% y una E del 85% para distinguir MB11, aunque para la mayoría de autores es necesario aumentar este PC a un mínimo de 300leucocitos/mm3 para conseguir siempre parámetros de S y E superiores al 80%1,28,58,59. En cualquier caso, e independientemente del PC adoptado, el número total de leucocitos en el LCR presenta un menor rendimiento diagnóstico y menores ABC-ROC al compararlo con el resto de parámetros estudiados en el LCR11,18,29,59. Además, hay que considerar que esto ocurre en todas las edades de la vida11 (y especialmente en neonatos, ancianos e inmunodeprimidos, donde disminuye algo más su capacidad discriminativa de MB)59,60. Asimismo se conoce que sus valores se interfieren y pueden variar significativamente en los pacientes con tratamiento antibiótico previo59. Por otro lado, un recuento bajo de leucocitos en LCR en MB se relaciona con un peor pronóstico61. No hay diferencias en relación con lo comentado en pacientes ancianos11. En niños (≤14 años) un estudio reciente establece un PC óptimo en 321leucocitos/mm3, con S de 80,6% y E de 81,4%, para diferenciar entre MB y MV62.

Proporción de polimorfonucleares

En cuanto al porcentaje de PMN respecto al total del recuento leucocitario, se asocian cifras de >50% de PMN al origen bacteriano de la MA1,58,59. Recientemente se ha publicado que cifras >60% alcanzarían valores de S del 69% y de E del 77%, con un valor predictivo positivo del 89%63, así como que junto con la disminución de la glucorraquia y la concentración del lactato en LCR, son las determinaciones con significación estadística, a partir del 50% de PMN, predictoras de MB frente a MV, con un OR de 20,19 (IC95%: 8,31-49,09; p=0,002)29.

Proteinorraquia

Otro de los parámetros clásicos estudiados en LCR en MA son las proteínas. En individuos sanos no deben superar los 45-50mg/dl1,58, estando discretamente elevadas en casos de MV (media en torno a 56mg/dl) y con un aumento más evidente en MB (media en torno a 135mg/dl)63. Con cifras superiores a 188mg/dl se alcanza una S del 87%, una E del 93% y un valor predictivo positivo del 67%, consiguiéndose un ABC-ROC de 0,93, según Viallon et al.18, para distinguir MB de MV, aunque la gran mayoría de estudios recientes en niños, adultos y ancianos publican una menor capacidad predictiva y discretas ABC-ROC en comparación con la proporción de PMN, glucorraquia o concentración de lactato11,27,29,50,59,61,63.

Glucorraquia

La disminución de la concentración de glucosa en el LCR se produce como consecuencia del propio metabolismo bacteriano y es un dato típico en caso de MB1. Asimismo, dicha concentración depende de la glucemia concomitante, y se ha establecido que en condiciones normales debería representar entre el 60-80% del valor de la glucemia1,59. Por ello se asume que un LCR debería tener >40-50mg/dl de glucosa. Así, en situación de normoglucemia, se ha postulado que con un PC <40mg/dl de glucorraquia se obtendría una S del 97% pero una E de solo el 49%, para diferenciar entre MB y MV18 (sin variaciones significativas en los diferentes grupos de edad50,60). Pero el valor de glucosa en LCR no es el parámetro más adecuado para diferenciar entre las MA, sino el cociente entre la glucorraquia y la glucemia, ya que la glucemia puede estar modificada según las enfermedades concomitantes, el momento del día y otros factores de consumo y estrés1,64. En un estudio reciente se establece que el PC del cociente (glucosa LCR)/(glucosa sérica) de 0,36 obtiene un excelente resultado, con una S del 92,9% y una E también del 92,9%64. Otro novedoso estudio establece que una glucorraquia <60% de la glucemia está presente en el 95% de las MB y le otorga un OR de 20,82 (IC95%: 8,86-48,96; p=0,001), de forma que junto al lactato y la proporción de PMN en el LCR y la PCT sérica serían los 4 factores individuales predictores de MB encontrados29.

Lactato

El lactato es uno de los productos del metabolismo anaerobio celular, y por tanto, en los procesos bacterianos es de esperar un aumento en LCR65. Se considera normal una concentración de 0-35mg/dl de lactato en el LCR, y una de sus características importantes es que esta es independiente de la del lactato sérico66, por lo que no hay que interpretar su concentración sérica como se debe hacer con la glucorraquia59. Aunque, como ocurre con la pleocitosis, sí se debe tener en cuenta que los valores de lactato en LCR disminuyen notablemente si se ha administrado una pauta previa de antibioterapia22,66,67.

Desde hace décadas se ha relacionado el aumento de lactato con la MB1,58, aunque también ha existido controversia sobre su verdadero rendimiento59. Pero en los últimos años se ha publicado de nuevo que es el marcador diagnóstico más seguro de MB entre las determinaciones que se analizan en el LCR68, incluso con un rendimiento casi insuperable con una ABC-ROC de 1, y unas S y E del 100%, en función del PC establecido >35mg/dl de lactato26.

En niños su determinación para distinguir la etiología bacteriana de la vírica es tan útil como en adultos, y el punto de controversia también se centra en el PC más adecuado. En la actualidad se ha recomendado un PC>33mg/dl, ya que con él se consigue una S del 95% y una E del 93,6%69, aunque otros estudios mantienen una horquilla más alta, considerando un rango, para el PC, entre 23 y 48mg/dl, con mejores resultados de ABC-ROC como exponente de su poder predictivo de etiología bacteriana de la MA21,70. En ancianos los estudios son más reducidos, sin poder establecer hasta el momento actual un PC específico para dicho grupo de edad21.

Aunque el PC más comúnmente elegido es 35mg/dl, en algunos estudios de adultos también se ha obtenido como mejor PC 33mg/dl, con un ABC-ROC de 0,942 (IC95%: 0,886-0,999; p<0,001), una S del 89,8% y una E del 86,9%29.

Dos metaanálisis recientes21,22 han confirmado el excelente poder predictivo del lactato y su superioridad sobre el resto de determinaciones analizadas en el LCR. En el primero de ellos, Huy et al.21, sobre 25 artículos (1.703 pacientes), calcula un poder excelente para el lactato, con un ABC-ROC de 0,984 para el lactato en LCR, significativamente superior que la de las otras determinaciones (glucorraquia, cociente glucorraquia/glucemia, proteinorraquia y pleocitosis total), por lo que sugiere incluso que podría usarse como marcador simple para el diagnóstico de MB (aunque también se refiere que sería conveniente hacer el resto de determinaciones para una fiabilidad máxima). En el segundo, Sakushima et al.22, que incluye 33 estudios y 1.885 pacientes, establecen como PC más óptimo para el lactato en LCR 35±1mg/dl, con lo que se consiguen excelentes resultados, con una S del 0,93 (IC95%: 0,89-0,96), una E del 0,96 (IC95%: 0,93-0,98), un coeficiente de probabilidad positiva de 22,9 (IC95%: 12,6-41,9), un coeficiente de probabilidad negativa de 0,07 (IC95%: 0,05-0,12) y una OR de 313 (IC95%: 141-698). Tal y como se ha referido anteriormente, los autores del metaanálisis muestran que en pacientes que han recibido antimicrobianos se reduce el poder diagnóstico, disminuyendo la S hasta 0,49 (IC95%: 0,23-0,75)22.

Procalcitonina

Al igual que en suero, se ha intentado relacionar los valores de PCT en LCR para intentar establecer diferencias entre MB y MV. Una publicación reciente compara la potencia diagnóstica de la PCT en suero y en LCR, concluyendo que la determinación en suero es mucho más útil que en LCR71. Aunque algún estudio sí ha encontrado diferencias significativas entre la concentración de PCT en MB frente a MA (4,71±1,59ng/ml vs 0,13±0,03ng/ml) en el LCR, estos se realizaron solo con 19 y 11 pacientes, respectivamente72. En cualquier caso, aunque se han elaborado más estudios para analizar la utilidad de la PCT en el LCR, estos tienen una potencia muy pequeña y además han obtenido resultados inferiores a los del resto de variables analizadas30-33. Por todo ello, en la actualidad no se recomienda evaluar la PCT en el LCR73-75.

Modelos mixtos (determinaciones séricas y en líquido cefalorraquídeo)

Aunque algunos autores han sugerido, para aumentar la capacidad predictiva de MB en el SU, valorar o asociar varias determinaciones realizadas en el LCR de forma conjunta18,20,22,28, en pocos estudios se ha publicado que al combinar las determinaciones que se realizan en la analítica sanguínea y en LCR se aumenta dicho poder diagnóstico18,29. Por otro lado, también se ha comparado el rendimiento diagnóstico de infección bacteriana de los BMI y las determinaciones urgentes analizadas en el LCR18,48,59. Por ello, resulta muy interesante estudiar en un mismo modelo al lactato en LCR (como mejor determinación pronóstica individual de MB)21,22 y la PCT (mejor predictor sérico)11,20,27, como ya indicaron hace años Viallon et al.18, y así mejorar más aún la capacidad predictiva de ambas variables. De esta forma, y con gran precisión, tanto si disponemos y conseguimos obtener LCR y analítica sanguínea, como si solo obtenemos muestra sérica porque no consigamos realizar una punción lumbar (lo que ocurre en el 10-30% de las ocasiones por estar contraindicada o por fallo en la técnica)8, la capacidad predictiva de MB con las pruebas disponibles de urgencias es excelente. Un estudio reciente29, que habrá que validar, muestra que el modelo que resulta de combinar una PCT ≥0,8ng/ml más lactato en LCR33mg/dl consigue un ABC-ROC de 0,992 (IC95%: 0,979-1; p<0,001), una S del 99%, una E del 98%, un valor predictivo positivo del 99% y negativo del 97%, con un coeficiente de probabilidad positiva de 55,29 y negativa de 0,01. Con el desarrollo y la validación de estos modelos aumentará la precisión diagnóstica y, es de esperar, la administración precoz y adecuada del antimicrobiano5, la solicitud de cultivos microbiológicos oportunos8 y la decisión de ingreso en el lugar apropiado76-78.

Conclusiones

La presentación clínica clásica, presente en menos de la mitad de los casos (signos y síntomas habituales), no proporciona una S ni una E óptimas para distinguir una posible MB de MV. Y esta es mucho menos específica en niños, ancianos, inmunodeprimidos y otros pacientes crónicos, lo que puede originar un retraso en el inicio del tratamiento antimicrobiano adecuado y precoz.

Existe un gran interés de disponer desde el SU de herramientas útiles e inmediatas para sospechar y distinguir los casos de MB de los de MV.

El lactato, la proporción de PMN y la glucorraquia en LCR, así como las concentraciones de PCT séricas, son los factores independientes relacionados significativamente y, además, con mayor capacidad predictiva de etiología bacteriana. Estos 4 factores, cuyo análisis está disponible habitualmente en los SU, constituyen una evidente aproximación diagnóstica cuya valoración debería ser clave, y obligada, para establecer la sospecha de MB, y así orientar hacia los recursos y el destino más adecuados que precisen estos pacientes de forma inmediata.

El modelo que combina la PCT sérica con el lactato en LCR consigue un poder predictivo de MB, con una S y una E superiores al 99%.

Se debe considerar una MB en los SU cuando el lactato en LCR sea >33mg/dl y/o la PCT sérica sea >0,25ng/dl.

Conflicto de intereses

Los autores declaran que no existe ningún conflicto de intereses.

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